Las siete vidas de Sergi Roberto

De Sergi Roberto se destaca siempre su polivalencia y menos su espíritu de supervivencia. Pero cada temporada termina ganándose la confianza de los entrenadores cuando está en todas las quinielas para salir.

Es más, el de Reus negocia desde hace semanas una renovación que incluye una rebaja del 40% y sigue convencido de seguir. El propio Koeman está encantado de contar con un futbolista disciplinado, capaz de jugar en varias posiciones.

Esta temporada además le está concediendo una petición que viene de lejos: jugar en el centro del campo tras varias campañas haciendo de lateral derecho.

Ha vuelto a quedar claro ante el Getafe, donde ha ocupado la posición de Pedri y ha marcado su segundo gol esta temporada, la primera vez en su carrera en LaLiga.

De nuevo con una faceta que definió al jugador en las inferiores del Barça. Su capacidad para pisar el área llegando desde atrás. Esta vez con el gol más puntual a los 97 segundos del partido.

Roberto jugó con libertad para despegarse, para ser menos posicional, en ese rol de Pedri que se descuelga para conectar con los delanteros. A su lado, Busquets y De Jong se centraron más en mantener el orden.

A pesar del tanto inicial, Roberto no terminó de explotar su fútbol. Apenas hubo noticias de sus conducciones, una de sus mejores cualidades, en una banda derecha experimental, donde Emerson volvió a dejar muy malas sensaciones.

No funcionó la banda derecha, con problemas para combinar, y con un Griezmann completamente intrascendente, incapaz de nuevo de encontrar su sitio en el partido. Sufrió también Sergi Roberto, que durante demasiados minutos persiguió a jugadores.

La poca precisión de Emerson en el pase desajustó una banda derecha donde faltó control. Koeman terminó recurriendo a Dest, pero el Barça siguió jugando más con la banda izquierda.

En un partido gris del Barça, que jugó con fuego, fue titular un Sergi Roberto que, una temporada más, parece que será el jugador número 12.

El de Reus terminó sustituido tras un fuerte golpe en las costillas. En su lugar entró Gavi, uno de esos jóvenes que necesita el barcelonismo para volver a ilusionarse tras otro partido pusilánime del equipo.