El Barça se impuso a medio gas

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Ernesto Valverde, profesional él hasta las últimas consecuencias, y más allá de las molestias que supone un partido así a estas alturas de la temporada, presentó un once cuyo objetivo era dar brillo a los tres millones de euros que se rascó del bolsillo Patrice Motsepe. Es uno de los hombres más ricos de Sudáfrica y propietario del Mamelodi Soundowns, culpable directo del encuentro entre Mandela y la comitiva blaugrana que visitó al histórico presidente sudafricano en 2007.

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AMISTOSO

1
3
Alineaciones
MAMELODI SUNDOWNS
Onyango (Mweene, 66'), Langerman, Ngcongca (Morena, 90'), Soumahoro (Madisha, 62'), Arendse, Mabunda, Kenana (Sirino, 76'), Billiat (Manyisa, 77'), Vilakazi, Zwane (Levese, 90') y Tau.
FC BARCELONA
Ter Stegen (Cillessen, 46'), Semedo (Sergi Roberto, 46'), Yerry Mina (Piqué, 46'), Digne (Alba, 46'), Busquets (Paulinho, 46'), Rakitic (De Galarreta, 46' (Messi, 74')), Iniesta (Coutinho, 46'), Denis Suárez (André Gomes, 46'), Aleñá (Aleix Vidal, 46'), Dembélé (Cuenca, 46') y Luis Suárez.

Con tres defensas más Busquets y a lo loco, Yery Mina cerraba desde el centro una zaga formada junto a Semedo, Digne y el propio Sergio. En el centro del campo, una reunión de jugones liderada por Iniesta, al que acompañaban Aleñá, Denis Suárez  y Rakitic. Arriba, quienes debían hacer los goles. Como así fue.

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Tardó tres minutos el Barça en abrir el marcador. Dembélé se plantó en la frontal, recortó hacia la derecha y disparó de rosca con la izquierda. Los sudafricanos recordaban a la selección de Brasil, pero solo por el color de la camiseta y el tono de piel de algunos de sus futbolistas. Por nada más. Y, aún así, Percy se plantó, ganando la espalda a Yerry Mina, ante Ter Stegen, que adivinó la intención del delantero africano para quedarse el balón.

suárez no entiende de amistosos

Luis Suárez, en cambio, no perdonó. Recibió un balón en el área de Denis para batir por bajo a Onyango. Se habían jugado solo dieciocho minutos y todo parecía más que decidido. El público, que abarrotaba el FNB Stadium, celebraba cada gol porque de eso se trataba. Los locales enviaron el balón al larguero con un remate de Vilakazi. Ter Stegen también tuvo que enviar a córner un disparo lejos de Percy Tau, el más activo de los suyos. La respuesta la dio Denis Suárez, que remato de cabeza al palo un centro de Dembélé. Cada vez que el Barça se acercaba a la portería sudafricana olía a gol. Fue un primer tiempo movido, atractivo y abierto, como pedía el amistoso, envuelto en fiesta, y como directamente exigen los tres millones de euros que cuesta movilizar a todo un campeón de Liga.

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El once de la segunda mitad por parte del Barcelona fue, tal y como había avanzado Valverde, totalmente distinto del de la primera. Nadie repitió. La noticia, sin embargo, fue ver cómo Leo Messi seguía esperando su momento en el banquillo. La pieza gorda, el hombre al que los casi noventa mil espectadores esperaban desde la grada, no aparecía sobre el césped. Lo hizo a los 65 minutos.

Más allá del dibujo, nada cambió. Los blaugrana mantuvieron el dominio y Sergi Roberto tuvo antes de que apareciera André Gomes, que marcó el tercero aprovechando un regalo de la defensa. Los sudafricanos también probaron a Cillessen, seguro como en la primera mitad lo había sido Ter Stegen. Poca emoción pese al esfuerzo de ambos equipos por ofrecer un fútbol atractivo. El Barça, pese al ritmo poco competitivo, era muy superior, inmensamente superior. Un continente de diferencia. 

messi desata la euforia

Leo Messi, de cuya presencia en el amistoso se dudó hasta el último momento, jugó el último cuarto de hora. El estadio en pleno celebraba desde hacía diez minutos su aparición en la banda para calentar. Una vez dentro, cada gesto, jugada y acción levantaba a los aficionados de sus asientos. Leo es en sí mismo el espectáculo. El partido languidecía y, con más razón, uno de los pocos atractivos era disfrutar del '10'.

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 El Mamelodi Sundowns encontró el camino del gol en el minuto 76 cuando Milakazi recortó diferencias aprovechando, esta vez sí, una de las muchas ocasiones que tuvo su equipo. Cillessen, como Ter Stegen, tuvo más trabajo del previsto, aunque también es cierto que la inocencia con la que acababan las jugadas los sudafricanos ayudaba.

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