Historia SPORT

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Muniain, el “loco del fútbol” que rechazó al Barça para replantear la historia del Athletic

Iker agilizó la política deportiva de los leones, que hasta entonces se habían mostrado demasiado temerosos con la posibilidad de que sus jóvenes promesas quemaran etapas

El club blaugrana intentó fichar al navarro cuando tenía once años: "Tengo el contrato en la habitación. Subo a por él y lo firmamos ahora", propuso a sus padres un representante culé

Athletic - FC Barcelona | El golazo de Iker Muniain a los dos minutos de partido

El golazo de Iker Muniain a los dos minutos de partido / RFEF

Jordi Carné

Jordi Carné

El Athletic Club se siente tan orgulloso de la filosofía tan especial y peculiar a la que le rinde fidelidad que tiene reservado un apartado de su página web para presumir de ella y explicarla a los pocos aficionados que no la conozcan. La institución vasca, radicada en Bilbao, se caracteriza por “la defensa de unos valores cada vez menos frecuentes en el deporte” y por “el orgullo por lo propio reflejado en su máxima expresión con la política de cantera”, que “marca la diferencia con cualquier otra forma de entender el fútbol”.

En las filas del Athletic solo pueden jugar los y las futbolistas formados en clubes de Euskal Herria, que engloba las demarcaciones territoriales de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra, Labort, Sola y Baja Navarra. También, por supuesto, los jugadores y jugadoras que hayan nacido en alguna de las regiones mencionadas. Esta innegociable política deportiva permite al equipo tener una personalidad y un sentimiento de pertenencia tan robusto que los ‘leones’ no saben lo que significa descender a Segunda División pese a convivir con una sustancial limitación a la hora de acudir al mercado para reforzar su plantilla.

Una de las joyas más relucientes, brillantes y especiales que se ha moldeado en Lezama en el presente siglo ha sido Iker Muniain Goñi (Pamplona, 1992). Y no solo por su centelleante talento en un club y un fútbol vasco más guerrero que mago, más batallador e intenso que habilidoso. También por el carácter revolucionario y rebelde del navarro, que trasciende los terrenos y su ciega pasión por el balón, un entusiasmo incomprensible para los que no lo sienten e imparable para quienes intentan interponerse en su camino. Incluso la gestión de la joya de la corona del Athletic, su fútbol formativo, sucumbió a su condición alborotadora.

“Cuando llegué al Athletic, me sorprendió que los escalones estuvieran tan marcados, que no se pudiera subir a un jugador por encima de su techo porque al que le tocaba estar ahí se podía desmotivar. Igual que creo que existe el fracaso escolar, creo también que existe el fracaso deportivo. Cada futbolista tiene que subir cuando esté preparado para hacerlo. Si no es así, se puede ir desilusionando y puede ir perdiendo nivel, porque su cuerpo requiere más exigencia”, explica Joaquín Caparrós en el libro ‘Iker Muniain. Un balón, un escudo, una vida’, de Patxi Xabier Fernández (Panenka, 2021).

Muniain: "Muniain: "No quiero estar en el mercado. Quiero permanecer siempre aquí"

Muniain renueva sin cláusula de rescisión / ATLAS

El técnico de Utrera, que nunca mira “el DNI de los jugadores”, convirtió a Muniain, con 16 años, siete meses y once días, en el segundo futbolista más joven en debutar con el equipo rojiblanco. Para lograrlo, tuvo que agilizar y replantear la política deportiva de un Athletic que hasta entonces se había mostrado demasiado temeroso con la posibilidad de que sus jóvenes promesas quemaran etapas y dieran más pasos (o más rápidamente) de lo establecido. Los ‘agitadores’ no entienden de normas ni preceptos. Iker, un “loco del fútbol” tal como lo denomina Jurdan Mendigutxia –diplomado en Fisioterapia y ángel de la guarda del futbolista en sus dos graves lesiones de rodilla–, no nació para encajar en patrones.

Tiró "el corazón"

Muchos aficionados culés recordarán con resquemor el auténtico golazo que Muniain marcó al Barça hace pocas semanas, en San Mamés, en el encuentro de octavos de final de la Copa del Rey. La historia podría haber sido muy diferente. La vida, como los partidos de fútbol, se decide por pequeños detalles. El club blaugrana intentó fichar a Iker cuando tenía 11 años. Durante un campeonato de selecciones autonómicas en Canarias, un representante de la entidad culé se reunió con sus padres y les hizo una oferta. “Tengo el contrato en la habitación. Subo a por él y lo firmamos ahora”, les planteó.

La extrema competencia en Barcelona y el radical cambio de vida que implicaba aceptar la propuesta barcelonista llevaron a los Muniain Goñi –empeñados en escoger "el mejor destino desde todos los puntos de vista"– a decantarse por un Athletic. “Ronaldinho y el Barça me gustaban muchísimo, pero tiró más el corazón”, narra ahora el ‘10’, orgulloso de haber cumplido un sueño. En Lezama aprendieron la lección. Prueba de ello es que, en categoría de cadete, solo hacían jugar a Iker unos 20 o 30 minutos para no exponerlo a ojos de otros equipos. Cualquier precaución era poca. No podían dejar escapar a un talento generacional.