Muniesa: "Durante tres días pensé que Xavi se iba"

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Marc Muniesa, jugador culé de los 10 a los 21 años, vive confinado junto a su familia en Doha. Llegó el pasado verano para firmar por el Al-Arabi. Vecino de Xavi Hernández, vivió de cerca su posible fichaje por el Barça y está seguro de que está listo para el reto que supone el Camp Nou. El futbolista de Lloret de Mar atiende vía telefónica a SPORT para hablar del club blaugrana, de cómo ve su situación desde la distancia, de la crisis provocada por el coronavirus y, también, del futuro de Xavi como técnico.

¿Cómo le va?

Bien, la verdad es que muy bien. La familia se ha adaptado muy bien, los niños van al cole… Hacen las clases en inglés y Biel, que tiene año y medio, ya dice algunas palabras.

¿Por qué Qatar?

Bueno, antes de tomar la decisión hablé con mucha gente. Hablé con Xavi, con Félix Sánchez, Víctor Vázquez, con Cristian Ceballos… Les pregunté un poco cómo se sentían aquí y todos me dijeron que estaban muy contentos, que si tenía familia era un sitio espectacular.

¿Y así es?

Sí, vivimos en una urbanización cerrada. Le llaman ‘compound’, tenemos piscina y estamos muy cómodos. Nos juntamos una diez familias con niños y solemos hacer cenas juntos. Aquí también vive Xavi Hernández, su hermano Òscar y miembros de su ‘staff’. Todo ayuda a sentirte más cerca de casa. No es como en Inglaterra, donde estaba solo con mi mujer. Es verdad que allí empiezas a descubrir cómo se vive solo, pero aquí lo haces en familia, con todos los niños. Ha sido todo más fácil.

¿También en lo futbolístico?

No es la Premier, pero me ha sorprendido el nivel. Recuerdo que, jugando en el Girona, jugamos un partido contra el Al-Arabi. Ganamos 2-1 y sí, vi que el nivel era un poco inferior, pero estando aquí he visto mucho nivel. Hay muchos futbolistas de la selección de Qatar, jugadores de Arabia Saudí, de Irán. Muy válidos, muy buenos. Los equipos tienen a cinco extranjeros y los que juegan en los tres equipos ‘top’ son muy buenos. Al-Sadd, el equipo de Xavi, el Al-Duhail, el del Emir, y Al-Rayyan, donde jugó Sergio García, tienen los presupuestos más altos y suelen jugar con cinco extranjeros y seis cataríes.

¿Y las aficiones?

Bueno, es cierto que el tema de la Liga les da un poco igual. Al principio de la temporada, cuando íbamos primeros, el del derbi contra el Al-Rayyan vinieron unos 8.000 aficionados. Suele ir por ahí. En cambio, donde la gente sí que se vuelve loca es en la Copa del Emir, ahí van 45.000 personas al estadio.

Iban. Ahora todo está parado.  

Sí, para nosotros fue una putada porque estábamos en semifinales de la Copa, jugábamos contra un equipo de Segunda y en la otra semifinal jugaban el Al-Sadd de Xavi y el Al-Duhail. Nuestro último partido fueron los cuartos de final. Jugábamos los días 11, 12, 13 y 14 y, cuando acabaron las eliminatorias, lo pararon todo.

¿Todo?

Sí, el cole ya lo estaba desde el 10 de marzo. Una semana más tarde se cerró el aeropuerto, se cerró el país. Y no puede entrar nadie. Solo pueden llegar ciudadanos cataríes, pero nada más aterrizar no les hacen ni la prueba y los ponen en cuarentena. El resto de la gente que vivimos aquí, si nos vamos ya no podemos volver a Qatar. Un compañero fue padre el día antes de que lo cerrasen todo y su mujer está en Alemania. No ha podido viajar para ver a su hijo, pero bueno, lo entiende. El resto de servicios, restaurantes, tardaron un poco más, pero ahora estamos como en cualquier otro sitio.

¿Está previsto cuándo regresará la normalidad?

El 14 o 15 de marzo nos dijeron que el 29 sabríamos algo, pero yo creo que en abril no jugaremos y, si lo hacemos, será en mayo. También está sobre la mesa cancelarlo todo, aunque la final de la Copa sí podría disputarse en octubre.

¿La gente está concienciada, cumple el confinamiento?

Ahora está todo el mundo en casa, las mezquitas también están cerradas. La gente se concentra en bloques de pisos y algunos lo hacen en las terrazas, incluso en los áticos de los edificios, pero para rezar.

¿Cómo?

Que se juntan para rezar, pero a algunos les han pillado y les sancionan muy fuerte.

¿No pueden rezar en casa?

Es lo que les piden que hagan, solos y en casa. Nosotros tenemos la suerte de que vivimos en una urbanización cerrada.

¿Salen a comprar?

Solo una persona puede ir al súper. Y está todo muy controlado. Desinfectan los carritos de la compra, todo el mundo va con mascarilla y guantes.

No es de los países más castigados.

No, pero ya son unos 600 infectados y el otro día murió la primera persona por coronavirus.

¿Y los entrenamientos?

El club nos envía cada día vídeos y una pauta para trabajar en casa. Tenemos que grabarnos haciendo lo que nos piden y luego enviarlo. También nos permiten ir a entrenar al campo.

¿Al campo? ¿Con el equipo?

No, es voluntario y en solitario, pero vestidos con nuestra propia ropa y, eso sí, con el chaleco ‘gps’ que todos tenemos. Antes tienes que hablar con los directivos del club, y ellos te dan hora para poder estar media hora en el campo de fútbol.

Curioso.

Sí, pero ahora tengo el coche en el mecánico y no salgo.

Así no se mueve. ¿Qué tal la vida con sus ilustres vecinos?

(Ríe). Bueno, no solo con Xavi, también con Òscar, con Sergio Alegre, su segundo, con David Prats, que es analista… Nos vemos cada día porque nos llevamos muy bien. Además ellos están todo el día juntos porque no paran nunca de trabajar.

Hace poco recibieron la visita de Abidal y Òscar Grau.

Sí, sé que vinieron, pero desde fuera parecía todo un poco liado. Durante tres días parecía que igual se iba. A mí me sabía mal porque nos llevamos muy bien y a nivel personal habría sido una gran pérdida.

¿Hubo opciones reales?

Xavi tenía muchas ganas, pero al final no se dio.Tarde o temprano acabará entrenando al Barça.

¿Le ve preparado?

Es un motivador, busca continuamente motivar a la gente. Cuando  sonaba para el Barça, muchos jugadores cataríes de mi equipo me comentaban que los cataríes del Al-Sadd querían que se quedase.

Buena señal.

No querían que se fuera porque es un referente y por su manera de entrenar, todo con pelota y dinámico.