¡Protejan a Riqui Puig!

German Bona

German Bona

Riqui Puig está pasando por sensaciones muy contrapuestas. A principios de la semana, sube junto a Miranda al primer equipo y ahí es feliz en los rondos con los Messi, Coutinho y compañía. Observa las evoluciones de los que han sido sus ídolos hasta hace bien poco y ahora han pasado a ser sus compañeros, y absorbe como una esponja todo lo que sucede a su alrededor. Riqui tiene un talento innato, basta verle jugar un ratito para darse cuenta, es alguien especial y como tal hay que considerarle. Pero también le queda un largo camino por recorrer y la mala planificación de la temporada pasada provoca que sea en Segunda División B, una categoría que por muchas razones no es la que más le conviene.

Cuando se acerca el final de la semana, a Riqui le toca cambiar el chip y bajar, de nuevo junto a Miranda, al filial. Lo hace gratamente, consciente de que su sitio está en el Barça B. Quiere ser importante con los de García Pimienta y es el primero en no esconderse durante los partidos. Pero van a por él. Tanto en el debut liguero en el feudo del Alcoyano como el sábado en el Mini Estadi frente al Ejea, Riqui ha volado por los aires en más de una ocasión. Algunos dirán que su físico y su manera de llevar el balón pegado a los pies lo propician, que las faltas  parecen más espectaculares de lo que son en realidad. No es cierto, en estos dos encuentros se han producido entradas inadmisibles, de mucho más que la amarilla que se han limitado a mostrar los árbitros... y en alguna ocasión, ni tarjeta ha habido.

Los rivales tampoco son tontos y saben que si desactivan al talentoso centrocampista, la creación ofensiva del filial pierde muchos enteros. Las faltas se reparten para evitar la roja y los colegiados ‘pican’ en el anzuelo. Tampoco se les ve muy concienciados de proteger a los jugadores que marcan las diferencias con su calidad. 

Riqui ya sabe lo que les espera esta temporada si no se pone remedio. Y no solo él. También sus compañeros. El sábado, Carles Pérez recibió una durísima entrada que le hizo visitar el hospital con un tobillo hinchado a no poder más. Hoy se sabrá el alcance de la lesión y parece que puede quedar, afortunadamente, en una contusión.

riqui, a lo suyo

Y a todo esto, ¿cómo se lo toma el chaval? Pues con resignación, consciente de que es un aprendizaje por el que debe pasar. Sobre el terreno de juego, ningún rival le puede reprochar que le haya echado cuento a alguna falta o que haya perdido los estribos por la ‘cacería’ a la que le someten. Se duele, como es lógico, si es necesario entran las asistencias, se levanta y sigue jugando. Pese a saber que le volverán a dar, no se arruga y vuelve a reclamar el balón para inventarse una jugada. Le resta importancia y saca conclusiones que le sirvan de cara al futuro. 

Messi también pasó por esto, y otros grandes futbolistas como Iniesta, que aunque no era tan regateador, su cuerpo tirando a endeble también era pobjetivo de los rivales. Un ‘via crucis’ que se antoja inevitable y que durará toda la temporada sobre todo si el estamento arbitral no se pone firme con estas actitudes. El talento de futbolistas como Riqui Puig, que a la larga le darán tanto a nuestro fútbol, hay que protegerlo o de lo contrario luego llegarán las lamentaciones si hay una lesión de gravedad.