Rueda: una vida consagrada al fútbol

La feroz competencia y las lesiones cortaron la prometedora carrera del extremo catalán en el FC Barcelona a mediados y finales de la década de los cuarenta

Rápido, vertical y habilidoso, integró el plantel del Barça campeón de Liga 1944-45 con Samitier en el banquillo

Una imagen de César Rueda en Les Corts. El extremo, formado en los equipos inferiores del FC Barcelona, destacó por su fútbol vistoso y por su larga trayectoria en los banquillos, un clásico del fútbol catalán

Una imagen de César Rueda en Les Corts. El extremo, formado en los equipos inferiores del FC Barcelona, destacó por su fútbol vistoso y por su larga trayectoria en los banquillos, un clásico del fútbol catalán / Archivo Familia Rueda

David Salinas

David Salinas

César Rueda Gonzalo fue un apasionado del fútbol. Su vida giró constantemente alrededor de una pelota. Corriendo detrás de ella o dirigiendo a sus pupilos desde el banquillo. Jugador y entrenador, encadenó casi 40 años de devoción y culto al mundo del balón, sin olvidar nunca su origen humilde y trabajador. Rueda, hijo del segoviano Pedro Rueda y la catalana Montserrat Gonzalo, nació el 4 de septiembre de 1924 en Barcelona, aunque creció en Cornellà, donde sus padres abrieron un pequeño comercio de alimentación en el que también se despachaban bebidas.

El pequeño César empezó a jugar al fútbol en la Peña Gamper del equipo local y no pasó desapercibido por el entonces cazatalentos Josep Boter, que lo llevó al Barça a principios de los 40. Rueda destacaba por su habilidad en la banda, en cualquiera de ambas, por su velocidad y fiable toque de balón (los centros eran una de sus grandes especialidades).

Figura precoz

Como azulgrana brilló en el equipo de Aficionados de Catalunya y España. Tenía 19 años. En el de Catalunya se proclamó campeón en Vilafranca en mayo de 1944, derrotando el Barça al Atlético Barceloneta (6-3) en la repetición de la final. El primer partido, en Pueblo Nuevo, había acabado con empate (2-2). En la final estatal de la categoría, en junio, la primera a la que accedió el Barça, perdió en Sarrià ante el Barreda Balompié cántabro (1-3). El equipo de Ricardo Blanch, capitaneado por Josep Riba, extremo derecho, hizo un fútbol técnico y vistoso, pero malogró tantas ocasiones que dio vida a un rival que renació en el último cuarto de hora para anotar tres goles en diez minutos.

Su proyección cautivó a la secretaría técnica del Barça, que en julio de 1944 le ofreció un contrato por tres temporadas como profesional, con un sueldo de 400 pesetas mensuales. Josep Samitier lo hizo debutar ese mismo año (diciembre) contra el Valencia (1-0) en Les Corts, en un partido de Liga, por tener indispuesto a Josep Valle, uno de los extremos titulares. El nuevo valor barcelonista cumplió en un duelo que se complicó por la lesión del meta Velasco. César, el delantero centro, pasó a ocupar el marco y los azulgranas, en inferioridad numérica, sufrieron para conservar la ventaja.

Sin embargo, debido a la gran competencia en las bandas, Rueda apenas dispuso de oportunidades. Jugó otros cuatro partidos de Liga, siendo uno de los campeones del título 1944-45, el primero del Barça después del logrado en el debut en la competición doméstica (1928-29). Fue cedido al Badalona (1945-46) y regresó a Les Corts, aunque las puertas seguían cerradas. Solo jugó dos partidos oficiales en dos temporadas (1946-47 y 1947-48). 

El 13 de julio de 1947, con el equipo reserva, reforzado por Calvet, Gracia y César, se proclamó campeón de la Copa Catalana contra el Tortosa (6-4). El 2-0 llevó su firma. El 30 de noviembre de ese mismo año, también con el equipo reserva, se lesionó en el campo de La Bordeta contra el Terrassa (7-0) al apoyar en carrera el pie izquierdo en un desnivel del terreno de juego. No reapareció hasta el 23 de mayo de 1948. En el Barça ya no había sitio para él.

La vida lejos del Barça

Empezó entonces un peregrinaje por clubs catalanes: Sabadell (1948-49) −después de rechazar una oferta del Tenerife−, Reus (de 1949 a 1951), Gimnàstic de Tarragona (de 1951 a 1953) y Sant Andreu (1953-57). Después de colgar las botas siguió en el Sant Andreu, ahora como entrenador, proclamándose campeón de Tercera. En la fase de ascenso a Segunda División el Lleida, en el partido de desempate jugado en Les Corts en junio de 1958, acabó con el sueño del cambio de categoría.

Tras dos temporadas en el equipo cuatribarrado, en el que se distinguió por un fútbol técnico y de combinación, pasó al banquillo del Santboià (1959-60) y Cornellà (1960-61) para regresar al del Sant Andreu otros cuatro años (desde 1961 a 1965). Estuvo un año sin dirigir, en el que ayudó a su suegro, encargado de obras de la construcción, para firmar después por el FC Vilafranca (desde 1966 a 1969), equipo con el que consiguió el ascenso a Tercera División (1967-68). Volvió a hacerse cargo del Cornellà (1969-72), Vilafranca (1972-73, no pudo empezar la temporada por motivos laborales), Cornellà (1973-74), Vilafranca (1974-76) y Cornellà (1976-77).

Uno de los hijos de Rueda, Joan, siguió los pasos de su progenitor y defendió la camiseta azulgrana en categoría alevín e infantil a principios de la década de los setenta. Hoy es un miembro activo de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona. Rueda, vecino de Cornellà y un clásico del fútbol catalán, falleció el 31 de octubre de 1991 víctima de una parada cardiorrespiratoria en el Hospital Príncipes de España, hoy Hospital Universitario de Bellvitge, en L’Hospitalet. Tenía 67 años.