Piqué: Adiós a un culé desacomplejado

El Camp Nou despidió a un central histórico y al mejor portavoz de un nuevo barcelonismo

El central recibió el homenaje de sus compañeros y la afición en una noche nostálgica

Barça - Almería | La despedida de Piqué

Piqué abandonaba el terreno de juego emocionado en su último partido en el Camp Nou / LALIGA

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Se va Piqué y con él otra evidencia de la crueldad del tiempo, que todo lo abrasa y deteriora, incluso lo extraordinario, como fue aquel Barça glorioso o este central histórico, que cuelga las botas para no hacer más grande la herida. Para no hacernos daño como dijo Guardiola. Se va Gerard, un culé atípico, que en los últimos meses no parecía Piqué.

Se va una anomalía como fue Cruyff, como sigue siendo Laporta: barcelonistas que se rebelan al fatalismo y los lugares comunes del tribunero. Se va Piqué un culé desacomplejado y un competidor feroz. Un deportista que detesta la zona de confort: cuando más expuesto está mejor son sus actuaciones.

Piqué no ha sido nunca el central más rápido ni el más fuerte. Y, a pesar de todo, ha sido el que ha aguantado el invento durante mucho tiempo. También el portavoz más desacomplejado del club que se recuerda. Gerard se divertía a costa del Madrid y el culé disfrutaba sintiéndose Piqué un ratito. Nada extraño porque ese Barça tan memorable, y este central leyenda, cambiaron la historia del club y el relato de un Madrid acomplejado durante un ciclo glorioso.

Hoy se ha despedido del Camp Nou tras anunciar su adiós a su manera. Sin intermediarios, a través de esas nuevas tecnologías que tanto le apasionan, a su manera. Con él siempre fue así: a su manera. El mensaje tocó la fibra porque fue una oda a ser del Barça y a esa transferencia mágica entre padres e hijos del hincha.

Ante el Almería el Camp Nou estuvo a la altura: presentó la mejor entrada de la temporada para despedir a un jugador sensible. Para los jóvenes se irá un trozo de su infancia, para los no tan jóvenes, un trozo del mejor Barça de la historia.

Hoy se ha inmortalizado un vínculo de por vida. Piqué salió a jugar con el brazalete, el equipo, con su dorsal y la afición, tocada por la nostalgia. El homenaje fue completo porque le acompañó la victoria del equipo. Marcaron Dembélé y De Jong, pero todas las miradas se dirigieron a Gerard, que volvió a ser Piqué, tras semanas que estaba, pero no estaba. Piqué (“Piquenbauer” le cantó el Camp Nou) fue el líder inolvidable de siempre, un símbolo de una época cada vez más lejana. Gerard se marchó del campo en el 85’ desencajado.

Más tarde cogió el micro y dijo la suya en un mar de lágrimas. "Cuando te haces mayor, a veces querer es dejar ir. Tras una relación de tanto amor y pasión creo que era el momento de darnos un espacio, de darnos un poco de aire. Estoy seguro de que en un futuro volveré a estar aquí". El tiempo, siempre tan implacable, no entiende de héroes.