Messi empieza a cumplir su promesa

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Más de 73.000 espectadores fueron casi llenando, poco a poco, el Camp Nou. Un hormiguero de entradas y salidas durante la primera media hora de juego, justo a tiempo para ver cómo Messi agarraba el sombrero de copa y sacaba de su interior una rosca que atenta contra las leyes de la física. Una curva imposible, irreal. 

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CHAMPIONS LEAGUE

4
0
Alineaciones
FC BARCELONA
Ter Stegen, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba, Busquets, Rakitic (Arturo Vidal, 85'), Coutinho (Lenglet, 81'), Messi, Dembélé (Arthur, 83') y Suárez.
PSV
Zoet, Dumfries, Schwaab, Viergever (Isimat-Mirin, 67'), Tasende, Rosario (Erick Gutiérrez, 82'), Hendrix, Pereiro, Bergwijn (Malen, 78'), Lozano y De Jong.

El lanzamiento de falta del '10' es el resumen del primer tiempo, jugado con las cartas descubiertas sobre el tapete verde: el Barça gustándose, con un equipo reconocible, divertido e intenso en ataque, pero que sigue, fruto de su pasión ofensiva, permitiendo que el rival merodee el área de Ter Stegen con peligro; el PSV, más por obligación que por convicción y plan, metido atrás y lanzando contras con Gastón Pereiro ejerciendo de 'quarterback' para las carreras de Lozano y Bergwijn. 

Alba y Sergi Roberto jugaron de extremos, dejando a Piqué y Umtiti como guardianes de la defensa. El centro del campo hervía con el dibujo incesante de líneas creadas por los pases de Messi, Rakitic, Coutinho y Busquets. Lo probaron desde lejos el brasileño y el croata, desde dentro  Luis Suárez, al que le faltaron centímetros para ver puerta. Lo probó a su bola Dembélé, al que Leo y Luis miraban de reojo cada vez que iniciaba una carrera sin retorno.

messi indulta a Dembélé

En la otra punta del campo, Ter Stegen vio cómo Bergwijn lo intentaba de rosca. El Barça solo sufría cuando perdía algún balón en la frontal del área holandesa. Pereiro tardaba décimas de segundo en sorprender a la contra. Pero al PSV le faltaba acabar de rematar el plan. El fútbol no son matemáticas. El fútbol es el genio de Messi, que acabó la jugada individual de Dembélé, algo chupón. Al francés le salvó la campana en forma de falta que cometió Viergever. Fue lo que evitó que Messi pudiera, con todo el derecho, recriminarle al francés su egoísmo. El '10' dibujó en el aire una parábola imposible para superar a Zoet. Cambian las series de moda, los peinados y los presidentes del Gobierno. Messi sigue a lo suyo.

entregados al juego

Hay ganas de Champions y la promesa de Messi en el Joan Gamper acompañará en la aventura europea al Barça toda la temporada. Él siempre cumple sus promesas, solo falta que lo haga el resto. El 1-0 da para poco a falta de 45 minutos, así que Suárez le dio al interruptor para conectar al equipo desde el primer minuto. El uruguayo se vació como si tras el pitido final se acabara el mundo. Puro charrúa. Todo lo hizo él en el primer cuarto de hora: robar, pelear, ofrecer a Coutinho un balón que salió alto por poco. El brasileño repitió poco después y obligó a Zoet a enviar a córner, pero el '9' del Barça se sentía tan cómodo que intentó una vaselina, perdón, impropia que acabó besando la madera. Como ese amor de verano que se pierde en septiembre. Un amor inacabado.

Para debatir sobre el juego del equipo, mejor dejarlo para otras ocasiones. La crítica ya tendrá mejores días, que no es lo mismo LaLiga que la Champions, ni el Camp Nou que coger un avión para jugar lejos de la familia culé. El resultadista y el nostálgico guardiolista, cogidos de la mano para intentar superar a un PSV al que el entorno ha menospreciado y que tuvo ocasiones para, por lo menos, complicarle la vida al Barça. Un ataque preciso y bien coordinado por buenos futbolistas.

dembélé se indulta a si mismo

Un ataque al que le falta lo sobra al Barça: magia. Dembélé recibió de espaldas, tapado por dos rivales a los que dejó pensando a qué huelen las nubes con un movimiento de baile de salón. Se plantó en la frontal y, de rosca, hizo volar inofensivamente a Zoet. Messi, como si compitiera con su compañero, recibió un "detalle" en forma de asistencia de Rakitic para hacer el tercero con un toque sutil. El marcador empezaba a explicar con precisión el argumento expuesto por el Barça. Y acabó de hacerlo cuando Leo Messi hizo el cuarto, el primer 'hat-trick' de un sombrero sin fondo con el que empezó a cumplir su promesa.