El caso ha llegado a la Audiencia Nacional por la 'distracción' de 40 milllones

El 'Neymargate' que acabó con Sandro Rosell

El ya expresidente ha preferido marcharse antes que dar explicaciones sobre los múltiples documentos aparecidos sobre el fichaje 

Ivan San Antonio

El entonces presidente del Santos, Luis Álvaro de Oliveira, su homónimo blaugrana, Sandro Rosell, y su mano derecha, Juanjo Castillo, disfrutaron a finales de 2011 de un arroz caldoso de bogavante en el chiringuito Can Juli de Cadaqués mientras cerraban, con un pacto de caballeros, el traspaso de Neymar. Más de dos años después la realización de un sueño se ha acabado convirtiendo en pesadilla para el presidente del Barça. Poco podían pensar en aquel momento que al presidente le costaría el cargo.  

Ni siquiera haber sido lo suficientemente hábiles para bloquear su fichaje por el Real Madrid ha servido para que Rosell evite la escrupulosidad democrática del club blaugrana. El fichaje de Neymar se ha convertido en el ‘Neymargate’ para el hasta ayer presidente del Barça más votado de la historia. Dijo basta y se marchó. Y eso que la historia arranca con el futbolista del Santos casi fichado por el Real Madrid. A mediados de septiembre de 2011, Neymar pasaba una revisión médica. Quien la supervisaba eran médicos enviados especialmente para ello por el club blanco. El Barça se movió rápido y bloqueó el acuerdo avanzando diez millones de euros. Florentino se subía por las paredes porque su ‘amigo’ Sandro le había birlado al futbolista más deseado del momento, aquel por el que clubs como el Real Madrid y el Barça estaban dispuestos a cometer locuras. La diferencia entre los blancos y los blaugranas es que allí dicen que mandan los socios mientras Florentino Pérez hace y deshace a su antojo sin oposición, mientras que en el Barça Sandro Rosell se debe, de palabra y de hechos, a los que le votaron. 

Y uno de ellos, Jordi Cases, se ha encargado de demostrar esta máxima de forma empírica y ha sido el  responsable de dinamitar la actual junta directiva blaugrana. Vestir a Neymar requería del uso de “ingeniería negociadora”, pero, sobre todo, requería de poner encima de la mesa muchos millones, tantos que se hacía muy complicado explicar el multimillonario gasto en un solo jugador a todo los socios. Seguramente ahí radica el error de base, esconder el verdadero coste de la operación a los que, con su aportación anual, la financian en gran parte. Jordi Cases pidió explicaciones y no se las dieron, así que pasó a la acción. El socio no solo presentó una moción de censura a finales de septiembre que retiró a inicios de noviembre, sino que, junto al abogado Felipe Izquierdo, pidió vía judicial las explicaciones referentes a los 40 millones de euros que el club pagó a N&N, una sociedad que preside el padre de Neymar. Cases quería saber en concepto de qué se realizó ese gasto. 

El club siempre ha mantenido que “el coste total se eleva a 57 millones de euros”, tal y como aseguró el vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu, el día de la presentación del brasileño, el 3 de junio de 2013. La cifra ascendió 17 millones más de lo que habían previsto “por la intromisión del Real Madrid y otros clubs han hecho subir la operación”. Lo que no explicaron entonces es que, además de los 57,1 millones, existen otros pagos que aún no se han realizado y que se acometerán durante los próximos cinco años. Se trata de contratos depositados en la Audiencia Nacional y que deberá analizar al detalle el juez Pablo Ruz. Contratos con sumas millonarias a cambio de diferentes servicios como búsqueda de jugadores, de contratos de publicidad o de ayuda a favelas. Todos ellos conteniendo una cláusula en la que se libera de objetivos concretos al padre de Neymar como condición obligatoria para recibir las sumas de dinero, lo que significa que cobrarán sin tener que hacer nada a cambio. 

Toda esta información, aparecida el pasado lunes en El Mundo, provoca una grave crisis institucional en el club. Sandro Rosell, sin embargo, evita dar explicaciones sobre los contratos en la rueda de prensa que dio la junta directiva por la tarde para explicar la remodelación del Camp Nou. Se basa en las cláusulas de confidencialidad que contienen los contratos. Además, pide que el juez Ruz le permita declarar en sede judicial para hablar sin romper lo firmado. Sin embargo, El Periódico publica el miércoles que las cláusulas de confidencialidad no existen en todos los contratos y, de hecho, no existe en el que Jordi Cases pidió explicaciones. Ante la concatenación de informaciones que ponían en duda la gestión del fichaje de Neymar,  Sandro Rosell decidió dimitir. Marcharse. Lo hizo leyendo su renuncia sin permitir pregunt. Será hoy cuando Josep Maria Bartomeu se someta a las preguntas de los medios de comunicación. El ya ex presidente prefirió dimitir antes de arrojar luz sobre los contratos de un fichaje que le ha costado el cargo.