Historia SPORT

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Los brasileños, en el top-5 de las mayores ventas

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Arthur Melo y los 72 millones de euros (más 10 en variables) en que se ha valorado su transacción a la Juventus, en un truque con Pjanic han entrado en los registros históricos del Barça. El volante, que aterrizó del Gremio dos temporadas atrás, acaba de protagonizar la segunda mayor venta en los más de 120 años de existencia del Barça.

El ranking de ingresos por salida lo encabezan los 222 millones de euros, correspondientes a la cláusula de rescisión de Neymar, que el PSG depositó en el turbulento verano de 2017. 

Por diferentes motivos y circunstancias, la cuestión es que hay un denominador común en los principales traspasos blaugranas desde el punto de vista de ingresos: cuatro de las cinco primeras posiciones del top-5 las ocupan jugadores brasileños. Neymar (222 millones, al PSG en 2017), Arthur (72 millones, a la Juventus, en 2020), Paulinho (52 millones, al Guangzhou, en 2018) y Malcom (45 millones, al Zenit, en 2019,). Solo Luis Figo se cuela en el top-3, con los 60 millones de euros de su cláusula que Florentino Pérez pagó en el verano del 2000. 

En las últimas temporadas, el Barcelona, por fin, ha revertido una de sus debilidades financieras que se arrastraba durante décadas: el de no saber hacer cajas a la hora de desprenderse de sus activos futbolísticos. Algo, por ejemplo, que su eterno rival, el Real Madrid, se jactaba. Y, en este aspecto, el club ha sabido rentabilizar el mercado que tienen sus jugadores, principalmente sudamericanos, en otras ligas europeas.

Un caso paradigmático es el de Yerry Mina. El central colombiano, fichado del Palmeiras por 11,5 millones de euros, fue vendido al Everton por 35 millones de euros en el verano de 2018, después de haber jugado solo seis meses en el Camp Nou. El gigante cafetero es la sexta venta más generosa del Barça, por detrás de Malcom (45 millones), y Alexis Sánchez (42,5 en 2014, al Arsenal).

Cambio

El Barça ha sacado partido financiero de su política de apostar en el fructífero mercado sudamericano, donde tiene sobre el terreno al ejecutivo André Cury desde hace prácticamente una década. Son fichajes trabajados en largo recorrido.

En Brasil, Neymar era monitorizado en el Santos desde que explotó en el Campeonato Paulista 2010 y llegó en la primavera de 2013;con Paulinho ya se tanteó su fichaje cuando lo había ganado todo en el Corinthians (en 2012 conquistó la Libertadores y el Mundial de Clubs) pero solo llegó procedente de la China tras su paso por el Tottenham; con Arthur, el Barcelona se avanzó a los otros grandes de Europa en el primer semestre de 2017, año en que ganó brillantemente la Copa Libertadores con el Gremio y fue elegido MVP de la finalMalcom, fichado del Girondins, era observado desde que en 2015 explotó en el Corinthians dirigido por Tite que ganó el Brasileirao…

En el caso de Yerry Mina se empezó a trabajar su incorporación en 2015, cuando con solo 19 años y siendo ya titular, ganó la Copa Sudamericana y la Superliga colombiana. Su futuro blaugrana ya estaba encaminado cuando aterrizó en el Palmeiras, en 2016, donde ganó el Brasileirao al lado de Gabriel Jesus, a quien el Barça dejó escapar cuando lo tenía bloqueado por 25 millones de euros. 

Un único jugador formado en La Masia forma parte en el top-10 de las mayores ventas del club: Cesc Fábregas, que en el verano de 2014 volvió a la Premier, en este caso el Chelsea, previo pago de 33 millones en caja. La tendencia, pues, es clara. El Barça tradicionalmente se niega a poner en el mercado a sus cracks canteranos. 

En dirección contraria, desde 2017, las ventas de solo cinco jugadores sudamericanos (Neymar, Arthur, Paulinho, Malcom y Yerry Mina), al margen de su rendimiento deportivo, han inyectado 426 millones de euros, en operaciones muy rentables del punto de vista contable.  

La fórmula del truque

Yerry Mina dejó los mismos 35 millones de euros, que Jasper Cillessen, pero por caminos distintos. En el caso del cancerbero protagonizó el verano pasado un truque entre el Barça y el Valencia: el internacional holandés salió por 35 millones de euros y llegó Neto, valorado en 26 millones más 9 millones en variables.

Esta fórmula, repetida ahora con Arthur y Pjanic como protagonistas, muy habitual en el fútbol italiano es una vía, contablemente es muy apreciadas por los CEOs de los clubes. 

El FC Barcelona está dispuesto a repetirla, en una ventana de contrataciones absolutamente imprevisible y sin precedentes por los devastadores efectos que ha tenido el coronavirus en la economía de todos los clubes. 

Neto podría tener un paso fugaz por el Camp Nou ya que clubes de la Premier, como el Arsenal, ya han mostrado su interés por incorporarlo. Y el Barça estaría dispuesto a desprenderse de él, para buscar una fórmula económicamente rentable para ocupar la plaza de guardameta suplente.