Pjanic: "Mis padres huyeron de Bosnia con dos maletas"

Pjanic detalla cómo salió de Bosnia con un año y creció jugando al fútbol en Luxemburgo

Pjanic detalla cómo salió de Bosnia con un año y creció jugando al fútbol en Luxemburgo / Javi Giraldo/Maite Jiménez

Miralem Pjanic ha vivido en 30 años lo que otros futbolistas no podrán vivir en tres vidas: nacido en 1990 en Bosnia, sus padres tuvieron que abandonar el país cuando la guerra dejó de ser una amenaza para convertirse en una realidad. 

En esta parte de su entrevista con SPORT, el nuevo jugador del Barça explica cómo sus padres salieron de un país a punto de hundirse en un conflicto bélico, sus recuerdos de su ciudad natal o sus motivos para jugar con la selección de un país en el que nunca ha vivido. 

-Nació en Tuzla, pero apenas ha vivido allí. ¿Qué recuerda de su país?

Nací allí, pero por desgracia no conozco mucho la ciudad. Me fui de Bosnia cuando tenía un año, por la guerra de los Balcanes. Regresé por primera vez a Tuzla cuando tenía seis años, en 1996. Lo que más me impresionó fue ver los tanques americanos. Estaban allí para asegurar la estabilidad de la zona, aunque la guerra ya había terminado. Fue extraño, pero yo siempre me he sentido bosnio durante toda mi vida, mis tradiciones, mi familia, el idioma que se hablaba en casa…

-Por eso eligió jugar con la selección de Bosnia.

Mi primera elección siempre fue Bosnia. Fue una elección natural. Pude jugar con Luxemburgo o con Francia, pero estoy orgulloso de representar a un país que lo ha pasado mal y de intentar que la gente se sienta orgullosa de Bosnia. Para los bosnios, es increíble que un ciudadano de su país juegue en el Barça. Es una manera de decirles que en la vida todo es posible: yo vengo casi de la nada. Mis padres se fueron de Bosnia con dos maletas. No tenían nada, pero reconstruyeron su vida y su familia en Luxemburgo.

-Pudieron salir de Bosnia gracias a que usted lloraba en brazos de su madre.

Sí, es una historia increíble. Mi padre ya se había ido a Luxemburgo y mi madre necesitaba que le validasen unos documentos en el club de Bosnia en el que había jugado mi padre para poder irnos del país y reunirnos con él. El funcionario no quería, se negaba. Mi madre lloraba y yo, en sus brazos, también. ‘Te firmo los documentos solo por el niño, para que no llore más’, respondió. La historia acabó bien.

-Y su familia se estableció en Luxemburgo.

Mi padre empezó a trabajar y a jugar al fútbol: trabajaba de siete a cuatro, y a las cuatro mi madre se iba a su trabajo, así que para no dejarme solo en casa, mi padre me llevaba a sus entrenamientos. Así empecé a vivir el fútbol. Veía sus entrenamientos y sus partidos. No tardé en convertirme en un apasionado del fútbol. No tenía juguetes, mi único juguete era el balón. Crecí jugando al fútbol y pronto jugué con los mayores.