Valverde se tambalea: el vestuario empieza a dudar de él

A medida que pasan las horas, se ensombrece el futuro de Ernesto Valverde. Dentro del club ya son muy pocos los que le respaldan: el único que se mantiene firme es de momento el presidente Josep Maria Bartomeu, que se resiste a tomar una decisión, que sería la más traumática hasta la fecha de su presidencia. Hay que recordar que hace escasas semanas el técnico vasco fue renovado, y el propio presidente lo ratificó en público hasta dos veces después de Anfield.

Las declaraciones de Bartomeu ya sorprendieron a una parte de su junta, y por eso deben leerse en clave interna: estaba en realidad dirigiéndose a sus directivos para cerrar filas con el entrenador. Pero la derrota en la Copa ha vuelto a debilitar al entrenador y le ha puesto otra vez en el ojo del huracán de la opinión pública.

Es cierto que hay mucha gente en el foco: Pep Segura, muchas vacas sagradas e incluso la junta directiva. Pero tras el KO copero, ha habido una novedad significativa. En el viaje de vuelta, los capitanes del equipo lo vieron “hundido y sin capacidad de reacción” según cuentas fuentes cercanas, y han empezado a dudar seriamente de su capacidad para liderar con energía el proyecto de cara a la temporada que viene. Hay que recordar que los principales avaladores de Valverde han sido los jugadores, que en público le han mostrado su apoyo de manera reiterada y sin matices. Ahora este apoyo se mantiene en público pero empieza a resquebrajarse en privado. Algunos, incluso le achacan errores graves en el planteamiento del partido contra el Valencia.

Por otro lado, en la junta directiva crecen las dudas respecto al técnico básicamente porque no lo ven con fuerzas para liderar una revolución con unos jugadores con los que ha sellado unos pactos muy difíciles de romper. Muchos directivos piensan que el mismo que ha agasajado a las grandes figuras no puede ser el que coja el látigo.

De momento Bartomeu resiste, y el propio Valverde desliza a su gente más cercana que quiere continuar, pero la presión crece. Es un hecho que en estos momentos el entrenador del Barça se tambalea porque pierde apoyos a cada hora que pasa.