Historia SPORT

Historia SPORT

La noche mágica de Alfonseda

El 4 de julio de 1971, hoy se cumplen 50 años, el Barça derrotó en la prórroga al Valencia (4-3) en la final de Copa con un gol de Alfonseda, asistido por Fusté

El gol, el título, la euforia y el abrazo con Buckingham dejaron huella en el ariete canterano

La primera secuencia del definitivo 4-3, obra de Alfonseda

La primera secuencia del definitivo 4-3, obra de Alfonseda / Horacio Seguí - FC Barcelona

David Salinas

David Salinas

Uno de los títulos más celebrados por la afición del FC Barcelona fue la Copa del Generalísimo de 1971. Hoy se cumplen 50 años de aquella conquista, muy celebrada por el barcelonismo, poco dado a alegrías en aquellos tiempos. El gol del canterano Ramon Alfonseda, en la prórroga, desbordó la euforia entre la afición.

El FC Barcelona se impuso al Valencia (4-3) en una final disputadísima y con alternativas en el marcador. La virtud del equipo catalán fue la de no rendirse, perseverar y creer en una victoria liberadora, especialmente después de dejar escapar la Liga en el Manzanares el 18 de abril: 1-1 contra el Atlético -que también aspiraba al título-, un resultado que al Valencia, pese a perder en Sarrià 1-0, le alcanzó para cantar el alirón. 

El equipo de Alfredo di Stéfano se adelantó con dos goles, obra de Claramunt, de penalti, y Paquito, ya en el segundo tiempo. El entrenador azulgrana, Vic Buckingham, movió entonces el banquillo y dio entrada a Ramon Alfonseda (dorsal 14). En el primer tiempo, Josep Maria Fusté (dorsal 13) había reemplazado a Marcial Pina por lesión. Ambos serían decisivos.

Remontada

Fusté restó la diferencia al transformar una falta desde fuera del área y Zabalza, a veinte minutos para la conclusión, forzó la prórroga. En este periodo extra el Barça remontó y, por primera vez, comandó el marcador gracias a otro gol de Zabalza, que llegó después de un disparo de Alfonseda que el meta Abelardo no logró detener. El rechace no lo pudo alcanzar Asensi, pero sí el ‘10’ azulgrana, que desde la línea de gol no perdonó.

El Valencia no bajó los brazos y, en una jugada de estrategia, un saque de esquina lanzado por Claramunt II, Valdez, de cabeza, volvió a equilibrar el marcador. En la segunda mitad de la prórroga, en el minuto 112, llegó el éxtasis azulgrana. Fusté hizo gala de su exquisita técnica y filtró un pase para Alfonseda que el de Granollers transformó en el 4-3.

El momento en el que el balón impulsado por Alfonseda llegó a la red de Abelardo

El momento en el que el balón impulsado por Alfonseda llegó a la red de Abelardo / Horacio Seguí - FC Barcelona

Al autor del tanto, hoy presidente de la Agrupación de Jugadores del FC Barcelona desde 2003, no olvida aquella acción: “Tenía 23 años... Fusté me envió un balón en perpendicular al área, toqué con la derecha para evitar la salida del portero y la pelota me quedó para rematarla también con la derecha, pero con el exterior del pie”.

Pese a que todavía faltaban ocho minutos para el final, Alfonseda recuerda el pensamiento que se le vino a la cabeza en aquellos momentos: “Era el gol de la victoria, estaba convencido de que el Valencia no volvería a empatar. La Copa no podía escaparse”.

Agradecimiento sin palabras

Otro de los momentos eternos para Alfonseda tuvo lugar en el vestuario del Santiago Bernabéu: “Nada más entrar me abracé un buen rato con el entrenador. Le agradecí la confianza que me había dado. Desde que llegó, Buckingham me había hecho jugar regularmente, me mejoró la ficha... Si para mí el gol significó mucho, para él también. Fue un agradecimiento mutuo. Vino a decirme, sin palabras, que había confiado en mí y yo le había demostrado que no se había equivocado. Me emocioné”.

El recibimiento fue apoteósico, delirante. Desde el aeropuerto de El Prat hasta la Plaça de Sant Jaume, donde una multitud quiso llegar hasta los héroes, tocarlos, agasajarlos, exprimirlos... Alfonseda fue uno de los objetivos de la afición. “Hubo un momento, en la Plaça de Sant Jaume, que sentí un fuerte tirón en el cuello. Alguien había alcanzado mi corbata y tirado de ella. ¡Me ahogaba! Paco Rodri, el segundo entrenador, acudió al rescate y me liberó abofeteando al apasionado hincha. Por cierto, muchos años después coincidimos en un programa de radio y me comentó que solo queria la corbata como recuerdo”.

Alfonseda, apasionado de la historia, entiende que ésta no debe perderse en el tiempo porque “los barcelonistas deben saber de dónde venimos, también los futbolistas actuales. Ellos, como nosotros, los que nos precedieron y vinieron después, luchamos para hacer grande al Barça y sentirlo próximo, quererlo. Este sentimiento no debe perderse nunca”.