Robertinho, la joya 'brasileña' que enamora en la Masia

Robert Navarro celebrando un gol la pasada temporada

Robert Navarro celebrando un gol la pasada temporada / sport

No, no es brasileño. Ni portugués. Es nacido en Barcelona, criado en Tajonar (Navarra) y hace cinco temporadas que fichó por el alevín del Barça. Su verdadero nombre es Robert Navarro pero tanto en el vestuario como en las retransmisiones de Barça TV lo apodan Robertinho. El motivo es simple. En el campo tiene los mismos movimientos que brasileños como Ronaldinho o Neymar. Es decir, le encanta regatear a los rivales, adornar todas las jugadas y ha protagonizado muchos vídeos que triunfan en las redes sociales. 

En un verano donde se ha fichado a Vitinho y se pretende a Coutinho y Paulinho, cabe dar importancia a los jugadores que se forman en la Masia. Nunca sabremos cuánto llegaría a pagar el Barça por un jugador como Robert Navarro si jugase en el Palmeiras y no en el Cadete A azulgrana. El problema es que a menudo nos llama más la atención lo de fuera cuando lo de casa es mucho mejor

La historia deportiva de Robert Navarro empezó en el mundo del tenis ya que su padre, Roberto, un histórico de l’Hospitalet que tiene el récord de partidos disputados (314), no quería que jugase a fútbol. Sin embargo, Robert, junto a su mejor amigo Xavi, realizó las pruebas en la FCB Escola y entró. Allí estuvo tres meses y realizaba torneos con el Barça, que lo quiso fichar pero tuvieron que rechazar la propuesta ya que tenían que ir a Pamplona por motivos laborales. Un profesor vio sus cualidades y le llevó a hacer las pruebas con el Osasuna, donde lo cogieron y jugó con equipos de edad mayor debido a su enorme calidad. Después de tres años, el Barça logró ficharlo y empezó en el Alevín A. 

Su llegada a Barcelona no fue fácil. Al principio tenía media pensión en La Masia y dormía en casa de sus abuelos. Alejado de sus padres, no esconde que lloró mucho. Para Robert, la familia es muy importante y tiene a su padre como a su gran referente. Lo mismo ocurre con su madre Miriam o con su hermana Claudia, una crack en el mundo de la danza, que acuden los fines de semana a la Ciutat Esportiva para apoyarlo. Ahora Robert arranca su quinta temporada con el mismo sueño que cuando llegó: ser futbolista profesional. 

Aquí una prueba de lo que es capaz de hacer con el balón: