Los pecados capitales del Barça en la final

El conjunto de Koeman 'tiró' un título que tenía ganado en el 89' a pesar de haber jugado un más que discreto partido

Los centros laterales, la falta de ambición y la inexistente presión castigaron a los azulgranas

El Athletic supera al Barça en la prórroga y deja a los de Koeman sin la Supercopa

El Athletic supera al Barça en la prórroga y deja a los de Koeman sin la Supercopa / SPORT.es

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

El Barça de Ronald Koeman desperdició la primera oportunidad de hacerse con un título pese a ir ganando en el minuto 89. Para muchos, el empate de Villalibre sobre la bocina hizo justicia a lo que se había visto sobre el terreno de juego, y es que los azulgranas habían encontrado más goles que fútbol durante todo el partido. Ya en la prórroga, con el Athletic aculado, los culés carecieron de ideas para arreglar la noche. Ya era tarde para dejar sin consecuencias los varios 'pecados' que cometió el Barça en La Cartuja.

De entrada, el Barça saltó al césped sin ir a apretar la salida de balón del Athletic. El propio Koeman reconoció en sus primeros días como entrenador azulgrana que el equipo necesitaba recuperar la presión alta y, sin embargo, este domingo se olvidó de ellla. Así, Dembélé, Messi y Griezmann esperaban en zona de tres cuartos, lo que imposibilitaba robar cerca de la meta de Unai Simón. ¿Por qué Koeman lo decidió así? Una de las explicaciones podría ser tentar a los vascos a salir desde atrás para confiar en sus errores en la creación. Otra posible explicación es que, teniendo en cuenta que Messi estaba entre algodones, Koeman prefirió un plan menos exigente en ese apartado.

Al equipo también le faltó velocidad de circulación para meter en problemas a los de Marcelino. Solo cuando tuvo espacios para correr pudo el Barça generar peligro. En estático, la sobrepoblación de la zona central bloqueó a un Barça capaz de encontrar el juego asociativo de las últimas semanas. De Jong lo intentó con sus conducciones y Dembélé con sus cambios de ritmo, pero el fútbol ofensivo de los azulgranas nunca fluyó en La Cartuja.

Con todo, un equipo puede estar espeso con el balón pero firme atrás. Tampoco fue el caso de los de Koeman. En la acción del 1-1, Jordi Alba pierde con demasiada facilidad la marca de Óscar De Marcos en un centro que Iñaki Williams pone con demasiada comodidad. Ya en la segunda mitad, Raúl García remató absolutamente solo en lo que fue un tanto anulado por fuera de juego. De nada sirvió el aviso. En el '89, Villalibre sacó rédito de la pasividad azulgrana -y especialmente de Lenglet- para empatar la final y mandarla a la prórroga. Pasara lo que pasara en el tiempo extra, el paso atrás del Barça ya era firme. No por no haber podido brillar, sino por haber demostrado de nuevo una incapacidad total a competir sin fisuras del primer al último minuto. De cara a la eliminatoria ante el PSG de nada servirá jugar mejor o peor si el equipo exhibe estas faltas totales de concentración.

El Barça tampoco supo interpretar el partido cuando se puso por delante. Y ahí sí que aparece Koeman en la foto. El cuadro azulgrana pareció conformarse después del segundo gol de Griezmann y el técnico holandés quitó a Pedri y Dembélé en el tramo final. Sin el tinerfeño, el Barça perdía opciones de defenderse con el balón, la mejor forma de anestesiar los partidos. Además, renunciar al ex del Dortmund significaba también perder opciones de 'matar' el encuentro en un contragolpe, ya que con el marcador en contra el Athletic se veía obligado a dejar espacios.

En el capítulo de faltas, el Athletic cometió 24 y el Barça 15, una muestra de la intensidad que mostraron los de Marcelino. En ataque, y pese a anotar dos goles, al Barça le faltó 'agresividad' para generar ocasiones. Solo cuatro disparos a portería en 120 minutos son un bagaje muy pobre para un equipo supuestamente favorito y llamado a dominar el encuentro. Sin juego, los azulgranas ofrecieron un espíritu ganador para llevarse el título. Sin lo primero es difícil ganar pero se puede competir. Sin lo segundo es imposible progresar como bloque. Duro revés para Koeman, que debe encontrar soluciones en un mes, lo que tardará el PSG en plantarse en el Camp Nou.