El Barça pide a gritos una nueva revolución

Los jugadores han quedado señalados tras su KO contra el PSG y su traspié contra el Cádiz...

El nuevo presidente tiene un montón de deberes para reestructurar la plantilla

Los pecados del FC Barcelona esta temporada / Rubén Moreno

Albert Masnou

Albert Masnou

En dos semanas (8 de marzo), el FC Barcelona tendrá nuevo presidente, que asumirá el cargo con el riesgo de haber sido eliminado de la Copa del Rey tres días antes (5 de marzo) y de quedar fuera de Europa dos días después (10 de marzo). Nunca un inicio había sido tan complico para el ganador en las urnas, que deberá tomar desde el primer minuto una serie de decisiones que deben ser claves para el futuro del club. Sin margen para el error.

Los resultados cosechados esta temporada, unido al acumulado en las últimas que le llevan a encadenar cinco temporadas sin triunfar en Europa, provocan un replanteamiento de la actual plantilla del Barça. Lo ocurrido contra el PSG y contra el Cádiz denota una falta de competitividad y de ambición preocupante que pide a gritos un cambio.

El diario SPORT ya avanzó la semana pasada que Koeman quiere liderar una segunda revolución para completar la limpieza del pasado verano. Veremos si Ronald llega a tiempo o, por el contrario, habrá sido cesado antes como consecuencia de unos resultados nefastos. En la normalidad del fútbol, Koeman sería el primero de la lista para cualquier presidente. El Barça vive una situación tan especial, tan enquistada, que los que son señalados son los propios jugadores. En todo caso, es el nuevo presidente quien deberá tomar las riendas de una plantilla necesitada de cambios estructurales.

Casos

Hay una serie de jugadores que tienen garantizada su continuidad, en especial los más jóvenes, los que esta temporada se han dado a conocer y que pueden llegar a convertirse en el futuro corazón del equipo. Y es el caso de Pedri, Araujo o Trincao, otros más consolidados como De Jong o Ter Stegen y otros como Fati, que están llamados a asumir más protagonismo cuando se recupere de su lesión.

Es verdad que en el caso de Fati hay dos aspectos que hace peligrosa su continuidad: La presencia de Jorge Mendes como agente suyo y su alto valor en el mercado que, viniendo de la cantera, permitiría al club ingresar los 150 ó 200 millones de euros sin contabilizar pérdidas algunas. Es una baza que, en algún momento, estará encima de la mesa. En realidad, cualquier opción deberá ser valorada por el nuevo presidente pues una reestructuración como la que precisa este equipo exige mucho dinero y quizás haya que hacer sacrificios en el camino.

Es precisamente este detalle lo que acabará condicionando muchas de las medidas del nuevo presidente. Por ejemplo, Griezmann costó 120 millones y firmó un contrato de 5 años. Esto supone que el club contabiliza 26 millones por temporada de coste. Al quedarle 3 años de contrato, cualquier venta por menos de 78 millones de euros generaría pérdidas. Y con este ejemplo se entra al otro grupo de jugadores que son prescindibles para el futuro, que nadie les considera pal de paller y si llegan ofertas se van a estudiar. Son jugadores en su mayoría fichados hace poco para ocupar espacio en el fondo de armario pero las necesidades del club hoy deben ser saldadas con gente de la cantera, abriendo la puerta del Camp Nou de par en par para la cantera.

Son jugadores con cierto recorrido en el club como Lenglet o Umtiti, otros que han llegado recientemente como Dest, Braithwaite, Neto, Junior o casos muy gravosos para la entidad como es el caso de Coutinho, fichado para ser el sustituto de Iniesta y ni se parece en nada al de Fuentealbilla ni su rendimiento se acerca a lo más mínimo. El error en el fichaje de este jugador (Pep Segura y Valverde) en la psicosis post Neymar es un lastre que aún se arrastra. El Barça precisa de analizar caso por caso, con sus contratos en la mano, para determinar con cual de ellos vale la pena seguir, que son pocos.

El principal problema, sin embargo, es cuando se abordan el caso de las vacas sagradas, jugadores que han estado en las épocas de títulos pero que ahora, con contratos muy altos, no rinden a la altura de sus nóminas. Y_estamos hablando de capitanes como Busquets o Alba, pero también de otros como Griezmann, cuyo fichaje era prescindible, una situación que no ha cambiado desde entonces, o Dembélé, quien la mala conducta profesional le ha ocasionado muchas lesiones y ahora que no se lesiona no acaba siendo decisivo. Estos dos últimos casos conllevan un alto salario y una inversión difícil que no ocasionen pérdidas en el caso de una venta.

El nuevo presidente tiene un montón de casos encima de la me resolver para configurar la plantilla del próximo curso. Tiempo tendrá porque a este paso, en marzo estará todo decidido.