El sueño inacabado, así fue el demoledor Barça de la MSN

La 'MSN', lista para la recta final de la temportada

La 'MSN', lista para la recta final de la temportada / sport

Dídac Peyret

Dídac Peyret

"Es raro que un argentino, un uruguayo y un brasileño nos llevemos tan bien, pero es así”, llegó a admitir Neymar. Pero esa fue la clave del éxito del tridente: la química fuera del campo se tradujo en la delantera más temible del mundo.

Lo que parecía una lucha de egos inevitable, lo que apuntaba a un equilibrio imposible, funcionó contra pronóstico. Incluso Luis Enrique, un técnico intervencionista, terminó aplicando aquello de 'laissez faire et laissez passer'. La autogestión fue tan evidente que fue Messi quien terminó dejándole la posición de ariete a su amigo Suárez.   

Lo explicó el uruguayo a este diario con una anécdota que es un retrato preciso de cómo funcionaba el tridente: 

"El sistema táctico que teníamos con Luis Enrique era de Leo jugar de falso nueve, tirándose al número diez. Ney iba por un lado y yo por el otro pero, a mi me tocaba más ir entremedio del central y el lateral, más para dentro. Y bueno, después en un partido contra el Ajax. Ellos estaban muy atrás y claro Leo en esa posición había veces que se sentía sin espacios y yo me metí por ahí. Hicimos dos jugadas y cuando ya me iba a cambiar, Leo me dice: ‘Si querés quédate ahí’. Como preguntándome. Me quedé en esa posición y luego Luis Enrique, que es el que decidía, lo dialogó, lo conversó, y nos dijo: ¿Os gustaría seguir así?  Conmigo de  ‘9’. Los tres dijimos que sí. Y así se quedó".

La buena relación entre Messi, Suárez y Neymar se gestó entre asados y mate

Aquel Barça, el último que ganó la Liga de Campeones, terminó inevitablemente siendo el de Messi, Suárez y Neymar. El mismo equipo que se había definido por sus centrocampistas pasó a ser el de los delanteros.

Resultó imposible para el equipo no jugar para ellos. Ese Barça buscaba tan rápido como podía a sus delanteros. El balón tenía que pasar el mayor tiempo posible por aquellos tres fenómenos.

De esa tendencia fue surgiendo un Barça que se encontraba cómodo al contragolpe. Con Neymar siendo un diablo en la banda izquiera recibiendo al pie o al espacio. Con un Messi siendo Messi. Y Suárez en un momento exuberante de forma. 

El Barça de los centrocampistas pasó a ser el de los delanteros y el equipo terminó partido en dos: el tridente y el resto

En tres temporadas fueron capaces de sumar 363 goles122, la temporada 2014-14. 131, la 2015-16. Y 110, la 2016-17. La contribución de Neymar fue indiscutible con 39 tantos en su primera campaña con Luis Enrique31 la segunda, y 25 en la tercera. 

Desde que Neymar se marchó a París las cifras goleadoras del Barça han bajado, a pesar de la inversión en Dembélé y Coutinho. Entre Messi (45), Suárez (31) y Dembélé (4) marcaron 80 goles la temporada 2017-18, a los que hay que añadir los 10 de Coutinho que llegó en la segunda vuelta.

Esta campaña los registros han subido a 101. Messi (51), Suárez (25), Dembélé (14) y Coutinho (11)  se han acercado a las peores cifras del tridente: los 110 goles la temporada 2016-17.

"El tridente del Barça es la mejor delantera de la historia", llegó a decir Luis Enrique. Y Neymar no se cansó de resaltar la sintonía entre los tres. "Siempre estamos juntos, nuestra amistad es muy grande. No sólo con Suárez, también con Messi. Dentro del campo las cosas fluyen, porque siempre nos ayudamos, estamos contentos cuando el otro marca y eso siempre es bueno para nuestro equipo".

EL CLIC DE NEYMAR

Para explicar cómo Neymar pasó de sufrir con la camiseta del Barça a disfrutar hay que remontarse a sus primeros meses en el club. "Messi me vio que estaba medio llorando porque no había hecho un buen primer tiempo. Vio que estaba triste y empezó a hablar conmigo", recordó. 

"En el momento en que más necesité su apoyo, el hombre del equipo, el mejor del mundo vino, me dio la mano y me dijo ‘ven aquí, tú tienes que ser tú mismo, tienes que ser feliz, tienes que ser el mismo chico que eras en el Santos, no seas tímido, no tengas miedo de mí ni de nadie de estoy aquí para ayudarte’”, explicó en marzo a la 'TV Globo'. 

También contribuyeron los asados en casa de Mascherano. Esos encuentros fuera del campo del tridente fueron el punto de partida en la construcción de una delantera mítica.

Un tridente que se fue convirtiendo en problema y solución. Con el paso del tiempo el Barça se fue partiendo en dos: el tridente y el resto del equipo (el que atacaba y el que defendía). Pero que en sus mejores días fue un ciclón imposible de parar para los rivales. 

La historia se torció cuando Neymar buscó escribir su propia historia en París lejos de la sombra de Messi y Suárez. Dos años después al brasileño le consume la 'saudade'. Con ellos tiene un grupo de WhatsApp llamado 'Los tres sudacas'. Y con ellos sueña con volver a jugar la próxima temporada.