Historia SPORT

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Las noches en las que al Kun le costó dormir

Durante las dos o tres primeras noches del adiós inesperado de Leo Messi, Agüero tuvo serios problemas para dormir

Para Agüero, la vida sigue y jamás pensó en salir corriendo tras la marcha obligada/empujada/incentivada de su amigo

Agüero ya entrena como azulgrana

Agüero se ejercita en la Ciudad Deportiva azulgrana / FCB

Carme Barceló

Carme Barceló

Cuando al ‘Kun’ le costó dormir. Gracias, pero no. El Kun Agüero desestimó llevar el 10 en su camiseta. Acababa de partir uno de sus mejores amigos. En el fútbol y en la vida. Había imaginado un futuro a corto plazo al lado de Messi. Instalado aún en un precioso piso en el distrito de Sarriá - Sant Gervasi, tenía claro que su destino final estaba en la zona de Gavá - Castelldefels, que tan bien conocía por referencias y alguna que otra visita. Bien cerca de su colega y del mar. Allí sigue, en pleno asfalto.

Con la ausencia del 10 aún latente pero ya repuesto anímicamente del gran golpe. Quiénes bien le conocen y aprecian, me cuentan que las dos o tres primeras noches de aquel adiós inesperado tuvo serios problemas para dormir. Su cabeza daba vueltas y aquel zarpazo, visto hoy, también le ha hecho crecer. Con su mujer, su madre y su hermano (éstos últimos van y vienen de Barcelona a Madrid y viceversa) sigue recuperándose a buen ritmo de la lesión y hace poca vida social, excepto para escaparse con los suyos a algún restaurante. Sí, también al Shangai con Jordi Alba y Sergio Busquets, ese núcleo del disco duro de Messi en el que le introdujo bastante antes de fichar por el Barça.

Con Leo sigue hablando casi a diario -daría parte de mi casi nulo patrimonio por leer y escuchar las notas de voz de este último mes y medio, bochorno del Brasil-Argentina incluido-, desdramatizando lo que en su día fue casi una tragedia.

Para Agüero, la vida sigue y jamás pensó en salir corriendo tras la marcha obligada/empujada/incentivada de su amigo. “Una vida de p… madre”, dirán algunos. “A las penas, puñalás”, dirán otros. A mí me da que quiere vivirla a tope en esta plaza, darlo todo, y aquí paz y después gloria. Gloria azul y grana, eso sí. Y echarse al equipo a la espalda, no un 10. Eso es lo que tiene valor ahora y más en este Barça al que los números le pesan como piedras.