HISTORIA SPORT: "Quique tiene una obsesión casi enfermiza por el balón"

Así se enamoró Setién del fútbol del Barça

Así se enamoró Setién del fútbol del Barça / @FCBarcelona_es

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Como mejor se conoce a un entrenador es charlando con jugadores que han pasado por sus manos y escuchando sus sensaciones. Rápidamente puedes darte cuenta si han dejado huella, si han pasado sin pena ni gloria o si han generado (pasa más de lo que pensamos) una especie de trauma en el futbolista. Para conocer mejor qué tipo de gestor y de técnico es Quique Setién, en SPORT conversamos con dos piezas a las que dirigió en Lugo, la etapa más longeva hasta ahora del cántabro en un banquillo (seis temporadas). Dani Mallo (portero, ya retirado) e Iriome (sigue aún en el cuadro pacense) nos cuentan las interioridades de Quique.

LA PERSONA, LO PRIMERO

Uno de los aspectos que más nos interesa es su relación con el jugador dentro del vestuario. “Recuerdo que una de las cosas que más me impactó cuando llegué a Lugo fue el respeto que había en la plantilla. Eso y que para él lo primero era conocernos como personas antes que como jugadores”, relata Iriome. Con Dani Mallo Quique conectó desde el primer momento: “Yo llegué ya siendo veterano a Lugo. Lo primero que me dijo Quique fue que los porteramos éramos los que creábamos la superioridad en la salida de balón y que teníamos que intervenir mucho y jugar siempre por abajo. Que si cometíamos errores él iba asumir la responsabilidad. De hecho, así sucedió en más de una ocasión”.

Sin duda define perfectamente esto último el carácter y la idea del de Santander. “Más que enfermo del fútbol, Setién es un obseso del balón, lo tiene totalmente obstinado”. Iriome tan solo coincidió un año con el flamante técnico del Barça, pero fue más que suficiente para convertirse en uno de los que mejor recuerdo guarda de su carrera: “Fue un año fantástico. Aprendí muchísimo y, sobre todo, me divertí una barbaridad. Había partidos en los que mientras jugaba pensaba: “Menudo baño les estamos pegando”. Consiguió que fuéramos superiores en casi todos los partidos con uno de los presupuestos más bajos de la categoría”. 

QUIQUE FUERA DEL VERDE

Les preguntamos cómo era Quique fuera de los terrenos de juego, si interactuaba mucho con los jugadores o prefería mantener las distancias. “Tuve un problema personal muy grave en mi primer año y desde el primer momento se preocupó por mi y me ofreció toda su ayuda. Solo puedo tener agradecimiento·, cuenta Mallo. Por su lado, Iriome relata que “los nuevos y los de fuera vivíamos la mayoría en la misma zona de Lugo. Muchas veces quedábamos para desayunar en algún bar y Quique se apuntaba. En general los entrenadores te saludan y no suelen ‘mezclarse’, pero él era muy cercano, uno más”.

Estos días ha ido trascendiendo la pasión del cántabro por el ajedrez, un ‘hobby’ que comparte con Dani: “Los dos somos unos enamorados y hemos ido jugando de vez en cuando. De hecho, incluso le regaló un libro sobre ajedrez a mi hijo”. Y hablando de hijos, el exguardameta gallego nos explica que era un clásico acudir con los hijos y la familia a los entrenamientos ‘postpartido’. “Le gustaba generar ese buen rollo y en las sesiones de recuperación acudíamos con nuestros hijos; incluso venía su hija muchas veces”. 

Iriome tiene bien guardado un momento con Setién: “En su último partido con el Lugo (contra el Girona) recuerdo que estábamos en el campo. No era oficial, pero se sabía que no seguiría. Quería acercarme y agradecerle directamente lo que me había enseñado, pero me daba un poco de vergüenza. Cuando me decidí, fue él el que se giró y me dio las gracias. Se me cayeron las lágrimas en ese momento”.