La nave azulgrana tiene un nuevo comandante

Lenglet pisó a Arturo Vidal y se marchó cojeando

Arturo VIdal finalizó el partido cojeando después de que Lenglet pisara por error a su compañero en una de las últimas jugadas del partido / LALIGA

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

La ‘performance’ del Barça en el derbi fue casi perfecta. Pero hubo detalles que fueron especialmente destacables, más allá de los habituales (y no por ello menos valiosos) como podría ser la exhibición de Lionel Messi. Valverde apostó por un centro del campo de músculo, trabajador, experimentado. Ante la baja de un Arthur que parecía tener la plaza asegurada ha ido irrumpiendo un jugador que empezó lejos de su mejor tono, pero que pasito a pasito ha ido ganando galones a medida que iba alcanzando su mejor punto a nivel físico. Ver a Arturo Vidal sobre el césped del RCDE Stadium ayer fue una verdadera gozada. Lleva ya unos cuantos partidos rayando a gran nivel, pero me atrevería a decir que la de ayer fue su confirmación, su golpe de la mesa definitivo desde que viste la camiseta del Barça.

La llegada del chileno estuvo rodeada de un halo de incertidumbre, casi de desconfianza. Pocos tenían la certeza de que a su edad y habiéndolo ganado prácticamente todo pudiera llegar a ser el ex de Bayern o Juventus útil para la causa azulgrana. Lo cierto es que lo empieza a ser. Y de verdad. En un Barça con múltiples facetas, Vidal le viene a Valverde como anillo al dedo. En el derbi tocó una versión del cuadro azulgrana vertical, frenética, de ‘picotazos’, lejos de la posesión estática y el juego de posición que ofrece en otras ocasiones. Los datos de posesión son bastante significativos (el Barça no pasó del 55%). Y en ese escenario el chileno brilló con luz propia. Estuvo omnipresente sobre el verde. Llegó sin parar desde segunda línea, estuvo buscando el gol hasta el mismísimo minuto 90 y no paró de trabajar. Sobre todo eso.

Pura energía sobre el verde

Siempre con su lenguaje corporal tan característico, lleno de energía, transmitiendo mucho a sus compañeros, Arturo defendió como un jabato. La ‘guindilla’ a su actuación la puso casi sobre la bocina cuando realizó un ‘tackle’ a su propio compañero Lenglet y este le pisó en una acción muy fea. Salió cojeando del campo, pero rápidamente sacó a pasear su sonrisa. Una sonrisa a la que el público azulgrana comienza a acostumbrarse. Y le empieza a gustar. Arturo se ha ganado un puesto en el once por empeño, por tesón y porque ha ido encontrándose a gusto a medida que iba viéndose mejor físicamente. Si mantiene este elevado nivel de exigencia parece muy complicado que Valverde tenga motivos de devolverlo al banquillo.

No para de animar a Dembélé, tiene buen rollo con Messi y Suárez, es solidario en sus esfuerzos…Lejos parecen haber quedado esas malas vibraciones de hace unas semanas cuando su situación no cambiaba y parecía condenado al banquillo y realizó alguna declaración desafortunada ante la prensa. Pero así es el Rey Arturo, así las gasta el nuevo comandante de una nave, la azulgrana, que está encantada de todo lo que transmite el chileno.