Pedri entusiasma a Messi

El canario está logrando que Messi disfrute del presente a base de gestos memorables

El culé ha encontrado en Pedri un motivo para ver a su equipo y no martirizarse con el futuro

¡Jugada para enmarcar! Leo Messi anotó el segundo del Barça tras un pase de tacón de Pedri

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Pedri pinta a ese hermano pequeño y flacucho que no se deja intimidar. También a repartidor de diarios en bicicleta de posguerra. Y tampoco cuesta imaginarlo como uno más de los de Dragostea Din Tei.

Su éxito gusta a la mayoría porque desmiente que sea necesario tener un físico de revista para triunfar en la élite. También porque hace cosas increíbles sin darse importancia. 

A Pedri parece acompañarlo un aire de buenismo y desvalimiento. Parece más un personaje al que abrazar que al que temer. Pero cuidado con las apariencias: tiene cara de niño pero juega con la templanza de un sabio.

Ya lo dijo Valdano: Pedri decide con la relajación del que se fuma un puro. Y en el fútbol, el que tiene pausa cuando todos están atacados, marca diferencias. 

Se pudo ver en San Mamés con una jugada emocionante. Pisando el balón con una deliciosa asistencia a Messi. Un gesto en cámara lenta, casi de otra época, para verlo repetido mil veces que aprovechó el argentino.

Hubiera sido un bochorno no acabar lo que empezó tan bien. Y no falló Messi, que celebró el gol con un ataque de felicidad inédita esta temporada. Puede que el argentino haya estado en tierra de nadie los últimos meses. Puede que haya estado despistado por un pasado incómodo y un futuro incierto, pero por fin ha vuelto. 

Después de todo siempre le movió competir y ha encontrado en Pedri un motivo para disfrutar el presente. Messi marcó dos goles pero sobre todo volvió esa mirada viva de sus mejores días.

Lo disfrutó el equipo que también encontró soluciones en Dembélé. En San Mamés se vio una versión sorprendente del francés. No solo jugó con la confianza de sus días inspirados. También mandó a sus compañeros y jugó con una concentración absoluta. 

Ni rastró del Dembélé que parece jugar con auriculares. Que juega su partido, a veces ajeno a lo que ocurre a su alrededor. No. Esta vez fue un jugador maduro que acompaña el juego.

El francés despertó al Barça cuando peor estaban las cosas. Cuando se había adelantado el Athletic. Cuando el repliegue azulgrana era una verbena y la espalda de Busquets un mundo de posibilidades.

Con el viento a favor

En esos minutos tiró del equipo y Pedri y Messi hicieron el resto. Con el viento a favor jugó alegre el Barça, que empieza a tener en De Jong un futbolista que pisa el área.

En San Mamés creyó en un balón que todo el mundo veía fuera y asistió a Pedri, que cabeceó el balón a su manera. Con ese minimalismo que define su juego. Sin un gesto de más. 

El barcelonismo ha encontrado en el canario un motivo para ver a su equipo. No es poca cosa en meses de desafección. Hace tiempo que los partidos del Barça dejaron de ser un acontecimiento.

Se ha perdido un poco el interés por saber a qué hora juega el equipo. Pero futbolistas como Pedri o Ansu invitan a fantasear con el futuro en medio de una temporada de transición. 

Sin el delantero, el mediapunta se lleva ahora los elogios. Es su momento. Juega con la efervescencia de las grandes apariciones. Y despierta la excitación de la novedad. 

Entre sus pies y los de Messi arreglaron a un Barça que necesita ganar y jugar bien. Divertirse y divertir. Lo logró durante un buen rato. Esta vez los Reyes se portaron bien con los culés. Una victoria necesaria pero sobre todo motivos para creer en un futuro mejor.