MSD: El regreso del tridente

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Neymar dejó un vacío en la banda derecha del Camp Nou y una bolsa llena de billetes en las oficinas del club. La inesperada marcha del brasileño obligó a gastarse parte del botín en un futbolista que pudiera llenar su ausencia y el elegido fue Ousmane Dembélé. Extremo, imprevisible, asistente y descarado, un jugador por el que el Barça pagó 105 millones que, si el francés lo vale, pueden llegar a ser 147, la cifra resultante de la suma del 40% de los 105 millones. 

La lupa ha acompañado a Dembélé desde que llegó porque su precio y el encargo de sustituir a Neymar obligaban a ello. De ahí que su primera temporada fuera decepcionante. Las lesiones no le permitieron tener la regularidad necesaria para ganar protagonismo. Tampoco Valverde le vio maduro para mantener el 4-3-3 con el que Neymar, Suárez y Messi convirtieron al Barça en una máquina de matar, pero que acabó partiendo al equipo en dos. El técnico optó por gestionar su primer año como la transición necesaria para que el galo descubriera todos los rincones de su nueva casa. Mucho se habló de él: que si comía mal, que si malas compañías, que si muy inmaduro… Se dijo, incluso, que el fichaje de Malcom le abría la puerta de salida, que le invitaban a buscarse la vida lejos de Barcelona. Dembélé oyó, cayó y siguió a su bola, como hace sobre el césped, cuyo fútbol es un reflejo de su atrevida juventud. Valverde, que tiene más información que nadie para tomar decisiones, escrutó en silencio su evolución y espero el momento para devolverle al Barça el tridente que Neymar dejó huérfano.

Dembélé ha acompañado a Suárez y Messi en los seis partidos oficiales disputados hasta la fecha. Todos. No se ha perdido ni un solo encuentro, confirmando que la apuesta de Valverde es firme, no circunstancial. Y el técnico ha visto cómo el francés responde en cada partido, no solo aportando goles, sino mostrando un crecimiento sostenido en el juego, vertical sin complejos, pero cada vez más asociativo. Dembélé, como hacía Neymar, desborda, asiste y marca, liberando a Suárez y Messi de gestionar el monopolio del gol y obligando al rival a multiplicarse para frenar las embestidas. Los goles les avalan porque sus números recuerdan a los del extinto tridente, que arrancaron las tres temporadas con cifras similares: diez goles en la 14-15, nueve en la 15-16 y dieciséis en la 16-17. Dembélé (5), Messi (7) y Suárez (3) suman en este inicio de campaña quince goles. Al Barça le está permitido soñar. 

Defensa incondicional de Valverde

El Txingurri no tuvo dudas durante la pretemporada cuando le preguntaban sobre el papel que iba a tener Dembélé en el equipo este año: “Es un jugador con muchísimo talento. Tiene técnica, maneja las dos piernas, es rápido y desborda. Nos puede ayudar mucho, pero es joven y necesita un proceso de adaptación”, le describió en rueda de prensa. Y añadió: “Esperamos que sea importante y pueda explotar”. El francés aceptó el reto y está respondiendo a la confianza dando la razón a su entrenador confirmando todo lo que dijo de él. 

Sin competencia en la plantilla

La llegada de Malcom se interpretó cómo una manera de presionar a Dembélé de cara a una posible salida durante el pasado mercado de verano. Sin embargo, el extremo francés encontró en el técnico a su gran valedor y su apuesta inequívoca por él en detrimento del brasileño es una realidad incontestable. De hecho, Valverde dio a entender en rueda de prensa que Malcom era un fichaje de la dirección deportiva que él no había pedido: “Es un jugador que el club conoce desde hace tiempo y que al final se decidió ficharle. Es un jugador joven, con proyección, que el club piensa que nos puede ayudar. En cuanto a ser titular o no, depende del rendimiento de cada uno”. El brasileño solo ha jugado seis minutos, los últimos del compromiso liguero en Valladolid. Antes no había contado para Valverde y, tras lesionarse el 3 de septiembre en un entrenamiento, aún no ha regresado al equipo. Pese a que le diagnosticaron una semana, el jugador sigue sin encontrarse al cien por cien y a la espera de poder recibir el alta médica.