La peor noche para Raphinha

Raphinha vivió una pesadilla en el Monumental, el mayor estadio del fútbol sudamericano. Brasil sufrió la peor derrota de toda su historia en la fase clasificatoria para una Copa del Mundo: Argentina fue implacable y le infligió un 4-1, que ejemplificó la distancia actual entre la vigente campeona del mundo y una Seleçao en fase de reconstrucción.

Argentina se ríe de la desgracia de Brasil

El delantero brasileño, que es firme candidato a ganar el Balón de Oro, administró mal el partido más decisivo del año con su selección.

Antes de viajar hacia Buenos Aires, Romário le metió una encerrona cuando, en una entrevista para su nuevo canal, le preguntó en un tono jocoso: "Vamos a jugar contra Argentina. Ahora, gracias a Dios, sin Messi. ¿Les vamos a dar una paliza?". Y el blaugrana, que no se arrugó, entró en el juego y respondió de forma contundente: "Una paliza, sin duda, dentro y fuera del campo si es necesario".

Sus declaraciones, como era lógico, cayeron como una bomba en Buenos Aires y sirvieron como combustible para motivar a la Albiceleste y a su hinchada. Las palabras de Raphinha monopolizaron todas las horas previas al superclásico. En la rueda de prensa previa al choque, Lionel Scaloni intentó rebajar la tensión quitando hierro a las declaraciones. Obviamente, no lo logró.

Desde que empezó el encuentro, como era previsible, los internacionales argentinos fueron a por Raphinha, buscando el choque reiterado. Y la tensión derivó en dos conatos de tangana antes del descanso, con un doble encontronazo entre el gaucho y Paredes, y también con Rodrigo De Paul, que la próxima semana se volverá a ver las caras con él en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey en el Metropolitano.

Cuando el colegiado colombiano, Andrés Rojas, señaló el fin del primer tiempo, en el que la Albiceleste ya mandaba por 3-1, hubo un nuevo conflicto colectivo. Y en él, Dibu Martínez, que es un provocador nato, llegó hasta el círculo central, donde chocó voluntariamente con el futbolista del Barça. A Raphinha lo tuvieron que separar y sus compañeros se lo llevaron al vestuario para evitar males mayores.

En el segundo tiempo bajaron las revoluciones. Raphinha, así como el resto de los internacionales brasileños, tuvo una actuación apagada, muy por debajo de su nivel esta temporada.

Las decisiones tácticas de su seleccionador, Dorival Júnior, le pasaron factura, porque jugó muy desconectado, así como les ocurrió también a Vinicius Jr. y a Rodrygo.

Con todo decidido, Raphinha estuvo a punto de marcar en un buen lanzamiento de falta atajado por Dibu Martínez. Fue su mejor aportación ofensiva.

Raphinha terminó derrotado y cabizbajo. Cierra esta fecha FIFA habiendo jugado los 180 minutos posibles: marcó de penalti en Brasilia en el triunfo contra Colombia (2-1) y nada pudo hacer en Buenos Aires en un partido para el olvido.

El blaugrana, en uno de sus encontronazos, acabó viendo una tarjeta amarilla, por lo que será baja en el partido contra Ecuador, de clasificación para el Mundial, que Brasil jugará en Quito en la fecha FIFA de junio. Podrá reaparecer cuatro días después en casa contra Paraguay.