Historia SPORT

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El trágico final de Medrano

Falleció en un accidente de tráfico en Guayaquil, en agosto de 1978. Tenía 45 años

Fichado por Helenio Herrera para sustituir a Ramallets, el guardameta argentino tuvo un paso fugaz por el Barça entre 1959 y 1961. Brilló en el fútbol colombiano y ecuatoriano

Carlos Domingo Medrano, el día de su debut oficial en el Camp Nou, contra la Real Sociedad (3-0). Temporada 1959-60

Carlos Domingo Medrano, el día de su debut oficial en el Camp Nou, contra la Real Sociedad (3-0). Temporada 1959-60 / Domingo

David Salinas

David Salinas

Carlos Domingo Medrano Lescano nació en 16 de abril de 1933 en Coronel Suárez (Argentina). Se inició en las filas del Club Sportivo Dock Sud de Buenos Aires, popularmente conocido como “el Docke”, entre 1953 y 1956, pasando después por Argentinos Juniors (1957) y regresar al “Docke” (1958). Siguió su carrera en el Club Atlético Tigre (1959) para dar el salto al FC Barcelona, en septiembre de 1959.

El fichaje de Medrano lo gestó el entonces entrenador azulgrana, Helenio Herrera, que había viajado a Argentina meses atrás en busca de un sustituto de calidad para la leyenda Antoni Ramallets, ya en el ocaso de su carrera. Se comentó entonces que el ‘Mago’, para justificar el desplazamiento, contrató a Medrano, un portero desconocido en Europa. Durante su periplo culé fue conocido en el vestuario como el ‘Tigre’ por proceder de un equipo con el mismo nombre.

Etapa azulgrana

Medrano, que firmó por tres temporadas (hasta junio de 1962), debutó con mal pie. Encajó cuatro goles en un amistoso contra el Mallorca (1-4) en Les Corts. Su debut oficial llegó el 8 de noviembre de 1959, en Los Cármenes, entrando por lesión de Ramallets (le abrieron una brecha en el párpado derecho) en el minuto 40, manteniendo el marco a cero (0-0). ‘Vida Deportiva’ vio así al argentino: “Ágil, seguro y valiente. Detuvo balones muy peligrosos y demostró cualidades para ser titular en el Barcelona”.

Medrano siguió en el marco contra la Real Sociedad en el Camp Nou (3-0) pero la recuperación de Ramallets lo mandó nuevamente al banquillo. Hasta que H.H. vio la posibilidad de devolver la titularidad al argentino y así justificar su fichaje. Fue cuando Ramallets, que venía de encajar tres goles en Zaragoza (3-1), elevó una queja a la directiva como uno de los capitanes con motivo de unos obsequios navideños que no gustaron a la plantilla.

El entrenador confió entonces en Medrano para la visita a San Mamés el 3 de enero de 1960… Pero el Barça, pese a adelantarse en el marcador, fue desbordado por la velocidad y el juego aéreo de los ‘leones’ (4-1). El cese de Herrera en abril, tras el KO del Barça en la Copa de Europa ante el Real Madrid, dejó al argentino en una posición complicada, aunque el nuevo técnico, Enric Rabassa, contó con él para el primer partido, de Copa contra el Ferrol (1-3). Primera y única vez.

La temporada siguiente (1960-61), con Ljubisa Brocic, no tuvo ninguna oportunidad por entrar en vigor una nueva norma con carácter retroactivo: la RFEF prohibió jugar a los extranjeros, aunque estuvieran nacionalizados, como Medrano, si no llevaban más de tres años en territorio patrio. Si jugó con Enrique Orizaola, en el cargo desde enero de 1961, pero un partido europeo, de la Copa de Ferias, contra el Hibernian y con derrota (3-2). Fue su despedida. Medrano rescindió el contrato al no poder jugar. No tuvo muchas oportunidades, pero no cuajó. Y dejó algunas anécdotas: en una ocasión pidió 200 entradas para un Barça-Madrid y cuando el club se enteró que eran para un amigo suyo, que las vendía en un bar, solo le dieron 10. También se ganó alguna reprimenda por sus salidas nocturnas…

Viaje de vuelta

Regresó a Argentina y fichó por River Plate (1961-1963), aunque no tuvo minutos en un plantel en el que convivió con el intocable Amadeo Carrizo además de Rogelio Domínguez y Hugo Gatti. Peregrinó entonces por Rosario Central (1964), otra vez “el Docke” (1965) y Deportivo Morón (1966) para iniciar una aventura por Colombia: Atlético Quindío (1967, 1968 y 1969). Allí se convirtió en leyenda al contener ocho penaltis de nueve que le lanzaron entre marzo y octubre de 1967. Se le apodó el ‘antipenales’. En Colombia cambió su segundo apellido y se presentó como Medrano Milé, en homenaje a su madrastra, la mujer que lo cuidó después de que su padre, Leopoldo Segundo, con raíces vascas, se casara en segundas nupcias.

Entre 1969 y 1970 defendió el marco del Barcelona de Guayaquil, convirtiéndose en el primero y hasta ahora único futbolista en jugar partidos oficiales con los dos ‘Barcelonas’. Con los ‘canarios’ jugó 29 partidos y consiguió el subcampeonato de 1968. Siguió atajando con la camiseta del CD Macará de Ambato (1971), CD Olmedo (1972, fue capitán) y Bonita de Machala (1973), donde alternó su labor de arquero con la de técnico junto a Marco Poveda. Fue campeón y, por vez primera, un equipo de El Oro jugó en la máxima categoría del fútbol ecuatoriano.

A finales de 1974 regresó a Guayaquil reclamado por su compatriota José María Silvero, ex de Boca, entonces entrenador del Emelec. Su pista desapareció y nada se supo de Medrano, por lo menos públicamente, durante décadas, hasta la aparición de un certificado para su inhumación y sepultura. En él consta que falleció en un accidente de tráfico en Guayaquil, en la mañana del 6 de agosto de 1978, sufriendo lesiones en el cráneo y las piernas. Tenía 45 años y días atrás pudo ver a Argentina ganar el Mundial.

Este artículo pudo completarse gracias a la colaboración de Fernando Arrechea. También a la ayuda de Toni Closa, Josep Pablo y Alberto Salas. Y a las asistencias desde Colombia de Libardo Rivera y Nelson Romo.