"La primera es incomparable"

Carlos Naval, que sigue al pie del cañón como delegado del Barça, puede presumir de pasar la primera noche con la preciada Copa de Europa

El fisioterapeuta, Jaume Langa, y Txema Corbella, encargado del material, vivieron la final con pasión

Naval con su mítico brazalete de delegado de campo, Langa y sus innumerables recuerdos en azulgrana y Corbella, que estuvo 32 años como utillero del Barça

Naval con su mítico brazalete de delegado de campo, Langa y sus innumerables recuerdos en azulgrana y Corbella, que estuvo 32 años como utillero del Barça / Valentí/Ferrándiz/Paredes

German Bona

German Bona

No están casi nunca en el ‘candelero’, ni quieren ni falta que les hace, pero son imprescindibles en un equipo de fútbol. Al margen del ‘glamour’ de los jugadores o el cuerpo técnico, los trabajadores del día a día del vestuario están siempre ahí para hacerlo todo más fácil. Y así fue hace 30 años. Los miembros de aquel staff vivieron la primera Copa de Europa con profesionalidad y emoción. Como el delegado Carlos Naval, que sigue en activo en el cuadro azulgrana, el fisioterapeuta Jaume Langa y el por aquel entonces encargado del material, Josep Maria Corbella.  

Naval siempre podrá presumir de haber pasado la primera noche con la Copa de Europa más deseada en un hotel a las afueras de Londres, el Sopwell Houses de St. Albans. “Fue en el hotel de los jugadores donde se hizo la cena posterior, pues ahí tenían a sus familias. Los directivos y los invitados del club se fueron marchando poco a poco, ellos estaban en el centro de la ciudad y tocaba madrugar a la mañana siguiente, así que al final se quedó el equipo. Entonces, vi la Copa en el medio de la sala, pensé que no se podía quedar ahí y fue cuando me la llevé a la habitación antes de volver a bajar”, explica a SPORT tres décadas después el delegado azulgrana. 

Lograron que la fiesta durara un poco más porque “fuimos a buscar cajas de cervezas en el almacén del hotel y nos acompañó un camarero. La Copa la había dejado en una butaca de la habitación, cuando subí la miré y me dije: ‘Ya la tenemos aquí, la primera”.

La primera siempre es la primera, como todo en esta vida. Después, llegó la segunda, la de París, y Naval volvió a dormir con la Copa, pero ya no fue así en la tercera. ¿Qué sucedió?: “En Roma, Pep me dijo: Carlos, ¿te sabe mal si me dejas esta noche a mí la Copa? Y le dije, para nada, es un honor Pep, toda para ti”. Así que el de Santpedor tomó el testigo.

Naval, pendiente de todos los detalles

Hasta acabar en la habitación de Naval, el preciado trofeo se tuvo que sudar de lo lindo a lo largo de los 120 minutos de la final ante la Sampdoria. En el 111’, llegó la falta a Eusebio y el gol de Ronald Koeman, pero Naval no tuvo mucho tiempo para celebraciones. “No soy mucho de mostrar una alegría desmedida, más bien contenida, pero sí fue un estallido de emociones, aunque enseguida el míster me miró y me dijo: ‘Carlos, prepara un cambio’. La entrada de Alexanko por Pep Guardiola”.

Fue precisamente ‘Talín’ quien, como capitán, fue el primero en levantar la Copa en una imagen para la posteridad. Y lo hizo con la camiseta azulgrana. Naval y los utilleros Corbella e Ibarz las tenían bien preparadas para repartir, porque “así debía ser. Si ganábamos la primera Copa de Europa, no podíamos salir en la foto con la segunda equipación”. 

Naval, que se mantiene al pie del cañón y su intención es “llegar al 125 Aniversario del club”, en 2024, tiene muy claro que “en todas las finales hay un detalle que te marca y en Wembley fue, sin duda, la entrega de los jugadores y su concentración del primer al último minuto. En ningún momento le perdieron la cara al partido”.

Un grupo “unido y muy integrado, tanto los que jugaban más como los que eran menos habituales” que logró un hito histórico para el barcelonismo: “Estaban todos muy mentalizados para que no se volvieran a repetir las decepciones de otras finales”. Y lo lograron.

Una ubicación distinta para Jaume Langa

Jaume Langa reconoce, precisamente, que durante la final tuvo muy presente en todo momento la decepción vivida seis años antes contra el Steaua, que vivió en primera persona en el banquillo del Sánchez Pizjuán. “Sobre todo recuerdo tener muchos nervios en la final por venir de donde veníamos. Sí, ya le habíamos ganado a la Sampdoria en la Recopa y decían que si la teníamos ganada, pero pasaban los minutos y Lombardo corría como un demonio, Pagliuca lo paraba todo, íbamos a los penaltis y pensaba: ‘Uff, que no se repita”, rememora con naturalidad.

En Wembley, no pudo sentarse a ras de césped como casi siempre: “El árbitro dijo que en el banquillo debía haber un número muy limitado de personas, seis o siete creo. Trabajé en el vestuario con Ángel Mur y los jugadores y subí a un sitio reservado en la tribuna junto a Cristóbal Parralo, Guillermo Amor y Joan Malgosa”. Pero todo salió bien y “bajamos al césped entre lloros y abrazos, recuerdo que saltaba con Juan Carlos...”.

Corbella y el lejano vestuario de Wembley

Trabajadores incansables, cada uno vivió la final y el gol de Koeman como se lo permitió su tarea. A Txema Corbella, encargado del material, le pilló el minuto 111 “regresando de los vestuarios, que estaban en un fondo, a tres o cuatro minutos del banquillo, llevando botellas de agua junto a Ángel Mur en previsión de la tanda de penaltis”. Y entonces, el estallido de alegría: “Me abracé con Ángel y tiramos el agua al cielo. Que le den, pensamos”. Ya no sería necesaria.

Corbella pudo disfrutar de tres Champions más. En la de Berlín, la última, ya no estaba el mítico utillero “porque había ‘plegado’ ese mismo año”, pero, como sus compañeros, no tiene dudas. “Todas son importantes, pero la primera es incomparable. Necesitábamos tener dos o tres más, habiendo tenido además a Messi en el equipo”, se lamenta, llevando siempre al Barça en el corazón y optimista porque conoce muy bien a Xavi: “Tengo muy buena amistad con él. Es muy profesional, sosegado y sabe lo que se lleva entre manos”.

Carlos Naval, Jaume Langa, Josep Maria Corbella, pero también Ángel Mur, José Antonio Ibarz -el gran ‘Tahamata’-, Rodolf Peris, Joan Malgosa, Fernando Baños y Bernat Vázquez. Un staff de categoría a los que también les correspondió la gloria de Wembley y suya fue también la primera Copa de Europa conquistada por el Barça.