El Barça sobrevive en Butarque

El video del día en el que el balón parado salvó al Barça ante el colista

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

“Este no es el infierno, lo conocemos bien. Butarque está en el cielo. Donde los sueños se cumplen”, sonaba una voz heróica, casi épica, por los altavoces. Acto seguido, un pepino con antifaz azul y vestido con la camiseta del Leganés se puso a bailar ‘Thunderstruck’ de AC/DC mientras con los brazos tocaba una guitarra imaginaria queriéndose ser Angus Young. También el pepino vestía calzón corto. This is Butarque, estadio del Leganés, colista de Primera División.

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LALIGA SANTANDER

1
2
Alineaciones
LEGANÉS
Cuéllar, Rosales, Bustinza, Omeruo (Tarín, 83'), Siovas, Silva, Óscar (Eraso, 16'), Rubén Pérez, Roque Mesa (Carrillo, 83'), Braithwaite y En Nesyri.
BARCELONA
Ter Stegen, Wague, Piqué, Umtiti, Junior, Busquets (Rakitic, 57'), De Jong (Ansu Fati, 70'), Messi, Griezmann (Vidal, 57'), Dembélé y Suárez.

El Barça se presentó con un equipo plagado de estrellas y un dibujo distinto, ese 4-2-3-1 que corroe a cierto sector del barcelonismo más purista. Valverde cambió el sistema como quien lo cambia en MPG para que nada cambie. Arrancó intenso el conjunto pepinero por exigencias del guión y pronto intuyó la oportunidad que tenía delante ante un Barça insulso. Primero lo probó de lejos Braithwaite. Los blaugrana se pasaban el balón como si aún estuvieran calentando. Messi, a ratos, la insurgencia de Suárez, que forzó por primera vez a Cuéllar, o la tozudez de De Jong. Poco más. Piqué no compareció en el primer tiempo, como Busquets. Dembélé nunca lo ha hecho y Wagué está tierno. Griezmann sigue sin saber dónde está. Un desastre. Dramático.

En-Nesiry, pillo, entendió qué ocurría y, tras agarrar un balón escorado en la banda y casi sin oposición, la puso en la escuadra con la zurda. This is Butarque, un estadio de Primera División. 

La reacción del Barça no existió porque el equipo, con su entrenador a la cabeza, ha caído en la apatía. El fuego que una vez le unió al fútbol se ha apagado. Ya solo queda la rutina sin llama, sin revolcón inesperado de madrugada o sobre la arena. Solo el triste misionero con el que meter otro garbanzo seco en un jarrón de vidrio, el contador manual de la pasión. Se llegó al descanso con 1-0 en el marcador y nada hacía presagiar un futuro mejor.

Piqué remató al palo de cabeza a la salida de un córner. Una gota en el desierto en el que se había perdido el Barça. Messi se la puso a Junior, que controló adelantado y acabó perdiendo el balón. De Jong, que la había perdido poco antes, colocó sus brazos en jarra, metáfora de la falta de movimiento. La inercia es un mal aliado porque invita a pensar que estás en movimiento. Algo de eso hubo en el gol de Luis Suárez, tras una falta provocada y servida por Messi. El remate de cabeza del charrúa, inapelable. Luego disparó Messi en la mejor ocasión que había tenido hasta el momento. Vidal por Griezmann, Rakitic por Busquets. Movía ficha Valverde, que luego ordenó la entrada de Ansu Fati por De Jong.

La remontada llegó con Arturo Vidal empujando a la red desde la línea. Habría estado fuera de juego si no fuera porque el balón llegó procedente de Rubén Pérez. Tras consultarlo con el VAR, gol. Un gol que vale tres puntos, pero que dejan al Barça con la misma sensación de una derrota porque el equipo jugó mal, muy mal. En ocasiones de forma esperpéntica. Los blaugrana abandonaron Butarque cabizbajos, síntoma de que ya ni el equipo mira el teletexto.