A Neymar se le han fundido los plomos

Neymar, como el resto del equipo azulgrana, ha bajado en su rendimiento de forma alarmante. De aquel juego alegre, fiable y eléctrico del brasileño durante toda la temporada hemos pasado a ver a un jugador que es todo voluntad, sí, pero de escasa efectividad en los últimos tiempos. Ante el Valencia lo intentó todo, luchó hasta el final, se dejó la piel y sudó la camiseta, pero a un jugador como Neymar se le exige algo más, que marque la diferencia, que sea resolutivo, que aporte ese valor diferencial que le ha convertido en uno de los mejores jugadores del mundo.

Neymar tuvo en sus botas la oportunidad de abrir el marcador. Con 0-0, Leo Messi le dio un pase magistral al espacio que le permitió situarse solo ante el meta Alves. Neymar intentó una vaselina, pero el guardameta valencianista le leyó la intención y despejó el balón de forma felina evitando el tanto azulgrana.

El segundo tiempo del brasileño fue la constatación de la desesperación. De un quiero y no puedo. Todo voluntad, pero escasa efectividad. Se peleó con todos sus marcadores, incluso recibiendo una cartulina amarilla. Sus maravillosas incursiones se quedaron prácticamente en nada y sus regates no fueron solución alguna. No pudo irse de nadie. Se perdió. Una pena que en el tramo final de la temporada, a Neymar, como al equipo azulgrana en general, se le hayan fundido los plomos.