Ronaldinho: una cárcel de oro

La llegada de Ronaldinho al hotel de Asunción bajo arresto domiciliario

La llegada de Ronaldinho al hotel de Asunción bajo arresto domiciliario / EFE

Joaquim Piera

Joaquim Piera

En la vida de Ronaldinho Gaucho todo es desmesurado. Desde hace demasiados años que el futbolista que cambió la historia moderna del Barça, vive instalado en una montaña rusa de excesos, en la que nada parece tener lógica ni sentido y que ha desembocado con su detención provisional en Paraguay por haber accedido al país con pasaporte y documentos de identidad locales falsificados.

El crack ha pasado de estar recluido en un centro penitenciario de máxima seguridad en Asunción, en una celda que compartía con su hermano donde no había ni retrete, a cumplir ahora prisión domiciliaria en uno de los hoteles más lujosos de la capital. Todo previo pago de una fianza de 1.600.000 dólares (800.000 por cada uno de los hermanos). 

SOLO PARA ELLOS

El drama de estar 32 noches encarcelados, en una prisión sin ningún tipo de lujos y comodidades, en medio de la pandemia del COVID-19 y fuera de su país, se ha transformado en una reclusión a cuerpo de rey. Ya hace más de una semana que Ronaldinho y su hermanísimo disfrutan de todos los servicios que le ofrece un hotel solo a disposición de ellos.

Y es que los únicos huéspedes del Palmaroga Hotel, localizado en el centro histórico de Asunción, son el crack, su hermano, representante y apoderado Roberto de Assis y dos de sus abogados brasileños. De hecho, el único motivo por el que el establecimiento sigue abierto en servicios mínimos es porque el crack paga a diario por ello. El coste operativo es altísimo, pero la dirección del alojamiento, que es propiedad del grupo hotelero paraguayo Barcelona, no ha querido desvelar cuanto estarían desembolsando los hermanos Assis Moreira.

CON LUJO, SIN FIESTAS

Cumpliendo las normas de aislamiento social obligatorio, el establecimiento está cerrado al público y no acepta ningún tipo de visitas por precaución ante los efectos del COVID-19. Quien pensó que Ronaldinho podría organizar algunas de sus célebres fiestas, se equivocó. Vive recluido. Este régimen de aislamiento durará, como mínimo, hasta el domingo 26 después de la extensión de la cuarenta sanitaria decretada por el presidente paraguayo, el conservador Mario Abdo. Los cuatro huéspedes ocupan cuatro de las doce suites premium con que cuenta el establecimiento que funciona en un edificio con más de cien años de historia.

En teoría, existen algunas restricciones preestablecidas, dado el carácter de excepcionalidad generado por la pandemia del coronavirus. Una de ellas es la recomendación de que los cuatro salgan lo mínimo posible de sus aposentos. Todos ellos tienen que avisar con antelación si van a usar el gimnasio, o el resto de los servicios disponibles, para que puedan ser desinfectados previamente por el equipo del hotel. El comedor sigue abierto en los horarios habituales como si el hotel estuviera abierto al público en general, aunque, en realidad, ahora solo sirven para comidas en la más estricta intimidad. 

En el exterior, el hotel está custodiado ininterrumpidamente las 24 horas del día por agentes policiales para evitar cualquier intento de fuga, ya que Ronaldinho y su hermano están en régimen de detención domiciliaria. 

La elección del establecimiento acabó siendo una casualidad. Cuando se inició el proceso penal contra los hermanos Assis Moreira, dos de sus letrados brasileños desembarcaron urgentemente en Paraguay. Se hospedaron en un hotel a las afueras de Asunción, y cada día, se desplazaban al Palacio de Justicia, situado en el centro de la ciudad.

EVITAR HORAS PUNTA

Un día, los letrados acabaron desayunando en el Palmaroga Hotel, que está muy cerca de los juzgados, y decidieron mudarse para evitar el tránsito de Asunción en los horarios de punta. Cuando llegó el decreto presidencial que ordenaba el cierre de comercios y servicios, incluidos los hoteles, para evitar la propagación del coronavirus, el establecimiento no pudo expulsar los dos abogados, que pasaron a cumplir la cuarentena obligatoria. Fueron ellos quienes entraron en contacto con la dirección del hotel para gestionar el pedido de prisión domiciliaria de Ronaldinho y su hermano.