La nueva mano dura de Valverde

Jordi Gil

Jordi Gil

La tercera temporada de Ernesto Valverde al frente del FC Barcelona ha corroborado un papel más intervencionista del técnico. El extremeño se había mostrado hasta la fecha poco partidario de realizar grandes cambios o tomar decisiones drásticas. Sin embargo, el fatídico desenlace de la pasada campaña con el descalabro en Anfield Road y la derrota en la final de la Copa del Rey ha llevado al técnico a mostrar otro talante.

La gestión del vestuario se ha endurecido. Valverde dio oportunidades a todos en la pretemporada y a partir de entonces no ha hecho más concesiones. Han jugado los que en su opinión están en mejor condición, con independencia de su estatus o jerarquía.

Valor a la pretemporada

El mejor ejemplo es el de Samuel Umtiti. El francés mostró muchas deficiencias en los amistosos de verano. Su rendimiento no alcanzó el nivel de Clément Lenglet y no ha disputado ni un minuto de los 90 en los dos compromisos liguero. Umtiti es el tercer central del equipo con Jean Clear Todibo como cuarto y en una situación peor ya que todavía no ha entrado en una convocatoria.

A Valverde tampoco le temblado el pulso para sentar a Ivan Rakitic. Ya lo insinuó en la pretemporada cuando en Tokio dijo que “los años pasan” refiriéndose al croata y que a partir de ahora “tendría más competencia”. Sus palabras se han traducido en dos suplencias, si bien en Bilbao participó en los segundos 45 minutos. Su titularidad en Pamplona también parece difícil con el buen funcionamiento del triángulo Busquets-Sergi Roberto-De Jong ante el Betis. El caso del croata es un tanto atípico ya que el club lo ha situado en el mercado y hasta el próximo lunes no quedará definida totalmente su continuidad.

No se salvó ni Busquets

Las vacas sagradas han dejado de tener su puesto totalmente asegurado. Incluso, el segundo capitán del equipo vio su puesto amenazado. Sergio Busquets fue suplente en San Mamés y, eso sí, en su vuelta a la titularidad ante el Betis dio un golpe sobre la mesa con una exhibición en la posición de medio centro.

No se fija en la edad Valverde dijo tras el encuentro frente al cuadro andaluz que “no miramos la edad ni para los jóvenes ni los veteranos”, en alusión al debut de Ansu Fati. Los hechos así lo han confirmado tanto en el sentido negativo del banquillo para los futbolistas, como para el rigor que se sigue con los noveles. Carles Aleñá lo ha sufrido en sus carnes con su sustitución en el descanso en La Catedral y su ausencia en la lista de convocados para el posterior compromiso en el Camp Nou.

Análisis del físico y forma

El estado de forma dicta sentencia, pero también el punto físico. Arthur arrastró constantes molestias durante el pasado ejercicio y Valverde parece dispuesto a no darle entrada hasta verlo al cien por cien. El brasileño volvió unos días antes de la data fijada para los futbolista suramericanos con el objetivo de mejorar su condición, pero no ha sido suficiente como para que el míster considere que esté apto para el once. En Bilbao no viajó y ante el Betis estuvo en el banquillo. Probablemente deberá esperar hasta después del parón para empezar a jugar cuando la rotación sea más marcada con el inicio de la Champions.

Un caso un poco distinto al del resto es del de Arturo Vidal. Aunque no viajó a Bilbao por su corta preparación, ya se vio frente al Betis que Valverde le tiene en consideración. Calentó en el primer tiempo cuando el marcador era adverso como posible revulsivo y nada más salir  en el segundo tiempo anotó el gol con el que se cerró la goleada.

El chileno se convirtió en un jugador importante  a medida que avanzó la temporada con su plus de agresividad. El técnico aspira ahora a lo mismo. Que su equipo sea muy intenso, recupere balones y arme jugadas rápidamente en campo contrario. Todo lo que se vio ante el Betis con un centro del campo implicado y tres delanteros que presionaron, empezando por Griezmann y siguiendo por Rafinha y Carles Pérez.

Una línea de juego y de comportamiento en el campo que ya se pudo apreciar en la segunda parte de San Mamés, pese a la derrota, y que Valverde quiere como seña de identidad. Por ello, solo puede situar en el once a jugadores capaces de apretar las tuercas al rival.