Rafinha: mucha voluntad, poca efectividad

Rafinha volvió a ser titular después de las magníficas prestaciones ofrecidas ante Athletic y Betis. Un justo premio a su profesionalidad, aún sabiendo que puede emigrar del Camp Nou antes de cerrarse la ventana de fichajes de verano. 

Valverde le confió la banda izquierda, como extremo, con la misión de intentar jugar hacia adentro y dejar espacios para Alba, además de conectar con De Jong y proveer de balones, si era posible, a Griezmann, desaparecido en combate.

El problema estuvo en que el primer tiempo del Barça en El Sadar, en general, fue un desastre. No existió en ataque. No disparó a puerta. No creó una sola jugada de peligro... ni de mérito.

Y en esa ceguedad, Rafinha fue el tuerto en el país de los ciegos. Al menos, el hispanobrasileño se ofreció, buscó y tocó más balones que nadie, intentando tirar del carro. Fue, también, el azulgrana que más faltas recibió, sin duda porque fue quien más tiempo condujo el esférico y quien más arriesgó. Sin embargo, nada sustancial nació o surgió de su fútbol, porque el esférico nunca estuvo en zona de peligro.

En el comienzo del segundo tiempo, debido a la entrada de Ansu Fati por Semedo, Rafinha pasó a jugar como interior izquierdo. Poco más pudo ofrecer porque a los cinco minutos de la reanudación, Ernesto Valverde decidió sustituirlo por Arthur, un cambio que dio sus frutos porque pocos minutos después, ya con 1-1 en el marcador, el brasileño puso por delante al Barça.