Dos estados de ánimo

Valverde saluda a Zidane en un clásico reciente

Valverde saluda a Zidane en un clásico reciente / AFP

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Como futbolista Zidane era a menudo todo un misterio. En él convivían una serenidad serenidadzen. Cuando se le cruzaban los cables era tan imprevisible como cuando imaginaba una jugada.

En el Madrid conocían bien sus dos caras, pero como técnico hasta ahora solo había mostrado un aplomo envidiable. Algo cambió la semana pasada. Zidane se reunió con sus jugadores y cuando salió a atender a los periodistas mordió en cada respuesta.

Fue una versión mucho más áspera. Su hastío y enfado eran evidentes."Estoy cansado de oír según qué cosas, pero no lo voy a cambiar ni quielo hacerlo. Estoy cansado de escuchar que el Madrid está mal. Vende más no ser positivo", lamentó el paso viernes.

El sábado, tras la dolorosa derrota ante el Villarreal, mantuvo un tono escurridizo, pero más lacónico que de costumbre. "No tiene explicación", sentenció. Y desde luego parece difícil encontrar algún tipo de respuestas a lo que le ocurre al Madrid en la Liga.

La Supercopa de España auguraba catástrofes para el Barça; nadie imaginó un escenario parecido al actual 

Nadie era capaz de predecir un contexto parecido cuando el conjunto de Zidane desarmó al Barça en la Supercopa el pasado verano. Ese día Piqué deprimió al culé cuando dijo, "es la primera vez en diez años que el Madrid es superior a nosotros".

El mensaje fue tan rotundo como sincero en unos días de confusión tras la salida de Neymar al PSG. En ese desconcierto tuvo que remar a contracorriente Valverde. El mismo que ahora disfruta de una diferencia abrumadora en la Liga (19 puntos) sobre un Madrid en plena crisis.

El Txingurri ha ido moldeando el equipo, pero sobre todo ha sabido exprimir los recursos de una plantilla que, durante meses, ha tenido menos talento natural que otras temporadas

Valverde ya ha superado la racha de Guardiola el curso 2010-11 y suma 29 partidos invicto

Para lograrlo Valverde se volcó en dos factores: explotar la faceta goleadora de Messi y construir un equipo estable defensivamente. Más allá de estas dos premisas, su gran aportación ha sido recuperar la segunda unidad. 

Son muchos los secundarios que han dado un salto de calidad. Los casos de Vermaelen o Paco Alcácer, incluso André Gomes, son buenos ejemplos

El Barça de Valverde es sobre todo un equipo estable y mentalmente una roca. El encuentro de Anoeta tiene aroma de líder. La imagen de los jugadores hablando antes de salir al campo en la segunda mitad es la de un grupo con hambre. Metido.

El técnico ya ha superado con el triunfo en Anoeta la marca de Guardiola (28 partidos seguidos invicto el curso 2010-11) y suma 23 victorias y seis empates. Unos números que solo superó Luis Enrique (39 encuentros invicto) la temporada 2015-16. 

Valverde flexible, Zidane se enroca

La flexibilidad de Valverde (el 4-4-2 se está imponiendo al 4-3-3 y el 4-2-3-1) contrasta con la rigidez de Zidane. El Madrid se ha vuelto tan previsible en el juego como en los cambios.

En ataque se ha convertido en un equipo que abusa de los centros de los laterales. Y cuando Zizou mira el banquillo la afición del Madrid ya sabe lo que se viene: Lucas Vázquez por Isco. Y Asensio por cualquier delantero que acompañe a Cristiano.

En el discurso del francés, además, no hay autocrítica. El Madrid tiene los tics del equipo que se toma un respiro tras ganarlo todo. Los tiene en el juego y en el discurso

Zidane repite una y otra vez los mismos cambios; las intervenciones de Valverde cambian partidos

El Barça en cambio juega con la confianza de los equipos que están en dinámica ganadora. La llegada de Coutinho y Mina, así como la recuperación de Dembélé, refuerzan la idea de que el equipo aún está lejos de enseñar su verdadero potencial.

Y no tanto a nivel de resultados, sino de brillantez. El partido copero ante el Celta en el Camp Nou fue un aviso de las posibilidades de un equipo que además de ganar puede llegar a ser un espectáculo.

El Barça cerró la primera vuelta en Anoeta con 16 victorias y tres empates. Pero con la ambición de seguir creciendo. "Podemos hacerlo mejor", recordó el Txingurri tras enviar a hacer puñetas la maldición de Anoeta.