Urruti dijo adiós en Mallorca

Una imagen de Urruti en la final de Sevilla. Sería su último partido oficial como titular. Un año después volvería a jugar, entrando desde el banquillo, para despedirse en Mallorca

Una imagen de Urruti en la final de Sevilla. Sería su último partido oficial como titular. Un año después volvería a jugar, entrando desde el banquillo, para despedirse en Mallorca / ANTONI CAMPAÑÀ

David Salinas

David Salinas

El anecdotario azulgrana en Mallorca daría para una serie. En mayo de 2009 el equipo bermellón hizo el pasillo al Barça de Guardiola, campeón de Liga, y Eto’o, ídolo local por su pasado, lució el brazalete de capitán; en febrero de 2011 los banquillos desprendieron el reconocible perfume del Dream Team, con Pep en el del Barça y Michael Laudrup y Miquel Àngel Nadal en el del Mallorca; en marzo de 2012 tuvo lugar el famoso gol anotado entre Messi (de falta) y Alexis (que ¿peinó? el balón). Además, en ese partido el Barça, de verde, alineó a nueve canteranos de salida.

En noviembre de 2012, última visita, Messi superó a Pelé en números de goles en año natural. Y si se retrocede algo más en el tiempo, en Mallorca debutó con el primer equipo Xavi (con gol, aunque con derrota, en la Supercopa de España, en agosto de 1998) e Iniesta disputó su primer partido de Liga con la elástica azulgrana (diciembre 2002). Y, aún más atrás, el 31 de mayo de 1987, Urruti disputó su último partido oficial con el FC Barcelona, enmarcado en la jornada 41 de Liga, la del play-off.

Últimos 73 minutos

El carismático guardameta vasco, sin saberlo, no volvió a experimentar la sensación ni la intensidad de la lucha al más alto nivel. Su última aparición oficial, además, había tenido lugar en el Sánchez Pizjuán, en la fatídica final de la Copa de Europa contra el Steaua de Bucarest, el 7 de mayo de 1986. En la definición por penaltis paró los dos primeros lanzamientos de los rumanos, pero sus compañeros no lograron convertir ninguno. Ese verano, el del Mundial de México, se incorporó al Barça Andoni Zubizarreta, que relegó al idolatrado Urruti al banquillo. 

La única oportunidad que tuvo el guipuzcoano a lo largo de la temporada 1986-87 fue en Mallorca. Terry Venables, el entrenador, no contó con él ni para la Copa ni la UEFA. Y si pudo jugar en la Liga fue por lesión del titular, que sufrió una conmoción cerebral después de un violento lance con Tronquito Magdaleno, que “casi se me lleva la oreja”, reconoció el propio Zubizarreta. El encontronazo se produjo en el minuto 5, pero después de ser atendido, el guardameta regresó al campo, aunque poco después, en el minuto 17, pidió el cambio.

Tras el partido, Urruti no dejó de interesarse por Andoni, que había ingresado en la Policlínica Miramar para ver valorado. “Lo único que me preocupa es cómo se encuentra”, dijo el meta, de 35 años. “Estoy feliz por el resultado pero lo más importante es que Andoni se recupere satisfactoriamente”, agregó.

El Barça acabó ganando el partido gracias a un gol de Lineker en el último minuto del primer tiempo y Zubizarreta se recuperó al cien por cien, regresando bajo los palos en el partido siguiente, en el Camp Nou contra el Espanyol.

Adiós agridulce

Urruti regresó al banquillo y ya no volvió a saltar a un terreno de juego para disputar puntos o eliminatorias. Su carrera profesional, en la elite, se cerró en el Luis Sitjar de Mallorca, donde saboreó la felicidad de la victoria y dejar el marco a cero, una de sus grandes virtudes, pero contrariado por tener que jugar por lesión de un compañero.

Esa temporada volvió a disputar un partido (amistoso) contra el PSG, en el Mundialito de Milán, pero la siguiente campaña, la última en el Barça (1987-88), no jugó nada. Solo algunos bolos (Andorra, Mollerussa, Figueres, Tortosa y Fraga –su último partido, el 12 de octubre de 1987–) y el Gamper (Ajax). Toda la temporada se la pasó en el banquillo y Luis Aragonés, el técnico que acabó el curso después de tomar el relevo de Venables, cesado, no le brindó la posibilidad de despedirse sobre el terreno de juego.

En mayo de 1988, a través de su abogado, Urruti recibió la carta despido. Fue uno de los represaliados tras el Motín del Hesperia. Después de seis años en el Barça, se fue con sabor agridulce: “Lo he dado todo en este club. Creo que  mi comportamiento ha sido ejemplar y ésta no era una manera correcta de darme la baja. La Real Sociedad me ha visto nacer, el Español crecer y el Barcelona me tenía que ver morir”.

“Me retiro con pena, pero con dignidad”, dijo después de firmar el finiquito con el Barça y una cláusula por la que se comprometía a no fichar por ningún equipo a cambio de percibir la totalidad de la ficha especificada en el contrato que le restaba por cumplir con el Barça. Tenía 36 años y ofertas del Betis y el Figueres, pero colgó los guantes y entró de lleno en el mundo de los negocios… hasta la fatal madrugada del 24 de mayo de 2001, cuando se accidentó circulando por la Ronda de Dalt.