Thierry Henry toca el cielo en el Mundial 98

La suya es una carrera sin prisas porque a los 20 años ya logró el título más preciado por todo jugador

Con veinte años Thierry Henry se proclamó campeón del mundo. El jugador francés tocó el cielo con dos años menor que Ronaldinho, que logró levantar el título mundial a los 22. La suya, desde entonces, es una carrera sin urgencias, sin prisas porque a tan pronta edad ya logró el título más deseado.

Henry había sido seleccionado por primera, y única vez, por Aime Jacquet siete meses antes de ofrecer la convocatoria de los 23 jugadores para disputar el Mundial que se iba a jugar en su propio país. El 23 de mayo de 1998 entró en la lista de Jacquet pese a su escaso balance internacional.

Henry le robó el puesto a Nikolas Anelka, a quien curiosamente años después sustituiría en el Arsenal. Su gran actuación en la Liga de Campeones con el Mónaco había sido clave para que el seleccionador francés le diera la opción de Henry. "Fue siempre un sueño para mi llegar a jugar un Mundial", explica en el libro biográfico de Oliver Derbyshire. Días después de digerir esta inclusión en la selección, apostaba por Inglaterra: "Todos dicen que Brasil es favorito pero yo creo que lo es Inglaterra", declaró a Sunday Mirror. La razón es que el entrenador era Glenn Hoddle, un técnico que, como él, coincidió con Wenger en el Mónaco. "Cuando era un niño lo veía por televisión y entre ambos hay algo en común: Wenger es nuestro mentor", agregaba en sus declaraciones.

Antes de la disputa del Mundial, Francia disputó dos amistosos: Bélgica (1-0) y Marruecos (2-2). Henry jugó la última media hora en el primer partido y todo el encuentro en el segundo.

Su inicio en el campeonato no pudo ser más brillante porque marcó un gol en el primer partido de la fase previa y dos en el segundo. Henry salió a falta de 30 minutos contra Africa del Sur y marcó pasado el tiempo reglamentario (m. 91). En el siguiente encuentro, contra Arabia, Jacquet le dio la oportunidad en el once titular y Henry respondió con dos de los cuatro goles. Con tres goles en dos partidos, Henry era el máximo goleador del campeonato y, de largo, el que más había metido de la selección gala.

Jacquet no se volvió loco, le siguió alternando de delanteros según el encuentro. Henry no fue un titular fijo pero es que esa Francia no tenía delanteros inamovibles. En el único partido en el que no participó fue en la final, disputada contra Brasil. Henry vio el partido desde el banquillo y saltó de alegría como un aficionado más al final del mismo.

Henry llevó en ese campeonato el dorsal número 12, un número que ha mantenido con el paso de los años. No es así en otros equipos que, como en el Barcelona, lucirá el 14.

Después de las celebraciones, Henry se fue a Guadalupe para abrazarse a su padre y al resto de su familia. Había llegado a lo más alto y tenía aún toda la carrera por delante.

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