Historia SPORT

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El tremendo 'efecto Messi' sobre compañeros y rivales

El brillo de los ojos iluminó las caras de los jugadores del Barça cuando Leo saltó al césped del Villamarín

Los futbolistas béticos se miraron resignados y la cabeza gacha, conscientes de que Leo es imparable

Messi empató el duelo ante el Rayo a pase de Griezmann

Leo Messi puso el 1-1 ante el Rayo que abrió la lata de la remontada culé / RFEF

German Bona

German Bona

Es sensacional, digno de estudio, como la sola presencia de un futbolista sobre el césped puede cambiar ya no solo un resultado sino las actitudes de sus compañeros y rivales. Pero es que este futbolista no es uno cualquiera, es el mejor del mundo y en el Benito Villamarín se pudo comprobar en toda su magnitud la influencia de un Leo Messi desbocado.

Solo con saltar a calentar ya se notó algo en el ambiente sevillano en una noche fría y ventosa. Los futbolistas béticos empezaron a mirar la banda más de lo habitual, también los azulgranas, pero mientras estos últimos lo hicieron con esperanzas, los primeros rogaban que el momento se demorara lo máximo posible. Iban por delante en el marcador y sabían que Messi podía dar al traste con sus planes.

Y vaya si lo hizo. El efecto fue inmediato y devastador. Solo entrar dio unas pequeñas instrucciones a sus compañeros en el ataque por dónde se tenían que colocar. Marcó un golazo como el que se levanta cada día para desayunar y mientras Leo ya estaba pensando en el segundo, sus compañeros le abrazaron efusivamente. El primero en llegar, Pedri. Les había cambiado por completo el brillo en los ojos. De la impotencia a la ilusión. Jordi Alba, hay que tener confianza, le apretó los mofletes cariñosamente como diciendo: "¿Te das cuenta de lo que has hecho con solo dos minutos en el campo?".

Messi siguió su recital y a Manuel Pellegrini le empezó a doler todo. Movimientos intranquilos, miradas a sus ayudantes. "¿Qué hacemos?" La grada bética, es decir, los suplentes y no convocados, habían animado muchísimo hasta ese momento, pero ya les quedaba poco por decir. Parecía que la suerte estaba echada. Unos metros más a la derecha, Ronald Koeman, que se dejó ver menos que su colega chileno, resopló de alivio. La grada azulgrana 'alucinó' con su capitán.

Felicitaciones de admiración

En el autogol de Víctor Ruiz, Leo fue a animar a un Griezmann que se reía de forma irónica, entre enfadado por su clamoroso error y aliviado porque había entrado. 'D10s' gritó muchísimo, se liberó cuando marcó Trincao el tanto del triunfo, pero le quedó tiempo para pedir cabeza a sus compañeros. El partido no había acabado.

Y cuando por fin Del Cerro Grande pitó el final, Messi se fue abrazando con todos los que se le fueron acercando. Griezmann, de nuevo Pedri, de nuevo Trincao, cómp no, Jordi Alba... Le veneran, saben que esta victoria no hubiera sido posible sin su entrada al césped. También se acercaron algunos rivales, derrotados, pero admirados. Así es Messi, capaz de levantar a un equipo que estaba contra las cuerdas y de destrozar a un rival que se las prometía muy felices... hasta que el argentino pisó el césped del Villamarín.