Historia SPORT

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La nueva vida de Jordi Alba sin Messi

Ahora con Ferran en el equipo, Jordi juega más por dentro que por fuera

La aportación ofensiva de Alba está siendo fundamental

Jordi Alba: "El Atlético tiene uno de los mejores equipos de Europa"

Jordi Alba analizó el partido ante el Atlético de Madrid en Movistar / Movistar

Xavi Torres

Xavi Torres

El pasado 25 de diciembre, tras el Barcelona-Elche (3-2), titulábamos esta misma tribuna con un significativo 'Un nuevo plan para Jordi Alba'. Xavi Hernández, en su lucha para resucitar un equipo en coma, tocaba entonces piezas imaginando algo que hoy, tres meses después, ilusiona al aficionado del Barça. Tras el partido ante el Sevilla volvemos a hablar de Alba. ¿Ha superado la ausencia de su socio Leo Messi? Hoy, sin el argentino, ¿es mejor o peor futbolista?

SUPERAR EL DUELO

No hay duda de que uno de los futbolistas que peor llevó la salida de Messi fue Alba. Su sociedad con el jugador argentino fue, sencillamente, extraordinaria. Leo ponía el balón al espacio, Jordi llegaba a tiempo para levantar la cabeza y asistir al 10. Gol. Una vez y otra. Y la siguiente. Y todos los entrenadores lo sabían y lo trabajaban en la pizarra pero ninguno fue capaz de detener la jugada. Gol de Messi, sí o sí.

La temporada empezó con las mismas intenciones pero la fórmula no se repitió porque, por supuesto, nada era igual sin el 10. Alba corría pero no recibía el balón con la misma precisión ni en el momento justo, y su pase atrás tampoco era correspondido de la misma manera. Pasó de aparecer a estar y de ser imprescindible, a discutido. La lista de sustitutos empezó a ser larga y su estado de ánimo influyó en su rendimiento. No había plan ni para él ni para el equipo pero, como sucede en estas ocasiones, la culpa era de la edad. 32 años. Acabado por viejo.

JUGAR Y PENSAR

Por supuesto que la edad condiciona pero el fútbol ha cambiado tanto que en el universo actual las carreras de los jugadores se alargan. La nutrición, el entrenamiento personalizado, la prevención de lesiones, la profesionalización de las estructuras, la tecnología aplicada... ayudan a que Piqué (35 años), Sergio y Alba (33), tres viejos roqueros, sean cada semana tres de los mejores jugadores del equipo. ¿Por qué? Además de por su calidad, por su inteligencia futbolística. Nos quedamos en este último aspecto.

Piqué y Busquets siempre han destacado por ello. Habrán leído más de una vez en este espacio que una cosa es hacer jugadas y otra, saber jugar a fútbol. Ellos, ambos, saben jugar a fútbol. Interpretan lo que le conviene al equipo y habitualmente ejecutan la acción más conveniente. Su demarcación en el terreno de juego, centrada, los ha exhibido mucho y sus rendimientos están fuera de toda duda. El caso de Alba es diferente. Su velocidad y entendimiento con Messi han escondido otras virtudes que ahora, sin tantas facultades físicas y sin su compañero preferido en el campo, están aflorando.

Leo Messi y Jordi Alba, celebrando un gol

Leo Messi y Jordi Alba, celebrando un gol / Valentí Enrich

CABREO INICIAL

Xavi, como en su día hicieron Johan Cruyff o Pep Guardiola, quiere jugadores inteligentes capaces de descifrar el juego para poder desarrollar sus cualidades en toda su expresión. Esta vocación pedagógica les convierte en maestros. Por ejemplo, más del 90% de los jugadores que entrenó Cruyff se dedican hoy al fútbol. Con Guardiola hace falta tiempo porque muchos de ellos todavía están jugando pero Xavi, quizás uno de sus grandes futbolistas, ya está en ello. Por supuesto, siguiendo las mismas directrices.

El técnico de Terrassa le explicó a Alba que, sin Messi, era imprescindible cambiar algunos aspectos del juego porque el final de toda la producción de fútbol azulgrana ya no iba a ser nunca más el mismo. Con 32 años, al defensa de L'Hospitalet se le hizo una montaña volver a empezar: nuevos movimientos, nuevas dinámicas de ataque y defensa, nuevos roles... Sin embargo, no había marcha atrás. Las necesidades exigían un fútbol coral para salvarse del infierno y Xavi estaba dispuesto a apagar las brasas a base de método. “Con la perspectiva del tiempo”, dirá Alba, “ha valido la pena”. Ya se sabe, el miedo al cambio. Sin embargo y sin duda, la nueva vida de Alba -menos física y más intelectual- va a alargar su carrera. Con 33 años, desde luego, no está acabado.

EL POR QUÉ DE LAS COSAS

Leer el fútbol. Pensar. Correr menos pero con más sentido. O pararse. Esta es la clave. Jugando al ataque con tres delanteros de los cuales dos son extremos que juegan abiertos en la banda, el papel ofensivo de los laterales queda reducido. Sin embargo, los matices del plan obligan a la concentración y al acierto en la toma de decisiones.

En la banda izquierda del ataque, Ferran parte de la cal pero su espíritu de 9 le lleva permanentemente a buscar cualquier remate dentro del área. Ante el Sevilla, de nuevo, fue quien más apareció -con cifras que doblan las de Aubameyang o Dembélé-. Este aspecto obliga a Alba a ocupar el frente zurdo del ataque siempre que sea necesario. Por ejemplo, acabando la jugada con un chut (minuto 21), centrando desde la linia de fondo para provocar el quinto córner de su equipo (53') o ofreciendo un balón para el remate de Ferran, fuera (64'). Para entendernos, el Alba de siempre.

Sin embargo, éstas son las excepciones de una norma que obliga ahora a que Alba juegue por dentro, más centrado, casi como un interior. En el caso del partido del domingo, la nueva demarcación es exigente porque debe estar atento para no interferir la acción de Ferran en la banda ni la de Pedri, dentro del cuadrado -entre la defensa y el centro del campo rival-. Es decir, si Ferran juega de extremo no tiene sentido que Alba se abra y corra porque va a atraer defensores y va a amenazar la opción de uno contra uno de Ferran, y tampoco tiene sentido centrarse si esa zona ya está ocupada por el jugador canario porque va a forzar un embudo. Su nueva posición, por tanto, le obliga a una buena lectura para cada acción y le permite, con su buen pie, habilitar a base de centros al segundo palo las entradas de Frenkie de Jong (11', sin éxito) o al punto de penalti, buscando la cabeza del 9 o de Araujo o Piqué (44').

Jordi Alba celebra un gol con el Barça

Jordi Alba celebra un gol con el Barça / AFP

MEJORANDO LA PRESIÓN

Sin duda no es mala opción jugar en una banda donde están jugadores tan protagonistas como Ferran y Pedri. Sus conexiones, prometedoras: pases a Ferran, 20, y a Pedri, 18; recepciones de Ferran, 19, y de Pedri, 17. Intervenciones de Jordi: 109 (¡muchísimas!). Conclusión: banda muy activa.

Pero además, como el ataque del Barcelona es ordenado, el equipo está preparado para presionar en cuanto pierde el balón. Y en este punto, la agresividad y velocidad de Alba son imprescindibles para la recuperación inmediata del balón cerca del área rival. Ante la 'modernidad' de determinados planteamientos que para atacar cierran al extremo y abren al lateral, la pregunta es importante: ¿quién suele atacar mejor, un delantero o un defensa? Un delantero, sin duda. Pues que ataque. Y, ¿quién defiende mejor, un defensa o un delantero? Un defensa, evidentemente. Pues que esté preparado para defender. Xavi y su sentido común.

Las estadísticas ante el Sevilla muestran siete balones recuperados por el defensa internacional catalán. Buenos números, sin duda, ante el segundo equipo de LaLiga con mayor posesión.

LA SALIDA DEL BALÓN

Pero además, la función de Alba también se amplía con responsabilidades que tienen que ver con la salida del balón. Con Jordan sobre Pedri, Gudelj sobre Frenkie y Rakitic sobre Sergio, Marc-André Ter Stegen tenía dificultades para jugar el balón desde atrás. Así pues, los cuatro defensas -Alves, Piqué, Araujo y Alba- debían generar superioridades sobre los tres delanteros -Ocampos, Martial y Lamela-. ¿Cómo? Con Alves o Alba interpretando bien los espacios libres para ocuparlos y facilitar, así, el pase de su portero. ¿Quién de los dos? Depende. Otra vez: jugadores inteligentes capaces de hacer buenas lecturas. Además del entrenamiento es hoy fundamental una buena observación, interpretación y ejecución. En este sentido, magníficos ambos, Alves y Alba.

Acabamos. ¿Es Jordi Alba mejor futbolista hoy que ayer? Desde luego, como la conexión con Messi es irrepetible, es un error mirar hacia el pasado y tratar de comparar momentos. Hoy Alba, con menos facultades para correr cien veces arriba y abajo, es diferente, quizás más completo, más cerebral, más pausado. Tal vez, eso sí, con la idea de Xavi, Alba pueda alargar su carrera. Simplemente, pensando.