El Barça sale vivo de San Paolo

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barcelona logró un resultado mucho mejor del partido que jugó ante el Nápoles. Los italianos tuvieron más y mejores ocasiones ante un rival irregular, a ratos aburrido y muchas veces romo. La primera mitad fue insufrible de los blaugrana, que salieron mejor en el segundo tiempo y acabó llevándose un empate gracias a un gol de Griezmann. Todo queda para la vuelta.

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Champions League

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Alineaciones
NÁPOLES
Ospina, Di Lorenzo, Manolas, Maksimovic, Mario Rui, Fabián, Demme (Allan, 79'), Zielinski, Callejón (Politano, 73'), Mertens (Milik, 53') e Insigne.
BARCELONA
Ter Stegen, Semedo, Piqué (Lenglet, 92'), Umtiti, Junior, Busquets, De Jong, Rakitic (Arthur, 55'), Vidal, Messi y Griezmann (Ansu Fati, 86').

Setién repitió con Vidal como cuarto hombre, a medio camino entre el centro del campo y la delantera. Con Rakitic y sin Arthur. Con Umtiti y sin Lenglet. Todo listo para una noche distinta en Nápoles, ciudad cuyo destino se unió a Maradona y este martes recibió a Messi con silbidos. Una forma insensata y atrevida de dar la bienvenida al más grande. Luego el templo maradoniano cerró sus luces y encedió sus móviles para recitar el once de Gatusso. Ambientazo que arrancó con el 'Live is life' de Opus al que Diego le puso la coreografía.

El plan de ambos equipos quedó claro desde el inicio: el Nápoles se presentó ordenado y juntito atrás ante un conjunto blaugrana paciente y metódico... hasta que el balón llegaba a Messi y pasaban cosas. Pocas durate el primer cuarto de hora, pero todas gracias al '10', que probó desde lejos y disparó alto. Los 'azzurri' presionaban lo justo en busca del error para salir de la cueva en manada. Ospina y Ter Stegen observaban aburridos.

Hasta que se rompió la baraja. Messi probó un intento de contra que acabó en un mal pase a Junior. El balón rodaba lento. Luego Junior falló un control ante Zielinski, que llegó solo al área. Cedió a la frontal para Mertens y el belga la coló ante Ter Stegen. El plan de Gatusso no podía salir mejor. Sin demasiado había logrado mucho. Al Barcelona le tocaba arriesgar más y, sobre todo, mejor. El bloque pétreo del Nápoles no notaba ni cosquillas ante el ataque romo de su rival. La piedra cede a martillazos, pero al Barça le faltaban martillos y energía para usarlos. Descanso.

Nada más empezar la segunda mitad, amarilla a Busquets, que se perderá la vuelta. La afición del Barça pedía a Ansu Fati, que salió a calentar la profecía de Messi, de momento, se hacía realidad: "No nos llega para la Champions". Setién ordenó la entrada de Arthur para, además de tener el balón, intentar moverlo con sentido y velocidad. Y llegó la primera triangulación con intención de hacer daño. Con mirada de asesino. Busquets se la puso en profundidad a Semedo, que cedió para que Griezmann fusilara a Ospina. El gol era coger el cubata y ponerse a bailar olvidando el hastío. 

Insigne aceptó el reto y se puso a bailar también, ante Semedo y Piqué, a los que bailó en el área para probar a Ter Stegen, que salvó el segundo. Luego el más difícil todavía. El alemán volvió a salvar a su equipo tras una pérdida imperdonable de Busquets. Callejón, solo ante Marc-André, se echó las manos a la cabeza. En diez minutos había pasado más cosas que en toda la primera mitad. Messi se sumó a la fiesta y tras un recorte en la frontal que sentó a dos 'azzurri', se la puso a Vidal. Por milímetros no llegó Leo cuando se la devolvió y acabó chocando con Ospina. Acabaron abrazados.

El Barça jugó a otra cosa en la segunda mitad. Concedió ocasiones, sí, pero también las creó. Llegó al área con más peligro, Leo entró más en juego, el equipo se olvidó de lo horizontal para entender que sin verticalidad es imposible hacer daño. El partido perdió el orden del primer tiempo para entrar en una especie de improvisación continua más acorde con el escenario. De un área a la otra con poco. Hasta que a Arturo Vidal se le fue la cabeza. Tras una entrada vio dos amarillas seguidas, por la entrada y por protestar. A la calle y el equipo con diez. Por si faltaba poco, Piqué se echó al suelo lesionado. Aquello de los enanos, pero en versión 'hardcore'.