¿Por qué Messi no jugó contra el Inter?

Lluís Mascaró

El pasado domingo, el entrenador del Barça Ernesto Valverde tomó la decisión, consensuada con el jugador, de que Leo Messi viajaría el lunes a Milán para formar parte de la expedición blaugrana. En aquel momento, a pesar de algunas informaciones que aseguraban con total seguridad que jugaría unos minutos como suplente, tanto el entrenador como el jugador ya eran conscientes de que las probabilidades de jugar eran casi nulas y que el objetivo principal del viaje no era este.

¿Por qué Messi entonces viajó a Milan? Básicamente porque tenía ganas de apoyar a sus compañeros, ejercer su rol de capitán (que considera algo vital para él y para el grupo) y dejar claro que este año la Champions es el objetivo número uno. Es decir, la finalidad del desplazamiento era más simbólica que deportiva, más intimidatoria que efectiva, sabiendo que la duda sobre su presencia condicionaría necesariamente el encuentro y despistaría a un Inter que lógicamente no planteaba el partido de igual manera con Messi que sin Messi. 

Pero no fue hasta finalizar el entrenamiento vespertino del lunes, en el que participó Messi, cuando se confirmó, de mutuo acuerdo entre Valverde y Messi, que lo más prudente era no arriesgar y dejar que la evolución prevista de 3 semanas se respetara. En la decisión tuvo una participación destacada Valverde, que no era partidario de correr ningún riesgo sabiendo que el partido en Milán, a pesar de su importancia, no era ni mucho menos vital, teniendo en cuenta el margen de puntos con el que llegaba el Barça al partido.

Messi ha aprendido a ser paciente

Fuentes internas cuentan a este periódico que Messi llegaba a Milán con entrenamientos muy suaves, y sin haber participado en ninguno de los ejercicios de "choque" que se realizan cuando los jugadores ya están al cien por cien, y que son la prueba de que ya están plenamente recuperados. De hecho, Messi no tiene todavía el alta médica, prueba de que no hay prisa para acortar los plazos de su vuelta.

En el club ya saben, en definitiva, de que Messi ha aprendido a ser paciente, y en su plena madurez es consciente de que hay que actuar con inteligencia, saber escuchar el propio cuerpo y pensar a medio y largo plazo. Porque está claro que este año el objetivo de Messi, el Barça y todo el barcelonismo es levantar la Champions y resarcirse del batacazo de Roma que todavía escuece.