El Motín del Hesperia, la página más negra de su mandato

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Por primera y única vez en la historia del fútbol español, una plantilla de jugadores pedía la dimisión de su presidente / Zoltan Czibor

Toni Frieros

Toni Frieros

Era jueves 28 de abril de 1988, pasadas las cinco de la tarde. Los teléfonos de la redacción habían sonado a media mañana para convocarnos a una rueda de prensa que se presumía ‘calentita’. Los jugadores del primer equipo del FC Barcelona, que un mes  antes (30 de marzo)  habían conquistado la Copa del Rey ante la Real Sociedad en Madrid (1-0),  citaban a los medios de comunicación, no en el Camp Nou, sino en el Hotel Hesperia de la calle Vergós, donde últimamente se concentraban los jugadores entrenados por Luis Aragonés. 

Al entrar en la sala de conferencias del citado establecimiento, nos encontramos con veintidós jugadores sentados frente a los periodistas. Solo faltaban a esa cita Gary LinekerBernd Schuster y el canterano López-López, convalenciente de una operación.

Con semblante serio, y en un clima tenso que se podía cortar con un cuchillo, el capitán del Barça, José Ramón Alexanco, flanqueado por Ramón María Calderé y Víctor Muñoz, y secundado por el técnico Luis Aragonés, pasó a leer a los presentes, sin preámbulo alguno, una carta de siete puntos.

Poco a poco todos los presentes empezamos a interiorizar la magnitud y consecuencias de esa rueda de prensa. Alexanco dejó caer la primera bomba al acusar al presidente del club, Josep Lluis Núñez, y a la directiva azulgrana,  de “intentar dividir a la plantilla” y  que “la profesionalidad y honestidad de la plantilla no puede poner en duda”.

Al leer el segundo punto de la misiva dijo  que “hemos perdido toda la confianza en el presidente, que nos ha decepcionado como persona y humillado como profesionales”. Continuó diciendo Alexanco que “nos sentimos totalmente engañados por el presidente al no haber cumplido los compromisos pactados”.

Dimisión

Denunciaron los jugadores que no existía “relación humana” con el presidente y que no se atrevió a bajar al vestuario para felicitarles tras la consecución de la Copa del Rey “por miedo a una aireada reacción ante el presidente de la Generalitat y el alcalde de Barcelona”.

Para poner punto y final a su intervención, Alexanco dijo que “aunque la petición de dimisión es un derecho de los socios del club, la plantilla sugerimos dicha dimisión”.

Por primera vez en la historia del fútbol español, una plantilla profesional de la relevancia deportiva y social como la del FC Barcelona creía tener los motivos y argumentos suficientes para solicitar una medida tan grave... e histórica. Acababa de nacer el Motín del Hesperia.

Aunque Victor Zubizarreta, en el turno de preguntas y respuestas, dijeran que el tema económico no era la única razón que les había empujado a dar ese paso, la realidad era muy distinta. ¿Qué ocurrió exactamente para que los jugadores declararan la guerra públicamente a su presidente? La razón había que encontrarla en la decisión de la Agencia Tributaria de no permitir que los jugadores de fútbol profesionales cobraran más del 15% de su sueldo en concepto de  derechos de imagen. Es decir, el 85% restante tenía que tributarse como rendimiento de trabajo y soportar la retención correspondiente.

De golpe, los jugadores del Barça se encontraron que pasaban a cobrar casi la mitad de lo que venían percibiendo, de ahí que todos hicieran cola ante el despacho de Núñez para arreglar la situación, que nunca, salvo en contadísimos  casos (Schuster  Lineker), se resolvió a satisfacción de los jugadores.

Hasta la aparición de esta norma tributaria, el FC Barcelona, y el resto de clubs, habían hecho de su capa un sayo. Había jugadores que percibían cerca del 80% de su salario ordinario  a través de los derechos de imagen, que tenían una retención mucho menor que por el rendimiento del trabajo (contrato federativo).

Los jugadores que protagonizaron el Motín del Hesperia fracasaron estrepitosamente en sus intenciones, porque no solamente no consiguieron derriban a Núñez y a su directiva, sino que provocaron un gran terremoto social donde  la afición del FC Barcelona se les echó encima: “Lo que más me duele es que la afición nos tome por peseteros”, dijo Alexanco.

Dos días después del intento de revolución, el Barça recibió en el Camp Nou al Real Madrid, que ya era campeón de Liga y que fue recibido por los azulgranas con el preceptivo pasillo. La afición recibió con pitos a los suyos... y los despidió con aplausos, ya que, a pesar de las difíciles circunstancias, fueron capaces de doblegar al Real Madrid por 2-0.

Acabada la temporada más surrealista de la historia del FC Barcelona, Josep Lluis Núñez no se desvió ni un milímetro de la dirección que quería tomar. Y las decisiones de calado fueron llegando una a una. La primera fue prescindir de Luis Aragonés, a quien no se le renovó el contrato a pesar de haber ganado la Copa del Rey y ser del agrado de los jugadores. Acto seguido se hizo oficial la llegada de Johan Cruyff que fue vista, como ya ocurriera como jugador en 1973, como la ‘gran salvación’ para el barcelonismo.

Cruyff lideró una revolución de la plantilla donde se dio la baja a catorce  jugadores ( Calderé, Urruti, Rojo, Clos, Manolo, Covelo, Pedraza, Gerardo, López López, Víctor Muñoz, Moratalla, Nayim, Schuster y Amarilla). En aquel verano del 88, el Barça solo conservó  una decena de jugadores: Zubizarreta, Migueli, Urbano, Robert, Julio Alberto, Salva, Cristóbal, Carrasco, Lineker y Alexanko. Por increible que pareciera, no fueron defenestrados dos de los grandes instigadores del Motín: Alexanco Zubizarreta. Dicisión de Cruyff.

Algunos de los protagonistas de aquel intento de golpe de Estado dijeron que se equivocaron en las formas y más de un directivo estaba convencido que detrás había una mano negra para intentar echar a Núñez de la presidencia. Cuatro años después del suceso más grave en la historia del Barça llegó el título más importante: la Copa de Europa.