El reconocimiento pendiente a Ernesto Valverde

Se entiende el resquemor que produce un cese y la pérdida de confianza por parte el presidente. Así se entienden las declaraciones de Setién en su día, y más recientemente las de Koeman. Este último tiene razones de sobra para estar dolido: el baile al que le sometió el club el pasado verano, teniéndole en la cuerda floja durante quince días, fue tan humillante como evitable.

Pero de la misma manera Ernesto Valverde hubira podido optar igualmente por la pataleta

y sin embargo ha sabido guardar un elegante y admirable silencio. Razones no le faltarían a Valverde para cargar contra la anterior junta, pero ha preferido callar. Quizás no se lo hemos reconocido como es debido.