Un gris Barça salva los muebles en Anoeta con una remontada 'exprés'

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

El Barça sigue contando por victoria sus cuatro partidos de Liga disputados después de remontar en Anoeta un partido que se complicó tras el gol tempranero de Aritz Elustondo y en el que la falta de acierto castigó, y de qué manera, a la Real. Sin orden pero con la dosis justa de acierto, los de Valverde vieron la luz en dos acciones aisladas consecutivas y dejan en un susto lo que apuntaba a naufragio.

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LaLiga Santander - Jornada 4

1
2
Alineaciones
Real Sociedad
Rulli, Zaldua, Aritz Elustondo, Héctor Moreno, Theo, Zubeldia, Illarramendi (Merino 82'), R. Pardo (Sangalli 82'), Zurutuza (Bautista 73'), Juanmi, Oyarzabal.
FC Barcelona
Ter Stegen, Semedo (Coutinho 46'), Umtiti, Piqué, Jordi Alba, Rafinha (Busquets 57'), Rakitic, Sergi Roberto, Messi, Dembélé (Arturo Vidal 77'), Luis Suárez.

El batacazo en Roma la pasada campaña dejó una sensación unánime entre el barcelonismo: hay que priorizar la Champions. Valverde no es partidario de ello, aunque a cuatro días del estreno ante el PSV, el ‘Txingurri’ pareció mirar de reojo al cuadro holandés. Al menos, a nivel de alineación. Busquets y Coutinho rotaron en beneficio de Semedo y Rafinha, mientras que Sergi Roberto se vistió en esta ocasión de interior derecho.

Arrancó animada la Real y también Anoeta. La supresión de la pista olímpica y el merecidísimo homenaje a Imanol Agirretxe elevaron la temperatura del feudo ‘txuri urdin’, algo que trató de contrarrestar el Barça con posesiones largas en los primeros compases.

El plan de la anestesia funcionaba hasta que una pérdida de Sergi Roberto en zona prohibida supuso el primer gol de la tarde. El mismo jugador de Reus se vio obligado a hacer falta para cortar la jugada y en esa acción se adelantaron los locales. Aritz ‘cazó’ la segunda jugada y fusiló a Ter Stegen desde el corazón del área grande. Un único error hasta entonces y un castigo máximo para los de Valverde, desorganizados tras el inesperado puñetazo.

Lento,  impreciso y previsible, el Barça dilapidó el resto del primer tiempo intentando recuperar sensaciones. Sin éxito, por cierto. Dembélé y Luis Suárez chocando entre ellos ilustraban a la perfección el naufragio azulgrana.

Un blando pero ajustado cabezazo de Piqué a la salida de un córner y un remate desde el suelo del propio central que Rulli envió a córner fue lo único destacable de la primera mitad. En esa segunda acción, y tras consultar con el VAR, Del Cerro Grande decidió que el agarrón a Gerard no era penalti.

Movió ficha Valverde al descanso. Coutinho entró por Semedo y Sergi Roberto regresó al lateral. Con más o menos culpa, el catalán perdió una buena oportunidad de alzar la voz en la medular. La electricidad del ex del Liverpool y Busquets mejoraron al Barça, que olvidó durante cinco minutos que para remontar también hay que defender. En un abrir y cerrar de ojos, Oyarzabal, Theo y Juanmi desperdiciaron tres mano a mano que habrían dejado moribundos a los culés. Por enésima vez, Ter Stegen se disfrazó de virgen para salvar a los suyos.

El dios del tópico se personó al instante en Anoeta. Quien perdona lo acaba pagando y así fue. Luis Suárez aprovechó un balón muerto tras un saque de esquina para igualar la contienda. Tan (poco) merecido fue el empate azulgrana como antes lo había sido el de Aritz Elustondo.

Y antes de que la Real pudiera detectar la tormenta que se avecinaba, el Barça culminó la remontada solo tres minutos después. Coutinho obligó a Rulli a lucirse con un disparo lejano y, en ese saque de esquina, Dembélé envió el balón al fondo de las mallas aprovechando otro balón muerto. Con más fortuna que juego, el vigente campeón había hecho lo más difícil.

A la Real le faltó energía para resucitar en el tramo final y, al Barça, acierto para finiquitar el encuentro. Aún así, Juanmi rozó el 2-2 en un cabezazo que salió desviado por poco. Al igual que el curso pasado, los azulgranas vuelven a salir airosos de Anoeta después de remontar. Tres puntos de oro y una imagen gris. Muy gris. El martes ante el PSV toca ponerse las pilas. Nunca mejor dicho.