Planas: un devoto del fútbol

Josep Planas Artés vivió entregado al fútbol. Su devoción nunca encontró límites ni fronteras. Solía decir que jugó y dirigió “donde el fútbol quiso”

Azulgrana entre 1921 y 1927, fue capitán y técnico del Barça después de la Guerra Civil

Una imagen de Pepe Planas de azulgrana. Jugó 134 partidos oficiales y anotó 18 goles, la gran mayoría de penalti y golpe franco. Fue un especialista en estas acciones a balón parado

Una imagen de Pepe Planas de azulgrana. Jugó 134 partidos oficiales y anotó 18 goles, la gran mayoría de penalti y golpe franco. Fue un especialista en estas acciones a balón parado / Centre d’Estudis i Documentació del FC Barcelona

David Salinas

David Salinas

Nacido en Sant Andreu el 5 de febrero de 1901, Josep Planas empezó a jugar en los descampados de su barrio. Destacó por su carácter y empuje y por su nobleza y picardía a partes iguales. De talla pequeña (“para jugar al fútbol se necesita algo más que hacer bulto, se precisa cabeza”, decía), era puro nervio y se dejaba ver en todas las partes del campo.

Su primer equipo fue el Andreuenc (1916-19), pasando poco después al Avenç del Sport (1919-21) e ingresando en el FC Barcelona con 20 años la temporada 1921-22, hasta la 1926-27 (salvo los últimos seis meses de 1922, en los que regresó al Avenç por discrepancias salariales). Defensa derecho, la entidad azulgrana le tenía echado el ojo desde hacía un tiempo. Sin embargo, su actuación en el epílogo del Campionat de Catalunya 1920-21, en el que se enfrentaron el campeón de la primera categoría (Barça) con el de la segunda (Avenç), fue decisivo. La finalísima, que precisó de tres partidos, acabó con victoria barcelonista y un global de 7-3, firmando Planas los tres tantos de su equipo (dos de penalti y uno de falta).

El presidente del Barça, Hans Gamper, pidió al ‘barraquer’ Manuel Torres que tanteara a Planas, que acabó fichando en blanco. Las primeras temporadas las jugó por pura afición, sin percibir nada. Se ganaba la vida trabajando como mecánico en la Hispano Suiza.

Debutó como azulgrana el 16 de octubre de 1921 en un Barça-Sabadell (5-2) del Campionat de Catalunya y jugó su último partido el 8 de mayo de 1927 en la semifinal de Copa, a partido único, entre el Arenas y el Barça (4-3). Poco después, a propuesta de la comisión deportiva, fue considerado “excedente” junto Vicenç Tonijuan, entre otros jugadores, y causó baja.

Fue campeón de Catalunya en 1922, 1924, 1925, 1926 y 1927 y de España en 1922, 1925 y 1926. Formó una sólida defensa junto a Surroca primero y Walter después. Capitán, siempre fue titular mostrando un fuerte y recio carácter. 

De la final de Copa de 1922, diputada en Vigo contra el Real Unión de Irún, recordaba siempre esta anécdota: “Estábamos afeitándonos en cierta peluquería Surroca, Piera, Sancho y yo, y comentaba el “fígaro” (barbero): El Barcelona es un equipo estupendo, pero ¡lástima que tenga una defensa tan mala! Ese Surroca y ese Planas son unas birrias”. ¿Y le contestaron diciendo que eran ustedes? −inquirió Malogi en las páginas de ‘Dicen’... “¡Qué va! Nosotros nos limitamos a aguantar mecha. La navaja se estaba deslizando por nuestras gargantas”.

El 1 de marzo de 1925, en un Barça-Valencia (7-3) de Copa, fue expulsado por una agresión a Peral (patada en el rostro estando en el suelo). Pidió perdón al jugador y al presidente valencianista por carta. Pero tres días después agredió al director de ‘El Mundo Deportivo’ José Torrens (sufrió una contusión en el hombro) en desacuerdo con la crónica que publicó el periodista. Fue sancionado por la FCF por un mes, castigo que ratificó la FEF. También fue el autor del primer gol del Barça (de penalti) en el campo de La Fuxarda, en la Navidad de 1921, contra el entonces invencible Sparta de Praga.

Entrenador

Planas siguió jugando en el Barça hasta 1927, aunque una lesión en la rodilla en 1926 mermó sus facultades. Se enroló brevemente en el Sants (1927) y el Riorges (1928) −en Rouen se trató de la lesión− e inició un interminable peregrinaje por los banquillos: Riorges, Racing Ferrol (siete etapas −en la quinta fue subcampeón de Copa en 1939−), Armada Española, Cartagena, Arenas de Getxo (dos etapas), Murcia (dos etapas −en la segunda, 1941-42, dimitió antes de jugar la promoción contra el Barça. No quería pasar a la historia como el técnico que mandara a su querido equipo a Segunda División−), Celta, Deportivo de La Coruña, Zaragoza (dos etapas), Recreativo de Granada, Sant Andreu (cinco etapas), FC Barcelona (1939-41), Nàstic, Valladolid, Espanyol (1946-47 −lo salvó de disputar la promoción y perdió la final de Copa contra el Real Madrid−), Guayas de Guayaquil (1948-49), Selección de Ecuador (disputó la Copa América de 1949 en Brasil y a su regreso a España fue corresponsal de ‘El Telégrafo’ de Guayaquil), Maó, Tenerife y Sabadell (1962-63). 

En el Riorges, Cartagena y Murcia (en estos dos últimos club en su primera etapa) también se alineó ocasionalmente. Mantenía que un buen técnico debía “conocer la psicología de los muchachos y tener gran afición. Siempre me he preocupado, tanto como de enseñar, de aprender”. Durante un tiempo trabajó de inspector para el Ayuntamiento de Barcelona y fue secretario técnico del Espanyol y del Sant Andreu. 

Su peor recuerdo de la vida lo hizo público en una entrevista que concedió a “El Noticiero Universal” en octubre de 1955: “Cuando estuve en una trinchera de la sierra de Corbalán…”.

En mayo de 1955 fundó la Agrupación de Futbolistas Veteranos de Barcelona, asociación que dio cabida a los jugadores de todos los clubs de la Ciudad Condal con el objetivo de seguir jugando, recordar viejos tiempos y ayudar a los compañeros más necesitados. Fue entonces cuando dijo: “Cuando deje el fútbol se enterarán mis amigos por mi esquela en los periódicos”.

En julio 1959 recibió la medalla de plata al mérito deportivo de la FCF por su labor como secretario de la AFVB y el Barça, el 8 de junio de 1966, le tributó un homenaje en el Camp Nou ante el Vasco da Gama. Planas, que no tuvo descendencia, falleció viudo en su domicilio de Barcelona (calle de las Tres Creus) el 9 de abril de 1977 de un infarto de miocardio. Fue enterrado en el cementerio de Sant Andreu.