Setién: el 'Flaco' de los 40 pares de botas

La salida de los jugadores del Barça del Restaurante Via Veneto

/ Esport 3

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Podría decirse que como tantos otros niños del norte las primeras patadas de Quique Setién al balón las dio en la arena de la playa, a orillas del Cantábrico, pero en realidad todo comenzó antes, en su barrio natal, los Santos Mártires. Aunque hoy es una zona de clase media en pleno corazón de Santander, a la espalda del mercado de la Esperanza y a dos pasos del ayuntamiento, era un barrio obrero cuando Setién era un crío. 

Su padre, Francisco, era dependiente en una farmacia y Quique pasaba horas y horas jugando al fútbol en la plaza del barrio, que aún mantiene el cartel de ‘Prohibido jugar a la pelota’, con su grupo de amigos y con su hermano Francisco, que falleció muy joven, por culpa de un accidente mientras hacía la ‘mili’. 

del barrio a el sardinero

El paso siguiente ya fue la playa: en su caso, la de El Sardinero, a pocos metros de su colegio, los Escolapios de Puerto Chico, en la calle Canalejas. Setién no había cumplido los diez años  cuando empezó a jugar en el Racing Casablanca, un equipo ya desaparecido. Eran partidos de torneos de playa, básicamente de verano. 

Fue entonces cuando un familiar suyo, Luis Aizcorbe, que fue directivo del Racing de Santander y tenía contactos en varios clubes de la ciudad le llevó al Club Atlético Perines, uno de los equipos de fútbol base más reconocidos de Santander, fundado en 1945.  

Eran los tiempos en los que Setién escribía las crónicas de sus propios partidos. Lo hacía en una vieja máquina de escribir Olivetti, en el colegio de Farmacéuticos de Santander, donde trabajaba haciendo un poco de todo: ayudante del conserje, chico de los recados, etc. “Lo vivía con auténtica pasión”, recuerda Raúl Gómez Samperio, periodista y amigo de Setién, también criado en el barrio de los Santos Mártires y autor del único libro publicado sobre Setién, editado por Tantín en 1996. “Escribía con todo lujo de detalles y era muy autocrítico, si había jugado mal, lo ponía en el texto sin ningún remilgo”. 

En el Perines vivió toda su formación como jugador. “Cuando llegó ya le llamaban el ‘Flaco’. Tenía un manejo de balón impresionante”, explica Javier Sáez secretario del Perines. 

la llamada de nando yosu

Fue uno de los grandes personajes del fútbol cántabro, Nando Yosu, fallecido hace tres años, quien lo reclutó para el juvenil del Racing de Santander. “Recuerdo  que Nando vino a pedirnos a Setién. No hubo traspaso, lógicamente, porque en aquella época y tratándose de un jugador juvenil… pero Nando trabajaba entonces como representante de la marca catalana Munich y nos entregó 40 pares de botas a modo de compensación por llevarse a Setién al Racing de Santander. La mayoría eran de la marca Munich, pero también había Puma y Adidas”. 

El resto de la historia es más conocida: Setién despuntó en el juvenil del Racing (se proclamó subcampeón del campeonato de España en su primera temporada) y del Juvenil pasó  al primer equipo. “Tenía tanto desparpajo que no tuvo ningún complejo para jugar en el primer equipo: recuerdo que decía que prefería mil veces jugar con los mayores porque los campos de Primera eran mejores que los de los equipos juveniles, solo por eso ya merecía la pena el salto”, explica Gómez Samperio. 

En los archivos de la Federación Cántabra de Fútbol, la primera referencia sobre Setién lleva fecha del 31 de agosto de 1977, cuando el Racing le inscribió como profesional para su primera plantilla.  Comenzaba a escribir su propia historia, que le llevaría a convertirse en el mejor jugador de la historia del Racing.