El Barça suma un punto de orgullo en Mestalla

Un lance del duelo en Mestalla

Un lance del duelo en Mestalla / AFP

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Un gol de Jordi Alba a ocho minutos del final del partido rescató el orgullo del Barça en Mestalla: cuando parecía que el equipo de Valverde iba camino de su primera derrota de la Liga, el orgullo salvó al Barça, que amenazó con diluirse después de sufrir uno de los errores arbitrales más graves del campeonato, un gol de Messi que Iglesias Villanueva no concedió de manera incomprensible.

104431

Liga Santander

1
1
Alineaciones
Valencia CF
Neto, Montoya, Garay (Vezo, min. 85), Gabriel, Gayà, Soler (Santi Mina, min. 89), Parejo, Kondogbia, Guedes, Rodrigo (Andreas Pereira, min. 81) y Zaza.
FC Barcelona
Ter Stegen, Semedo (Aleix Vidal, min. 79), Vermaelen, Umtiti, Jordi Alba, Sergio Busquets, Rakitic (Deulofeu, min 67), Iniesta (Denis Suárez, min. 71), Paulinho, Messi y Suárez.

Ese gol de Messi que no subió al marcador marcó un antes y un después en un partido que empezó plano pero acabó eléctrico, con dos equipos empeñados en demostrar que son el primero y el segundo de la Liga.

Hasta ese 'no gol' de Messi, el Barça gobernó con autoridad el encuentro, pero a partir de entonces, dio un paso atrás para acabar salvando un punto en un buen remate de Alba a pase de Messi.

En el arranque quedó claro que el Barça sería el dueño del balón, a pesar de que ambos equipos apostaron por poblar el centro del campo con un sistema similar, 4-4-2. El Valencia no se dejó contagiar por el calor de la grada de Mestalla y salió agazapado, metido en campo propio y fiándolo todo a la posibilidad del contragolpe.

El Barça tocó el balón hasta la saciedad, convirtiendo el partido en un monólogo durante la primera media hora. Busquets ejerció de distribuidor natural, encontrando líneas de pase en Iniesta, Rakitic y Paulinho, pero también en Messi, que bajó a recibir al centro del campo para generar juego.

En las bandas, Alba tuvo mucho más protagonismo ofensivo que Semedo. El lateral portugués, atento y rápido en las coberturas, prefirió no arriesgar tanto, mientras que Alba estableció una conexión especial con Iniesta para intentar profundizar por el costado izquierdo.

Un barça sólido

Serio y ambicioso, el Barça se tomó el partido con la grandeza que demandaba el encuentro, frente a un Valencia disminuido, quizá asustado por la presión de la clasificación. El equipo de Valverde anuló con solvencia los escasos intentos del Valencia de estirarse. 

El Barça también estuvo excelente en la presión durante toda la primera parte: a cada pérdida, una recuperación rápida. Los jugadores del Valencia apenas pudieron trenzar juego: a la primera duda, al primer control de balón equivocado, los jugadores del Barça robaban para volver a gobernar el partido.

Con el partido controlado, al Barça le faltaba remate y último pase: lo había intentado Paulinho en el minuto 3, con un buen disparo desde la fronta, y poco después Rakitic, pero el portero del Valencia apenas había tenido que intervenir. Luis Suárez peleaa como de costumbre, pero sin suerte ni ocasiones de gol.

El gol que todo el mundo vio

El panorama del partido cambió a la media hora: Messi recibió un pase desde el costado derecho de Suárez y golpeó el balón desde la frontal, al primer toque. Era un balón fácil para Neto, pero el portero del Valencia se hizo un lío. Le resbaló el esférico, que se coló entre sus piernas y botó dentro de su portería. Messi y sus compañeros corrieron a córner para celebrarlo, pero para sopresa de todos, el árbitro no concedió el gol.

Iglesias Villanueva miró a su asistente, Ramos Ferreiros, esperando una respuesta que no llegó. Incompresiblemente, solo el árbitro y su linier creyeron ver que el balón no había traspasado la línea de gol.

El juego siguió y curiosamente, Zaza estuvo a punto de marcar en la jugada siguiente. Messi y sus compañeros rodearon al árbitro, reclamando una jugada tan clara que ni siquiera el videoarbitraje necesitaría aclararla. El error arbitral del colegiado gallego tardará mucho tiempo en pasar al olvido.

Molesto por la situación, Messi decidió asumir el mando del encuentro: picado en su orgullo, el argentino comenzó a pedir el balón una y otra vez, reclamando el protagonismo que le había quitado el árbitro.

la transformación del valencia

En la reanudación, el Valencia intentó sacudirse los complejos que le habían atenazado en la primera parte. El equipo de Marcelino dio un paso adelante, ganó unos metros y el partido se abrió. Un buen disparo de Zaza, tras una eléctrica acción de Rodrigo, fue la carta de presentación del Valencia en el segundo acto. El partido entraba en otra dimensión, sin margen para la especulación.

El Barça no se inmutó: poco a poco intentó recuperar la calma, con Busquets como cerebro en la medular, Iniesta y Paulinho moviéndose entre líneas y Messi omnipresente. Pero el Valencia se había transformado en otro equipo; ambicioso y vertical.  

Sin retrovisor, el Barça se arriesgó a que el Valencia aprovechase los espacios a la espalda de los centrales: el partido empezó a estar a la altura del cartel. Guedes dejó clavado a Umtiti en las narices de Ter Stegen, pero el portero alemán, un seguro de vida, bloqueó el disparo del portugués. 

No tuvo tanta suerte el meta del Barça poco después: Semedo ya había dado muestras de debilidad por su banda y Gayà supo oler la sangre. El lateral zurdo del Valencia progresó sin oposición y se plantó en el área del Barça para colocar un balón al primer palo, a la entrada de Rodrigo, que superó la marca de Vermaelen para batir a Ter Stegen. Mestalla estalló de júbilo. El líder flaqueaba en un partido que no merecía perder.

conexión messi-alba para salvar un punto

Para contrarrestar el gol del Valencia, Valverde apostó por Deulofeu, que entró en sustitución de Rakitic. Pero el extremo estuvo errático y precipitado, muy lejos del revulsivo que necesitaba el equipo.

También entró Denis, para ocupar el lugar de Iniesta. El gallego aportó un punto de calma al equipo, pero fue Messi quien vio la luz donde otros solo veían sombras: el argentino controló un balón en la zona de tres cuartos para intuir el desmarque de Alba.

El lateral había progresado por su banda y con un toque sutil superó la marca del rival para batir a Neto: respiró aliviado el Barça, con la sensación de que se había hecho justicia y resignado a sumar un empate en un partido que mereció ganar