FC Barcelona
El triplete llama a la puerta
La remontada ante el Celta inicia un mes en el que al final del camino espera la eternidad

RFEF
El Barça se malacostumbró durante mucho tiempo a ganar los partidos por aplastamiento, hundiendo a sus rivales bajo los palos y celebrando, uno tras otro, los goles que iban cayendo. Le ocurrió al Real Madrid, al Bayern, al Valencia, al Betis, al Dortmund... Así, poco a poco, fue colocando sus piezas sobre el tablero de la temporada hasta situarse en una cómoda posición que le ha convertido en uno de los tres candidatos a ganar el triplete junto a Inter y a PSG.
Lo más difícil, sin embargo, está por venir y para conquistar Copa, Liga y Champions, será imprescindible mejorar las prestaciones de las últimas semanas. El Celta estuvo a punto de lograr lo que hacía pocos días había hecho el Dortmund.

La recuperación de Dani Olmo es una gran noticia para Hansi Flick / AP
Flick pidió celebrar la clasificación para semifinales tras caer en Alemania. Y así debe ser porque hacía seis años que el Barça no las olía. En definitiva, puso por encima del juego el resultado, algo que en este club suele ser antinatural porque el Barça no sabe ganar sin jugar bien. Es imposible.
Fe y fútbol
Ante el Celta pasó algo similar, pero el alemán no necesitó lanzar ningún mensaje: Montjuïc se volvió loco tras el penalti de Raphinha que culminaba la remontada. Es normal que así sea cuando faltan solo seis jornadas para el final, pero, de nuevo, el resultado (y en este caso la fe, el carácter y la ambición) volvieron a pasar por encima del juego, que fue, otra vez, insuficiente. Durante muchos minutos los blaugrana estuvieron a merced de un rival que supo exactamente cómo y cuándo hacerles daño, una situación preocupante que no es la primera vez que se da en los últimos meses.
Ocurrió ante el Benfica en Lisboa, pero también ante el Atlético en la Copa y en la Liga. En todas esas ocasiones, como ayer, el Barça salió airoso porque, además de fútbol, los de Flick están demostrando tener aquello que distingue a un equipo campeón del que no lo es: hambre. Mucha hambre. Hambre de victorias y hambre de gloria. Hambre de eternidad, la misma que se ganaron quienes formaron parte del Barça en 2009 y 2015.
Nada está hecho y todo es posible en un proyecto que ya ha logrado algo que escaseaba desde hacía demasiado tiempo en el barcelonismo, esa ilusión vertebradora que todo lo inunda. Pero queda lo más difícil y es una evidencia que el equipo llega algo justo de fuerzas como prueban las lesiones de Balde o la de Lewandowski. Al otro lado, grandes noticias como la confirmación de un Ferran que está para todo, no solo para ser revulsivo, el regreso a lo grande de Dani Olmo y la recuperación mental de Raphinha. Se acabaron los prolegómenos, el triplete llama a la puerta.
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