Pep: "Sin Cruyff sería entrenador de Segunda División"

Pep Guardiola y Jordi Cruyff en la presentación de la autobiografía del astro holandés

Pep Guardiola y Jordi Cruyff en la presentación de la autobiografía del astro holandés / AFP

Guillem Balagué

Coincidiendo con la presentación de la autobiografía de Johan Cruyff en Londres en el 2016, siete meses después del fallecimiento del genio holandés, Guillem Balagué charló con Jordi Cruyff y Pep Guardiola sobre su influencia. Hoy, en el cuarto aniversario de su marcha, recuperamos esa charla que tuvo momentos de mucha emoción.

GB: Johan Cruyff solía pensar de manera diferente al resto. ¿Es quizá su mayor legado? 

JC: Es verdad que cuando todos iban a la derecha, él giraba a la izquierda. Y se esforzaba para intentar encontrar una razón y un argumento que explicase por qué era beneficioso hacerlo de esa manera. A veces primero era llevar la contraria, y luego buscaba las razones. Y esto te hacía pensar, quisieras o no.

¿Cómo se traducía eso en una sesión de entrenamiento o una conversación con ustedes? 

PG: Cuando yo era jugador, él decía, 'esto es que hay'. 'Vamos a hacer esto porque lo digo yo'. 'Y vamos a hacerlo por esto, por esto y por esto'. Y yo decía, vale, eso suena bien. Como era Johan, como para llevarle la contraria. (Mirando a Jordi) La última vez que charlamos, Jordi y yo, sobre Johan acabamos llorando… Por cierto, Jordi es un poco como su padre, siempre está discutiendo contigo…

JC: ¡soy un cabezón!

PG: La cosa con Johan iba así. Te oía, asentía con la cabeza y acababa diciendo. "Sí, bueno, vale, pero….". Y en nada te desmontaba tu punto de vista (risas).

Haber estado cerca de alguien que te hace pensar de manera diferente, te hace crecer, seguro. 

JC: Mi padre tenía la capacidad de hablar durante veinte minutos sin que nadie entendiera lo que había dicho. Pero cuando lo provocabas con la herramienta adecuada, y había una o dos con las que podías hacerlo, se mostraba muy claro y era duro y no te dejaba salir vivo de la habitación. Podía destruir tus argumentos en cinco minutos. Creo que la clave para entrar realmente en su mente era lanzarle una pequeña provocación, darle uno o dos nombres, un par de puntos, y podía llegar al extremo de parecer enfadado y decirte que no aprendiste a cocinar bien y eso que te sentaste 20 años en la mesa del chef, que no sabes nada de fútbol, entonces te ponía en su taza y la discusión terminaba. Pero era claro y transparente cuando quería ser claro. Cuando quería decirle a un jugador lo que tenía que hacer, era muy claro.

Pep, ¿qué tipo de conversación tenían en esos encuentros famosos cuando usted empezaba a entrenar? ¿Eran sobre la vida, sobre el fútbol? ¿Aprendió mucho? 

PG: Con Johan aprendí sobre todo en el césped. Fuera del terreno de juego, la conversación iba sobre lo que había pasado en la cancha. El fútbol era su vida así que, por supuesto, cuando hablaba de la vida siempre lo hacía con ejemplos de fútbol. Y viceversa. No tenía títulos universitarios, por lo que todo lo que trató de transmitir a quienes lo acompañaban venía de la traducción de sus experiencias de vida.

JC: Y su suerte fue que no solo podía hacerlo con palabras o vídeos como se hace hoy en día, sino también con sus acciones. Muchas de las sesiones de entrenamiento que realizó en Barcelona las diseñó de manera que él también pudiera participar durante los primeros veinte minutos. Les pedía a los jugadores que hicieran cosas nuevas. Ya se sabe que con un entrenador nuevo, los futbolistas se entregan, intentan descifrarlo. Él participaba durante veinte minutos para que entendieran bien lo que se les pedía. Obviamente escogía ejercicios que él sabía que haría mejor que el resto de los jugadores y estos inmediatamente caían a sus pies. Y pensaban, 'vaya, este tipo está en sus 40 o 50 o lo que sea, y no veas cómo la toca'. Esa era una de sus maneras de convencerlos para que le siguieran.

PG: ¡Es cierto! Cuando llegó al club, yo estaba en La Masia y, a veces, cuando había sesiones de entrenamiento y no estábamos en la escuela, nos íbamos a ver el entrenamiento de los mayores. Y participaba en los rondos, y se veía que era mejor que las estrellas más grandes que tenía el Barcelona en aquel momento.

Una pregunta de ciencia ficción para los dos. En un mundo donde Johan Cruyff no hubiera existido, ¿cómo habrían sido ustedes como entrenadores? 

PG: Hubiera sido imposible para mí. Tal vez sí hubiera sido entrenador, pero quizá en la Conference o en la Segunda División. Con Johan no se trataba de cuántos títulos ganó. Muchos jugadores que tuvo en sus plantillas son hoy entrenadores. Como los jugadores que jugaron con Arrigo Sacchi. Tanto Arrigo como Johan son preparadores que nos muestran por qué suceden las cosas y, después de un tiempo, cuando has descubierto algunos de sus secretos y conoces su manera de pensar, acabas preguntándote, 'quiero probarlo, quiero entrenar, es que creo que sé lo que hay que hacer'. No tenía nada que ver con saltar más alto, correr más rápido, chutar mejor… nos hizo entender cómo se juega bien y por qué se ha jugado mal, ganemos o perdamos. Somos parte de esa generación que quería aprovechar ese conocimiento. Como además ganó mucho, él nos ha permitido a muchos de nosotros tener una carrera como entrenadores porque los que nos escogen saben que con esa manera de entender el fútbol también se consiguen éxitos.

La influencia de Johan Cruyff como pensador y entrenador se ha hecho universal gracias al éxito de sus discípulos, especialmente Pep. 

JC: Siempre tuvo una mente revolucionaria. Siempre desde una visión optimista. Su idea inicial no era 'cómo puedo evitar que el rival marque', sino más bien cómo hacerlo nosotros, y cómo aplicar el estilo de juego que lo permita y en el que él creía. En el juego de posesión, se busca siempre al jugador libre. Estaba obsesionado con este tipo de cosas, y quizá sus futbolistas no siempre entendían esa obcecación. Pero de ahí partía todo: quería que el portero saliera de su área para ser un pasador más, o si un rival jugaba con un delantero, entonces él ponía solo a dos defensores. Si ves algunas de las alineaciones de los años 80, tenía un extremo izquierdo jugando como lateral derecho, o un lateral derecho jugando como lateral izquierdo. O tenía un centrocampista jugando como lateral derecho. En aquellos días la gente decía que eso era una locura, pero esa era su idea: '¿por qué no? ¿Porque no se hace normalmente así? Eso no me sirve'. Era un idealista y llevaba su manera de entender el juego hasta el final. Creo que como preparador pudo influir más que como jugador de fútbol. Cuando estás en el campo, tienes que pensar más en ti mismo, pero como entrenador es como puedes expresar mejor tu filosofía, te puedes poner a un lado, pensar y tocar las piezas como y cuando quieras.

¿Agregarían algo más? 

PG: Lo hecho mucho de menos (y a los dos se les hizo un nudo en la garganta).