Stoichkov: "La mentalidad no se compra en ningún quiosco"

El exdelantero recuerda que el Barça conquistó la primera Copa de Europa con un vestuario que "era una familia con un objetivo común: ser los mejores y generar orgullo entre nuestros aficionados"

"No he dejado de brindar ni un solo año por los socios culés. Había muchas heridas por cerrar"

Hristo Stoichkov fue titular en la final de Wembley 1992

Hristo Stoichkov fue titular en la final de Wembley 1992 / Josep Maria Arolas

Xavi Torres

Xavi Torres

Hristo Stoichkov (8-2-1966) ya tiene la botella de cava en el congelador. Como cada 20 de mayo desde aquel de 1992, el búlgaro brindará con su familia y amigos para celebrar la primera Copa de Europa del FC Barcelona, la del Dream Team de Johan Cruyff que cambió la historia del club.

¿De verdad no ha dejado de brindar desde entonces?

Ni un solo año. Aquello fue muy importante para el club, para los entrenadores y jugadores pero sobre todo pienso en los socios y aficionados del Barça. Había muchas heridas por cerrar. ¿Cómo puede ser que 30 años después aun se te acerque gente a darte las gracias? ¡Si es que todavía se me pone la piel de gallina!

¿Quizá porque fue la primera?

Seguramente. Hoy el Barça ya tiene cinco Champions y esperemos que pronto puedan llegar muchas más pero la realidad es que entonces nuestra gente sufría un vacío terrible. Las finales perdidas de Berna y Sevilla habían provocado un colapso emocional y un miedo terrible a enfrentarse a la posibilidad de jugar una final de la Copa de Europa. Nosotros lo notábamos en la calle y en el Camp Nou pero sabíamos que aquél era nuestro momento.

¿Por qué?

Porque Johan era un genio y sabía lo que hacía: construyó un equipo poco a poco, buscando las piezas que necesitaba para cada función, con el carácter de los vascos, con el alma de los catalanes, con los mejores extranjeros... Y con hambre de títulos. Ser ganador es muy importante y en estas situaciones de tanta presión solo hay una certeza: quien tiene miedo no gana el partido. Y lo que está claro es que la mentalidad hay que fabricarla porque no se compra en el quiosco.

¿Pero jugándose la vida da tiempo a pasárselo bien?

¡Salid y disfrutad!, que decía Johan. Bueno, la leyenda, porque bien, bien, el míster jamás dijo eso. Siempre era positivo y sus charlas iban destinadas a quitarnos presión y esa frase hizo fortuna. Aquel grupo era mentalmente muy fuerte, difícil de tumbar. Ganamos tres Ligas en la última jornada y la Copa de Europa, en la prórroga. Johan empezaba a ganar los partidos en la sala de prensa y nosotros teníamos una mentalidad ganadora. Fíjate que al Deportivo y el Real Madrid, que eran unos equipazos, les temblaron las piernas...

¿No hubo un alto grado de suerte?

¡Por favor! ¡Aquel equipo creía en la idea y en sus posibilidades! En los entrenos saltaban chispas y quien no jugaba se cabreaba y apretaba las tuercas. ¡Jamás he visto tanta competitividad en cada rondo, en cada juego de posición, en cada partidillo! El míster era muy exigente, muy duro si te veía dudar. Quería cambiar la historia del club porque él la conocía bien.

Hristo, en un acción en la final de Wembley, junto a Juan Carlos

Hristo, en un acción en la final de Wembley, junto a Juan Carlos / Ignasi Paredes

¿Qué quiere decir?

Que él, siendo el mejor jugador del mundo, en cinco años en el Barcelona solo ganó una Liga y una Copa. ¡Y la anterior Liga se había ganado 14 años antes! ¿Os lo imagináis ahora? Imposible, ¿verdad? Johan sabía que había que cambiar muchas cosas, entre ellas, el nivel de exigencia y la mentalidad. Y lo consiguió, con el compromiso de todo un grupo fantástico...

Cuando habla de compromiso, ¿a qué se refiere?

A que en aquel grupo, los veteranos y los jóvenes formamos una familia con un objetivo común: ser los mejores y generar orgullo entre nuestros aficionados. Deseo es la palabra. Hablaré por mí: yo era un joven búlgaro que venía del comunismo con una cultura deportiva y social muy diferente. En verdad, todo era muy distinto a lo que me encontré en Barcelona. Sin embargo, como agradecimiento a la apuesta que el club había hecho por mí yo me exigí una rápida adaptación y darlo todo para rendir como Johan esperaba. A él le tengo que estar muy agradecido, por su sabiduría y dedicación; a mis compañeros, también, por su generosidad y paciencia; y a los primeros amigos que tuve, que lo siguen siendo hoy, por abrirme los brazos en tierra desconocida. Todos me hicieron saber lo que era el Barcelona y Catalunya. ¿Y sabes qué?

Usted dirá...

Que creo que este elemento del compromiso con el club y con el país se echa de menos ahora. Tengo la sensación de que algo falla. No veo una plena integración de los futbolistas que vienen de lejos. ¡Y es muy importante! Nosotros éramos una familia, cenábamos a menudo todos juntos acompañados de nuestras familias, salíamos de fiesta, vivíamos los unos para los otros. Hoy la mayoría van a la suya, con su Instragam y sus redes sociales. Todo ha cambiado mucho y no sé si para bien. Todo es más individual. Aquella unión, aquel buen rollo permanente, las bromas de Txiki, Salinas, Nadal, las partidas en el avión, los piques y las apuestas... El respeto por los veteranos, Alexanko, Zubizarreta, Koeman, luego Bakero; la humildad de los jóvenes, Pep, Ferrer, Amor, Busi, Sergi más tarde... ¿Tenemos una pastilla para regresar a aquellos tiempos?

Me temo que no. Pero siga...

Decía que cuando yo llegué no tenía ni idea de la cultura Barça. Pero en seguida me hablaron de Quini y Krankl, goleadores como yo, de Kubala, Manchón, Schuster, Rexach, Carrasco, por supuesto de Johan. Quería saber para integrarme rápido, para ser uno más, para entender de donde veníamos. No tengo claro que hoy todos los jugadores del Barcelona conozcan, por ejemplo, la historia del Dream Team. ¡Por eso es tan importante La Masía! Hay que volver urgentemente a los orígenes, a gastar menos y mejor, a contar con la gente de la casa y a aplicar los valores que han hecho de este club algo diferente. Así no se puede continuar.

Preguntas directas y respuestas cortas, por favor. ¿No ganar ningún título esta temporada es un fracaso?

Fracaso, no. Lo dejaremos en objetivo no cumplido. No había dudas de que la primera temporada post-Messi iba a ser un drama pero, como el club está arruinado, se ha acercado a la tragedia. Pero, ¿ha dejado de existir el Barça sin Messi? No, ¿verdad? Pues paciencia. De Messi queda la leyenda. Hay que trabajar para volver pronto al camino de los éxitos.

¿Cuándo?

En un par de años. Los jóvenes son muy buenos y los veteranos les van a ayudar mucho.

¿Entonces no hay que sacrificar a las vacas sagradas?

¡No! ¡Si Piqué, Sergio, Alba o Alves juegan muy bien al fútbol! Quizá haya que cambiar sus roles y ellos, aceptarlos. Pero sus mensajes dentro del vestuario, sus consejos, sus experiencias, son oro para Pedri, Ansu, Gavi, Nico y compañía. Otro tema es el dinero pero ahí ya no me meto porque no conozco las cifras.

¿Se puede sobrevivir sin súper-estrellas?

¿Hay otro remedio? ¡Pues basta ya de excusas! Con lo que haya, hay que respetar la historia y el escudo dándolo todo sobre el césped. Y los socios y socias no son tontos y saben valorar cada situación en su justa medida.

¿Xavi es el entrenador ideal?

Ya lo veremos, pero es uno de los nuestros y hay que darle herramientas y tiempo. Hay que apoyarle sin fisuras.

¿El ADN volverá con él?

Yo me divertí mucho jugando así y, también, viendo jugar a los equipos de Guardiola o Luis Enrique. Antes sonaba el violín y la música era maravillosa. Ahora se ha roto. Hay que ponerle las cuerdas y buscar buenos músicos. Seguro que el presidente Laporta y su gente, y también Xavi, lo desean con toda su alma.

¿Le supo mal lo que pasó con su amigo Ronald Koeman?

Pues sí, mucho. Lo vi sufrir demasiado. Es un mito y a los mitos hay que cuidarlos. No tenía jugadores. Una pena.

¿Ganará el Barça la Copa de Europa de fútbol femenino?

¡Ojalá! Los culés estamos muy esperanzados. Juegan muy bien y me encanta su ilusión y su hambre. No hace mucho el club me invitó a darle el Balón de Oro a Alexia en el Camp Nou y fui muy feliz, por el detalle y por conocer a estas cracks. Les deseo toda la suerte del mundo.

Acabamos. ¿A qué se dedica ahora?

Ya hace ocho años que vivo en Miami y trabajo en la cadena de televisión Univisión, un auténtico monstruo de la comunicación en EE.UU. y México, siempre vinculado al fútbol. Me lo paso muy bien. La verdad es que soy feliz.

¿Y no le gustaría volver a los banquillos?

No, con una sola excepción. He recibido ofertas para entrenar pero las he descartado todas. Si tengo que volver a los banquillos tiene que ser en el Barcelona, en mi casa, ayudando al entrenador del equipo filial, en el fútbol base o en la tecnificación de los delanteros de la cantera. ¡Esto sí que me haría muy feliz!