Historia SPORT

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El polifacético Félix de Pomés

Sportmen, pintor, abogado, actor, aventurero... Fue un bohemio que hizo casi de todo

Jugó en el FC Barcelona la temporada 1913-14 y en 1916 actuó en dos amistosos

Varias imágenes de Félix de Pomés, deportivas y durante su prolífica etapa de actor de cine

Varias imágenes de Félix de Pomés, deportivas y durante su prolífica etapa de actor de cine

David Salinas

David Salinas

En el extenso elenco de futbolistas que han defendido la camiseta del FC Barcelona destaca Félix de Pomés Soler por su marcada heterogeneidad profesional. Irrepetible. De Pomés (Barcelona, 13-07-1890 — 17-07-1969) nació en el seno de una familia de la aristocracia barcelonesa (sobrino de Benito Pomés Pomar, conde de Santa María de Pomés). Su padre, Pelegrín Pomés Pomar, era naviero y notario. Cursó estudios en los Escolapios de la calle Ample y a pronta edad destacó por su estilizada figura y una cautivadora mirada azulada.

Merced a una entrevista que concedió a Domènec de Bellmunt, publicada el 8 de mayo de 1933 en la edición de ‘La Rambla’, semanario fundado por Josep Suñol, futuro presidente del Barça, sabemos que, al quedarse sin progenitores –Pelegrín murió de una meningitis gripal a los 39 años en febrero de 1900, tras enviudar de su esposa Isabel, cuando Félix tenía solo 10 años–, siguió su formación como interno en los Escolapios de Sarrià, donde a diferencia de otros niños, nadie venía a visitarlo. Se sumergió entonces en el deporte y el dibujo.

Por su desahogada posición social pudo continuar estudiando (entró en la Facultad de Medicina) y cultivar el físico practicando boxeo, esgrima y fútbol. En esta última disciplina empezó en las filas del SC Universitary, de portero, entre 1910 y 1912, coincidiendo con los hermanos Armet y Comamala. Después pasó al Casual SC (1912-13), ya como centrocampista, para llegar al FC Barcelona y compartir equipo con Amechazurra, Forns, Alcántara, Greenwell, Peris, Reñé...

De Pomés se alineó en 7 partidos oficiales (dos de la Copa España, organizada por la RUECF, y cinco del Campionat de Catalunya 1913-14) y 21 amistosos (un gol, contra el Català SC). En una ocasión, el 19 de abril de 1914, se alineó de portero en las filas del Middlesex Wanderers, contra el Barça, y en su último partido como azulgrana, el 8 de octubre de 1916, se retiró contusionado a los cinco minutos, siendo sustituido por Jaume Amat, protestando el público por querer ver antes al prometedor Agustí Sancho.

La temporada siguiente, debido a la competencia en el Barça, pasó al RCD Espanyol, con el que se proclamó campeón de Catalunya 1914-15 junto a los Gibert, Santiago Massana, Ponz, Juanico y Paco Brú, entre otros. Dejó el fútbol el curso siguiente (1915-16) tras sufrir un fuerte encontronazo que le partió la pierna izquierda. Durante este tiempo no abandonó el boxeo ni la esgrima.

Inquieto

Los barcos que fletaba su padre siempre le cautivaron –los veía desde el balcón de su domicilio del Passeig de Colom– y, durante su etapa como futbolista, con 17 años y un modesto capital en el bolsillo, abordó un navío rumbo a Marsella, llegando hasta Sète, donde el fútbol le permitió vivir gracias al empleo de catador de vinos que le proporcionó el club al no existir el profesionalismo. Fue llamado a filas por la Marina a los 19 años, aunque solo permaneció tres meses en Cartagena. Sus tutores lo redimieron del servicio y De Pomés volvió a Barcelona para reincorporarse al Espanyol, saboreando las mieles del triunfo en el Campionat de Catalunya.

Tras colgar las botas, se matriculó en la Facultad de Derecho y, gracias a sus otras aficiones, el dibujo y la pintura, empezó a tener ingresos propios. En este tiempo hizo su primera incursión como actor de teatro, en el Romea, una actividad de corto recorrido pero que le abriría las puertas del cine. Como abogado, sin embargo, acudió a la llamada de la Corte para hacer oposiciones a diplomático, acabando en la redacción del ‘El Fígaro’ como periodista y caricaturista. Fue en esta etapa cuando adoptó el ‘de’ por delante de su apellido para mayor tronío, que conservaría en su etapa como actor. Sin embargo, “un hombre inquieto y aventurero no puede estar mucho tiempo sometido a la disciplina de una redacción”, escribió Domènec de Bellmunt.

Así, su siguiente destino fue la entonces exótica Costa de Marfil para atender un negocio de maderas. En África, además de comerciar, participó en cacerías y vio el fin de sus días cerca al quedar a merced de las fauces de un tigre, que pudo burlar dando un salto a una rama, como relató él mismo en la edición del 20 de diciembre de 1930 en las páginas del semanario ‘Estampa’.

Estrella de cine

Después de enfermar de fiebres palúdicas y darle los médicos solo un mes de vida, se recuperó milagrosamente y se fue a París, donde siguió ganándose la vida gracias a los dibujos y a sus dotes de actor en los estudios Joinville, sin olvidar la esgrima, deporte en el que fue olímpico en París 1924 y Ámsterdam 1928. En 1954 recibió la Medalla de la Ciudad de Barcelona al Mérito Deportivo por haber obtenido repetidas veces el campeonato de España y de Catalunya en las modalidades de espada, florete y sable.

En el séptimo arte fue el galán ideal: apolíneo, masculino, elegante y encantador. Y, en ocasiones, también un malvado de manual. Trabajó en Turín (‘El Infierno’ y ‘Prometeo’) y en Alemania (‘Doña Mentiras’, ‘Toda una vida’, ‘La fiesta del Diablo’…), recuperando en Berlín su pasión por la esgrima y ganando el campeonato alemán. Allí encontró el amor y contrajo matrimonio con Margot Hahn. Tuvo una hija, Isabel (Barcelona, 1924-2007), también actriz –el mayor éxito en taquilla lo obtuvo con la película ‘Botón de ancla’, 1948– con la que llegó a compartir reparto. En España también triunfó, primero en la escena muda y después en la sonora (’Rataplán’, ‘La torre de los siete jorobados’...). El éxito lo catapultó incluso a Hollywood. Intervino en 72 películas, algunas de ellas como director.

Falleció en su domicilio barcelonés (carrer de Còrsega) a los 79 años a causa de un edema agudo de pulmón. Su funeral tuvo lugar el 18 de julio de 1969 en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pilar y sus restos mortales fueron trasladados al cementerio de Sants.