Susila Cruyff: "El legado de mi padre sigue vivo"

Javier Rodríguez Marzo

Javier Rodríguez Marzo

“Se estará riendo como un loco viéndome conceder esta entrevista”.  En muchos momentos Susila Cruyff habla de su padre como si aún estuviera a su lado. Y lo está pese a que este sábado hace dos años que Johan nos dejó. Su hija cree que debe sentirse orgulloso por cómo su legado no solo se mantiene intacto sino que crece día a día que pasa...

Susila recuerda mucho a su padre. No solo fisícamente: los ojos, su cuerpo delgado y fibroso... También por su carácter: vehemente, directo  y sincero... Pura sangre Cruyff.

Han pasado dos años ya. ¿Cómo lo llevas?

Para empezar, estos dos años me saben a seis meses. Ha pasado todo muy rápido. Al principio estábamos todos en shock. No nos lo acabábamos de creer. Pero con el tiempo llegó el momento más duro, ese en el que te das cuenta de la realidad, de que ya no lo vas a ver nunca más.

Pero había que seguir...

Sí. Y lo hemos hecho con esa ilusión por llevar adelante el legado que nos ha dejado.  Con la Fundación Cruyff (de la que es presidenta) y el resto de iniciativas del mundo Cruyff que llevan su filosofía detrás. Hemos puesto mucha ilusión y ganas en que todo lo que nos dejó no se fuera abajo y creo que estaría orgulloso porque lo estamos consiguiendo. 

Además del trabajo, el cariño de la gente también ha ayudado, ¿no?

Personalmente, hasta ahora huía bastante de la figura pública que era mi padre, pero sinceramente tantas muestras de cariño me han hecho mucho bien. Te das cuenta de lo que ha afectado a las vidas de tanta gente. Personas que no le conocieron o que incluso le conocieron un solo día te cuentan cosas sorprendentes.  

Por ejemplo...

Hace poco un señor me explicó que mi padre le había ayudado a pagar la operación de su hijo, gravemente enfermo.

Y eso que le llamaban pesetero.

La persona más lejos del mundo de ser pesetero. Pero no se cuenta. Desde el primer contrato profesional que tuvo ya donaba dinero en Holanda a un hospital de niños. De pequeñitos nos llevaba a comprar regalos de Navidad para los niños de un orfanato que había cerca de casa. Decía que tenía una deuda con la sociedad como personaje público y sentía que tenía que devolverla.

¿Cómo se ecuentra tu madre?

Luchando. Es el amor de su vida. Cuando se casaron tenía 19 años. Nunca había estado sin él. Es muy duro para ella. Pero nos dice que mientras la necesitemos nosotros, luchará cada día para estar bien. Seguramente mi padre le ha obligado a que tiene que ser así (ríe), pero le echa mucho de menos.

Como toda la familia.

Se nota mucho su ausencia. Era el centro de la familia. Igual que en público. Me impactaron mucho las imágenes del Camp Nou cuando pusieron su foto para que la gente se pudiera despedir. Tanta emoción, gente con lágrimas en los ojos... Todo ese cariño me hace sentir orgullosa. Porque cuando vivía me llamaba más la atención la crítica... A mí me cabreaba. Porque decían cosas que no eran  verdad. Ahora es al revés. Oigo poca crítica y me llama la atención lo bien que la gente habla de él. La pena es que no se lo dijeran cuando estaba vivo. 

Plantó cara a su enfermedad.

Era una persona muy positiva. Siempre  decía que la suerte hay que buscarla. Yo le acompañaba a todas partes, incluso a la quimioterapia. Y me decía que la quimio era su amiga. Luchaba con ella contra el cáncer. Iba encantado.  Estábamos allí cinco horas sentados y hablábamos de todo. Era de los que decía que si piensas que vas a perder no hace falta ni que salgas al campo. 

Casi nos convenció de que iba a ganar el partido. 

Siempre hay que salir con esa mentalidad, pero no lo cogieron a tiempo.  Al primer cáncer le ganaba por dos a cero, pero no se pudo controlar para alargar su vida tres o cuatro años.  Era muy agresivo, mutó y se extendió por todas partes. Fue un shock.

Lo afrontó con entereza.

Hasta la ultima semana estaba genial. Fue a Israel con mi hermano y tenía muchos planes inmediatos. Por suerte no tuvo tiempo ni para sufrir ni de estar triste. Y me decía: Susila, esto no es un drama. He vivido mi vida a tope. Es como si hubiera vivido cien años. He disfrutado de todo.Y es verdad. Siempre disfrutó de todo. Se levantaba y ya estaba cantando en la ducha.

¿Cómo era como padre?

Muy exigente. Y como sus jugadores, me cabreaba mucho con él, pero con los años te das cuenta de porqué hacía las cosas. Yo era muy responsable de pequeña. No me sobraban horas al día y cuando le pedía mil pesetas, me decía: “Pues me lavas el coche”. ¿Por qué me haces eso?, decía yo.  Saco buenas notas, entreno cuatro horas a caballo, tengo que estar en la mesa cenando a las nueve porque si llego tarde me castigas sin cenar...

¡Vaya con papá Johan!

Él me decía: “Susila,  lo más fácil sería dártelo todo. Pero cuando yo tenía 12 años se murió mi padre con 45 y me sentí superperdido. Por eso he  llegado a la conclusión de que mi rol de padre no es dártelo todo sino enseñarte  a cuidar de ti misma para el día que yo no esté”. 

Tenía razón, ¿verdad?

Y tanto. Ahora se lo agradezco un montón, pero me cabreaba como una mona. Es algo que he hablado mucho con Pep (Guardiola). Sabía a quién apretar. Lo mismo hacía con sus jugadores. A los jóvenes les decía que disfrutaran y a las vacas sagradas les pedía responsabilidades.

Finalmente, se han tendido puentes con el Barça...

El tiempo lo pone todo en su sitio. El abrazo final con el Barça a través de su Fundación junto con la Obra Social La Caixa ha abierto un camino ilusionante hacia el futuro.

Lógicamente, te transmitió su pasión por el fútbol.

Sí. Soy muy futbolera. En los últimos años no voy tanto al campo, pero antes no me perdía un partido. Y estuve en las finales de Champions... Siempre decía que quería un equipo con todos a un nivel de siete antes que uno que tuviera a un jugador que un día estuviera a diez y otro a tres. Lo que más valoraba siempre, dentro y fuera, era el esfuerzo.

Messi siempre está de diez.

Cuando empezaba, ya me dijo que Messi iba a ser muy grande. Lo vio enseguida, cuando era muy joven. Decía que era especial. Le encantaba .

Palabra de Cruyff.