A rematar al Madrid

Dídac Peyret

Nadie intuyó en pretemporada que en la octava jornada de Liga el Madrid estaría inmerso en una sensación de angustia, de grave bloqueo, que le ha llevado a sumar 409 minutos sin marcar un solo gol.

Ganar la Champions por tercer año consecutivo dejó al club blanco en un estado de complacencia veraniego tal que ni siquiera las salidas de Zidane y Cristiano se interpretaron como algo irreparable. De eso hace apenas algunos meses. Pero ahora los números invitan a pensar sobre todo en el delantero portugués. En la intimidación que suponía su sola presencia para los rivales. Y sobre todo en su fiabilidad goleadora. 

En Madrid se ha pasado, en apenas unas semanas, de resaltar las bondades de un equipo coral (la renovada etiqueta que trata de implantar Lopetegui) a hablar de crisis alarmante. Pero más allá de aprender a vivir sin Cristiano, sorprende la falta de reacción de un equipo acostumbrado a hacerse grande ante la adversidad.

Así se vio reflejado ayer ante el Alavés, donde los blancos cayeron en los últimos instantes del encuentro (1-0). Con el tiempo añadido. Precisamente en esos minutos donde el Madrid ha construido su relato históricamente. 

Con la ocurrido en Medizorroza ya son dos derrotas seguidas y cuatro encuentros sin ganar. Unos resultados que dejan a Lopetegui en la cuerda floja. El técnico es el gran señalado, a pesar de que la irregularidad del Barça (suma tres partidos sin ganar; dos empates, Girona y Athletic; y una derrota, Leganés) ha rebajado hasta ahora el mal momento del Madrid. De ahí que lo peor que le pueda pasar a los blancos sea terminar la jornada a tres puntos del líder (la temporada pasada terminó a cinco puntos).   

En manos del Barça está hurgar en la herida del Madrid y convertir lo ocurrido en Wembley en algo más que una anécdota. Valverde insistió ayer que cree en la regularidad (y eso incluye la Liga) para ganar la Liga de Campeones.

En Londres introdujo matices que dejaron entrever un Barça más fiable. La entrada de Arthur, un jugador que sugiere la hoja de ruta de Xavi e Iniesta, así como la posición más adelantada de Coutinho ordenaron a un Barça más reconocible. Contribuyó a la sensación de estabilidad la ausencia de Dembélé, un jugador con un talento formidable pero con una tendencia a perder balones difícil de sostener para el equipo.

Ayer Valverde tiró  balones fuera cuando le preguntaron por la continuidad en el once de Arthur. “Es un jugador que nos da posesión y control de juego pero este es otro tipo de partido”. El Barça, además, llega a Valencia con un Luis Suárez entre algodones que arrastra molestias en la rodilla. 

De ahí que Valverde se haya llevado a 19 jugadores. Uno de ellos deberá ser descartado a última hora. Entre ellos está Malcom, que regresa a una lista, pero que parece poco probable que tenga oportunidades en los próximos partidos.

De momento, el primer obstáculo será el Valencia (el Barça no conoce la derrota desde 2007 en Mestalla). Una oportunidad para que el Barça mantenga las buenas sensaciones y envíe al Madrid de Lopetegui al diván.