No se olvidan de Neymar

El Barça sigue pensando en Neymar

El Barça sigue pensando en Neymar /

Joaquim Piera

Joaquim Piera

La trayectoria del Barcelona y la de Neymar Jr., en el PSG, son dos líneas que discurren actualmente de forma paralela, pero que pueden llegar a converger, de nuevo, a final de temporada. El interés recíproco entre el club catalán y el astro brasileño se mantiene, a pesar de que no ha habido movimientos entre ambas partes desde que, a finales de agosto, los propietarios qatarís del campeón francés se negaron a vender a su futbolista franquicia.

Todo está en abierto y no ha habido cualquier movimiento que cierre la puerta a un crack, que marca diferencias allí donde juega. Eso sí, ni el Barcelona ni el propio Neymar no quieren desgastarse en este tramo de la competición, conscientes que, en el próximo mercado invernal, el PSG no tiene ninguna intención de deshacerse de su ‘10’, que cumple la ‘pena’ de quedarse una temporada más en París a regañadientes.

A partir del 30 de junio hay una puerta abierta cuando el futbolista, con 28 años y tres quintas partes de su contrato cumplido, puede acudir a la FIFA para que establezca una comprensión financiera, ya que su vínculo con su actual club no cuenta con cláusula de rescisión. Esta podría rondar los 180 millones de euros, que no se alejaría demasiado del valor que el Barcelona estaba dispuesto a desembolsar el último verano: 150 millones en efectivo (20 de los cuales saldrían del bolsillo de Neymar), el traspaso de Rakitic y la cesión de Todibo.

En estos momentos, el Barça no pretende tensar la cuerda innecesariamente con el PSG, sabiendo la animadversión que les profesa los propietarios qatarís. En el último verano se abrió una vía de negociación con Leonardo y, si cuando sea necesaria, se piensa reactivar, aun sabiendo que todas las decisiones acaban siendo supeditadas a su presidente Nasser Al-Khelaifi y al fondo Qatar Sports Investments (QSI) propietario del club francés.

El factor FIFA, con el posible pago de 180 millones de traspaso, abre un nuevo escenario para el Barcelona, que dejaría de estar en la posición de indefensión del último verano. Por eso, se pospondrá cualquier tipo de posición activa sobre Ney hasta la conclusión de la presente campaña.

No son pocas las voces dentro de la entidad blaugrana que consideran que el regreso del hijo pródigo brasileño, después de tres temporadas en París, representaría poder dar un salto de calidad para una plantilla en proceso de renovación. En el palco del Camp Nou, en los despachos de la secretaría técnica en la Ciutat Esportiva, y en el vestuario, Ney cuenta con apoyos de peso. Las heridas abiertas en el tumultuado verano de 2017 ya están en fase de cicatrización total.

En este contexto, cabe destacar las declaraciones del secretario técnico, Éric Abidal, el último domingo en una extensa entrevista exclusiva en SPORT, donde señalaba, con relación a Ney, que “siempre hacemos seguimientos de jugadores Top, su estado de forma y cómo le va la temporada, cada mercado es distinto, pero nunca lo descartamos”. Su nombre, pues, sigue encima de la mesa.

Desde el vestuario, Gerard Piqué  reveló quince días atrás en la Cadena Ser que la plantilla le comunicó a Bartomeu que estaba dispuesta a ajustar sus emolumentos para que el Barça no tuviera problemas con el Fair Play Financiero con la posible vuelta de Neymar.

El Barcelona decidirá a inicios del próximo año si decide lanzarse de nuevo a por Ney en el próximo verano, sabiendo que contará con la complicidad del crack y de su padre, que le hace de agente. “Yo no lo dudaría, pero no mando”, dice un directivo azulgrana. El nombre de Ney se contempla como uno posible fichaje de calado de cara a un verano en que se tendrá que tomar decisiones mucho más radicales y en los sectores del equipo.

Neymar, por su parte, no ha cambiado de opinión y su plan de carrera pasa por volver al Camp Nou pues, como recordaba Abidal, no le será necesario ningún tiempo de adaptación, porque conoce el club, la ciudad y el vestuario.

Las bases del acuerdo salarial del último verano entre club y jugador, en las que el brasileño aceptaba tener la ficha de su última campaña en Barcelona (la 2016-17), son un punto de partida que serviría para cerrar una nueva entente con relativa celeridad. Si el PSG no baja sus pretensiones, se recurriría a la FIFA y a los 180 millones de indemnización.